MF DOOM: El villano favorito de tus héroes favoritos #RetratosÍntimos

// Por: Staff

mar 12 enero, 2021

Por: Ernesto Cruz Yáñez

#RetratosÍntimos es una nueva serie de WARP en la cual profundizamos en la psicología de la obra de los artistas más relevantes de la industria musical. En este caso, hablamos de la leyenda del rap underground MF DOOM.

El 12 de abril de 2013, durante el primer viernes del Coachella de aquel año, un evento anómalo para el resto del mundo pero muy común para los estándares del festival que se lleva a cabo en Indio, California opacó las presentaciones de un line up que incluía a Wu Tang Clan, Nick Cave y a Blur (sólo por mecionar algunos): a las ocho en punto de la noche y sin sets en transcurso, todas las luces se apagaron, las activaciones de marca dejaron de hacer escándalo y de las bocinas empezó a salir un riff pegajoso de Funk.

Como era de esperarse, los asistentes, muy extrañados,  empezaron a mirar en todas direcciones para identificar el origen del caos, hasta que el logotipo de Daft Punk apareció en todas las pantallas, y detrás de él, Pharrell Williams, Nile Rodgers y las figuras de ambos robots tocando la batería y el bajo. Lo que estaba presenciando la gente no era una aparición sorpresa, era el teaser de Random Access Memories, el álbum de la banda que se estrenaría en el mayo próximo. Un momento que apenas duró dos minutos.

Al año siguiente, cuando llegó el momento estelar en el que Arcade Fire cerraría la edición 2014 de Coachella, los siete miembros de la banda canadiense arribaron al escenario con las ya emblemáticas cabezas de cartón de la era Reflektor. De manera sorpresiva empezaron una versión downtempo de ‘Get Lucky’, el éxito dance que había sonorizado el planeta durante los meses recientes. Win Buttler se acercó a su micrófono y con tono perverso anunció que tenían  un par de invitados especiales para esa noche: con trajes 100% blancos como los que portaron en los Grammys de ese año, Daft Punk se situó al frente de un par de sintetizadores y se ‘’agregaron’’ al ensamble.

La velocidad que desde entonces caracterizaba a Twitter disparó el hashtag donde millones presumían que la gran banda del momento había invitado al gran mito de nuestra generación. Y todo lo que sube, tiene que bajar. A los tres minutos de su irrupción, ambos droides comenzaron a comportarse raro y se hizo evidente que se trataba una broma de proporciones legendarias.

Pasados los días, Guy-Manuel de Homem-Christo, miembro REAL de Daft Punk y amigo personal de la gente de Arcade Fire, declaró lo siguiente en una entrevista para Stereoplay: ‘’Me parece muy cómico que los dos momentos más importantes de nuestra vida en Coachella sean unos en los que ni siquiera estábamos  presentes. Esa es la razón por la que seguimos utilizando los cascos: ¿Qué es lo que importa? ¿La imagen o la música? ¿La ficción o aquello a lo que realmente tenemos acceso? ¿Nosotros o nuestras canciones?’’.

AQUELLO QUE HACEN LOS MALOS

A ciencia cierta, de MF DOOM solo sabemos tres cosas: Que se llamaba Daniel Dumile, que murió el 31 octubre del 2020 y que un día ofició la boda de su amigo Egon. Muy poco para alguien cuya  mitología es tan robusta. Y es que la villanía auto-impuesta por el hombre de la máscara de hierro no se deriva de la concepción global de la maldad, sino del esfuerzo por antagonizar a una industria que engulle sueños e inquietudes y regurgita estereotipos y ataduras creativas.

‘’I got the most dreaded costume on the face of the earth,
A lot of ‘em sounds like they in a talent show
So I give ‘em something to remember like the Alamo
Came back from five years
Laying and stayed the same.
In this land of lyrical lost:
I’m not the cool sleekstak
But I’m the one who might stop and talk to you
Poisined a few men who be biting styles
I’m like the pork too’’. 

A pesar de la aparente hostilidad, Dumile conceptualizó su trabajo de los primeros años  como un esfuerzo compilatorio de comedia: la secuencia de ideas chistosas que en algún momento se encuentran para adaptarse entre sí y que se acentúan a través de la manipulación de etimologías, pronunciaciones y la ruptura fonética de  sílabas. Un flow que se contrapone a las barras golpeadas  y frenéticas patentadas por las gangsta’ stah y que repelían otras ópticas que no estuviesen dentro del espectro de la batalla por el poder.

Y es que, al samplear a mano, Metal Fingers (el personaje tras consolas de  MF DOOM) perdía fácilmente la sincopa, lo que de cierto modo daba paso a una canción construida desde los errores y que años después se popularizó como método de instrumentación debido a la revitalización que le brindaba al track de origen y que, en consecuencia, permite matizar la velocidad de las rimas.

Quizá, el punto de inflexión  que diferencia la identidad artística de  MF DOOM en contraste con las de sus contemporáneos son las aspiraciones y las influencias. Mientras los MC’s emergentes buscaban intimidar con sus gorras beisboleras de los Yankees y las botellas de champán, El Villano portaba de lado su gorra de los Mets y pasaba horas viendo los VHS que grababa de las presentaciones de Monthy Pyton.

‘’Su desdén por las canciones que hablan de pandillas y despilfarros nos adelantaron 20 años al futuro: DOOM le quitó los prejuicios al sampleo y encontró sonidos en todas partes, en historias que merecen ser contadas y durante años se oxidaron’’ –Questlove para Red Bull Academy.

BASTARDOS

El Villano no se interesó en el Hip Hop como un método para figurar y trascender dentro de un entorno en el que toda su generación explotaba la música en el afán de firmar un contrato millonario y volverse más famosos que el presidente; sino como algo que simplemente pasaba, una de muchas direcciones a las que podía dirigirse con tal de no sucumbir a la letanía de un barrio que replica sus días una y otra vez.

En la transición de los años 80 a los 90, mientras Public Enemy y N.W.A  arremetían frontalmente contra la brutalidad policiaca y el racismo sistémico que los Estados Unidos arrastraban prácticamente desde su conformación constitucional, Daniel Dumile, su hermano Dingilizwe y Rodan utilizaron Kausing Much Damage (KMD) para satirizar la manera en que la misma comunidad afroamericana se segregaba desde el interior al fragmentar con alevosía a los grupos religiosos (principalmente islámicos y cristianos) sin la intención de gestionar acuerdos entre ambas comunidades. Dichas diferencias, según Zen Love X (el primer personaje de MF DOOM), absorbían energía política y los únicos beneficiados resultaban los grupos hegemónicos que realmente los oprimían.

Sin miedo a abrir heridas del pasado, el proyecto de los Dumile le dio exposición a la iconografía y a los componentes de los estereotipos asignados a la gente de color con el objetivo de re apropiarse de todas esas imágenes y palabras hasta banalizarlas y restarles el impacto político; algo que otros MC’s y la industria jamás terminaron de entender.

LA MÁSCARA CROMADA Y LA MÁSCARA OXIDADA

La naturaleza despersonificada de MF DOOM como álter ego responde a la necesidad de estirar al personaje hacia diversas líneas de tiempo en las que tendrá libertad para modificar su accionar según el escenario en el que se desenvuelva. Desde la reluciente imagen de un hombre de hierro que vaticina el fin del mundo (la era OPERATION DOOMSDAY), pasando por King Geedorah –alias inspirado de un temible dragón de tres cabezas- y sus abstracciones respecto a los vicios individuales que aquejan a la sociedad (de la era Take Me With Your Leader); hasta la inspección del deterioro de su salud mental (en la era Born Like This).

Incluso con esa distancia entre las fracciones de su personaje y la que estos mantienen con el público, Daniel Dumile ha impulsado el crecimiento de una comunidad que supere la frontera entre el mainstream y el underground. Por eso no es casualidad que el grueso de su catálogo sea colaborativo, y la energía de éste se debe a la suspicacia que tenía para darle lectura a momentos de ebullición de sus pares artistas y las cosas que podía experimentar con ellos.

“Trabajar con Doom es muy fácil. Siempre sabe lo que quiere aportar al proyecto y se comporta de una manera muy cálida para que tú también te sientas seguro de lo que buscas. De un momento a otro aparece con un par de hamburguesas y al terminar la noche ya hiciste la maqueta de siete canciones”.

Madlib sobre su trabajo con MF DOOM

Pero el sentido de comunidad de El Villano supera cualquier conexión que surja dentro de un estudio de grabación. Su lucha constante por devolver humanidad a una escena regida por los números lo ha llevado a entablar amistades antes que sociedades de trabajo.

“Después de cada sesión de Key To The Kuffs íbamos al departamento de JJ y jugábamos Super Nintendo por horas. Después de eso pasó mucho tiempo para que nos volviéramos a ver. En 2015 yo estaba pasando por momentos muy duros y un día apareció Doom con el Nintendo. Él sabía lo bien que me la pasaba haciendo todas esas cosas”.

The Funkee Homosapien sobre su amistad con MF DOOM

IT’S JUST A FOND FAREWELL TO A FRIEND

La gran penitencia que cumplimos los seres humanos es vivir en un mundo de incertidumbres en el que la única certeza que tenemos es la muerte; sin embargo, el espectro de esa certidumbre que es la muerte no funciona como evento único e inédito: la primera planta que ves marchitar, la inyección que pone a dormir a tu  mascota de la infancia, el cáncer de tu abuelo y ocaso de las madres. Resulta entonces que nuestro ciclo en el mundo material se construye a partir de la capacidad que tenemos para tolerar las ausencias.

Daniel Dumile –que llegó a este mundo sin máscara- nació en Inglaterra y es hijo de una mujer trinitense y un hombre zimbabuense. A muy corta edad se mudó a Nueva York. A los 18 años debutó como rapero y a partir de ese momento publicó 19 discos de manera oficial y varios más que jamás tuvieron un lanzamiento formal pero que su público encontró la manera de escuchar.

Fue fan de Charles Bukowski y de los hot cakes. Se hizo llamar Zev Love X, The Villian, King Geedorah, Metal Fingers, Viktor Vaughn, Madvillian, DANGERDOOM, JJ DOOM, GG DOOM, MA_DOOM, BADBADNOTDOOM y MF DOOM. Sus grandes interacciones con la pérdida las vivió a través del fallecimiento de su hermano en 1993 y de su hijo en 2017. Ahora él tampoco está y durante dos meses no tuvimos idea alguna de que se había ido. Y es que, fiel a su narrativa de antagonista, ni siquiera en el final permite que su ausencia se convierta en shows a blanco y negro ni en obituarios performáticos.

 La música es lo único que importa.