A lo largo de los últimos seis años, Edgar Mondragón logró convertir a la pieza principal de su examen promocional en uno de los proyectos más interesantes de la industria nacional.
Para obtener su título, el músico produjo una canción titulada como ‘Presentimiento’ bajo la idea de “demostrar los alcances comunicativos y expresivos del sonido”. Su proyecto fue el modificar un tono puro de Do a 44000Khz para crear todos los sonidos sintetizados de la pieza final. Trabajó desde un punto de vista académico, estudiando las propiedades físicas del sonido, la sociología detrás del arte y los símbolos.
La canción que entregó Edgar le desencadenó un interés por hacer más música. Empezó a dar shows en vivo junto con un par de amigos: Erik, que empezó a tocar la guitarra y Jimena, en las cajas de ritmos. Poco después se unió Luis como baterista, lo que desencadenó que naciera bajo el nombre de Mondragón un nuevo proyecto de música electrónica con tintes del down-tempo de productos contemporáneos como Flume y la folktrónica de Caribou.
La música siempre ha sido la piedra angular de mi vida y en los últimos 6 años esta pasión se ha intensificado al punto de ser casi una actividad profesional.
La historia de este proyecto musical puede ser confusa, pero al mirarla de cerca se vuelve muy fácil de entender. Más si esta historia se entiende como algo poco planeado, en donde todo ha fluido de manera orgánica y se ha acomodado en el tiempo y espacio donde debe de estar.
Todo inició en 2012 cuando abrí mi propia cuenta en Soundcloud. Escogí varias maquetas que me gustaban y las subí con el único afán de compartir con mis amigos. “¿Nombre del interprete? Sí, mi apellido, ¿qué más da?”.
De ahí todo se disparó y después de 3 años de rechazar presentaciones en vivo (parte por miedo escénico y parte por no saber de la existencia de los controladores MIDI), decidí formar una banda para tocar todas estas ideas en vivo y junto con Jimena, Erik y Lulo me volví una cuarta parte de esta explosión de sonidos a la que por acuerdo mutuo decidimos seguir llamando Mondragón.
Una campaña exitosa en Kick-Starter, un álbum debut en vinilo y presentaciones memorables dentro de festivales como el Friendstival, Nrmal o SXSW nos hicieron ver todo con una perspectiva diferente, y en mi caso empujar por mi pasión por la música electrónica de un corte más contemplativo y con una narrativa más fílmica-audiovisual.
En 2018 decidí regresar a componer música por mi cuenta y el resultado ha sido firmar con mi nombre completo dos EP’s a los cuales les tengo mucho cariño y que han sido titulados como Alba y Pleamar.
El último se estrenó el pasado 17 de agosto y está construido en torno a una emoción muy concreta: la nostalgia de lo que no fue, pero que en un punto fue posible. Sampleos, sintetizadores, grabaciones de campo y una obsesión por el rompimiento de la narrativa dan vida a 6 tracks en donde el ambient, el drone, el techno y algunos guiños al noise convergen.
¿Mi objetivo? Hacer que la mente de las personas que me escuchen flote a otro lugar, uno desconocido, uno añorado o uno que tal vez nunca sucedió pero que siempre ha estado ahí presente.
-Atte. Edgar Mondragón