Lugar de Origen: Nueva York, Estados Unidos
Año de Fundación: 2013
Miembros: Matt Stephenson y Sean Kelly
“Estoy sentado en el centro de una playa, me siento en paz. Mis alrededores están cubiertos por luces súper vibrantes y una fauna saturada de color. Hay múltiples cuerpos celestiales cubriendo la totalidad del cielo, tapando las lunas, soles y planetas que están en el horizonte. Son altos, vibrantes y lumínicos, pero no me aterran. No hacen daño. Yo disfruto del calor en medio de las palmeras púrpuras hasta que llega un hombre bajando desde su cápsula estelar. Él está enojado de que yo esté ahí, se baja de su vehículo, presumiendo de una mano robótica y un cuerpo genéticamente modificado. Es demasiado musculoso.
Se acerca a mí con la espalda recta, apretando sus nudillos, y me dice que no puedo estar en la playa, no permitirá que un extraño este en su planeta. Yo le digo que este no es su planeta y él me responde que ahora lo es. Yo le digo, al carajo, y entonces reproduzco una de mis canciones. Somos una raza súper pacífica, pero no permitimos que nadie venga a jodernos, es por ello que hacemos esta música súper loca para que rompa los tímpanos de nuestros enemigos y les saque los ojos de sus cabezas”.
Esta es una historia que construimos con ayuda de Matt Stephenson y Sean Kelly de Machine Girl, un duo de veinteañeros que se ha colocado como la abanderada de una nueva corriente de agrupaciones con estética cyber-punk que nació a mediados de la presente década dentro de Nueva York gracias a la influencia que ha tenido la cultura digital en los productores jóvenes más sobresalientes de la ciudad.
Repleto de ritmos cardiacos creados con enloquecidos beats que cambian su tempo sin previo aviso, rompen con la armonía de las canciones y golpean en su velocidad hasta producir verdaderas jaquecas cerebrales, Machine Girl es una propuesta imprescindible para cualquier interesado en la electrónica experimental. Es el siguiente paso en la música futurista, creada con una mezcla de las melancólicas melodías IDM y la crudeza lírica del digital hardcore.
El proyecto fue creado hace cinco años en la habitación de Matt, “siempre quise hacer algo como esto, desde que me encontraba estudiando la preparatoria. Me encantaba Aphex Twin, sólo escuchaba música experimental y electrónica, así que quería mezclar esas dos cosas. Fue cuestión de tiempo para que alguien me enseñara cómo hacerlo”, me declaró desde el otro lado del teléfono, en su departamento en la ciudad de Nueva York, “así que cuando alguien instaló Ableton en mi computadora, de inmediato empecé a trabajar en la música que terminó por convertirse en lo que hoy es Machine Girl”.
Sobre una estética cyber-punk, repleta de códigos de computadora, máscaras influenciadas en la pintura del black-metal escandinavo y animaciones japonesas, Matt empezó a conectar de inmediato con una adolescencia fundida en la cultura que ella misma empezó a crear. Él pertenece a una generación nativo-digital que no encuentra diferencias entre la realidad física y la cibernética.
Como si se trataran de memes, Matt experimentó de forma brillante con la re-contextualización de iconos impresos en la cultura popular. Sólo que en lugar de fotografías, el productor hizo suyos a los sonidos “es muy divertido usar sampleos de caricaturas y series de anime, a veces lo hago con una razón sistemática y otras sólo porque el mundo de mi proyecto es random”, menciona, afirmando que no le aterra que alguien busque una demanda por infringir derechos de autor. “Hay algo futurista en samplear, de una forma cyber-punk. Básicamente es robar algo, apropiarlo y re-significarlo dentro de tu música. Re-contextualiza lo que dijo el autor original”.
Tal como si se tratara de una película cyber-punk, en la cual el antagonista roba la figura y personalidad de las personas a su alrededor para lucrar con ellas, Machine Girl toma prestadas las palabras de otros, sus personalidades, para nutrir sus propias intenciones. “Creo que robar fragmentos de contenido y salirte con la tuya es un acto muy divertido, sobre todo cuando pertenecen a grandes compañías”.
Hace tres años, tras la publicación y viralización del álbum WLFGR (2016), Sean Kelly se unió al proyecto, aportando su maestría como baterista a la música de Matt. El egresado de conservatorio vio algo increíble en lo que estaba construyendo su antiguo amigo de la preparatoria y decidió sumarle “su energía y acto performativo al proyecto”. De acuerdo a ambos, los tambores han significado una oportunidad de “crear algo primitivo, me gusta ese elemento combinado con los elementos futuristas de la música”.
Aunque la llegada de un instrumento orgánico no ha repercutido en el verdadero enfoque del proyecto, que es una crítica al futuro digital. “Siempre me ha interesado el futuro porque siento que en muchos elementos, el cyber-punk está transformándose en una realidad. La tecnología ya está chingándose muchos elementos de nuestra humanidad, nuestras vidas han empeorado gracias a ella”.
Pese a que no se duda de su popularidad gracias a las millones de reproducciones en sus cuatro álbumes de estudio, previo a esta entrevista no se tenían muchos datos respecto a las personas detrás del proyecto. Es muy difícil encontrar información verídica sobre ellos debido a su perfil bajo dentro del medio y las redes sociales, cosa que resulta en “el querer desaparecer, cada vez quiero alejarme más de las pantallas porque me enloquece el pensar en tener que ser una persona pública en las redes sociales y esas chingaderas. Yo me propongo a no ser la cara de Machine Girl”.
Para ambos, las redes sociales son uno de los elementos más dañinos de la vida actual, una vida a la que ven “basada en interacciones vacías, estimulantes, pero poco compensativas que generan ansiedad y depresión”, una razón por la cual ambos creen que “deriva en problemas emocionales, daña la salud mental de las personas y puede devenir en serios problemas existenciales y esto sólo puede crecer en algo peor. Creo que ha hecho mucho más mal al mundo que cualquier otra cosa”.
Para finalizar, Matt afirma que se siente muy bien de poder seguir una relación de amistad significativa con Sean, algo extraño dentro de las nuevas generaciones. “Creo que las relaciones cada vez son más débiles y que no nos sentimos cómodos formando vínculos profundos, siendo honestos y abiertos con las personas respecto al cómo nos sentimos. Ahora todo es acerca del cómo te presentas en redes sociales, la gente ya no sabe cómo acercarse al otro tanto física como emocionalmente”.
Al finalizar, encontré un interés en común con Sean en la lectura del libro El Fin del Hombre, un texto del politólogo Francis Fukuyama en el cual explica que la extinción de nuestra raza llegará gracias a las modificaciones biotecnológicas, creando grandes brechas entre aquellas familias que podrán incrementar las habilidades de sus hijos y aquellas que no. “Plantea un mundo muy gris que sólo le da un futuro a aquellos que son ricos. Desafortunadamente el cambio climático hará que la gente pobre sea erradicada y las clases medias vivirán vidas horribles y deprimentes”.
Para Matt hay otra posibilidad, “tal vez la gente pobre no sabrá qué tan pobre es porque la gente en el poder las mantendrá sedadas. Es lo que ha pasado en los últimos 50 años, mientras haya posteos en Instagram, estarán lo suficientemente distraídos para no darse cuenta de que sus vidas apestan”.
Ambos afirman “honestamente, el futuro está jodido”.