El álbum que Sufjan Stevens le dedicó a dos de las personas que más lo influenciaron en su vida: su madre Carrie, fallecida en 2012, y Lowell, su padrastro. El séptimo álbum del artista de Michigan intentó llenar el inmenso vacío dejado por el luto. Fue un trabajo para disfrutar en silencio y descubrir esos aspectos personales de Stevens menos conocidos; cuarenta y dos minutos a lo largo de once canciones, en donde el cantautor explora lo más profundo y triste de la vida.
Musicalmente hablando, Stevens coqueteó, a lo largo de su discografía, con varios géneros y estilos. En BQE (2009), combinó la electrónica y la instrumentación sinfónica. En The Age of Adz (2010), la electrónica no desaparece, aunque le cedió terreno a ritmos de otros estilos de música que se fusionaron y crearon una mezcla mucho más ecléctica. Con Carrie & Lowell, mostró una especie de regresión hacia los inicios de su carrera, donde predominaba el folk. Su último trabajo es una joya íntima, cristalina, emocionante y sincera.
A lo largo del disco vuela y se palpa una cierta melancolía que a veces puede ser sofocante, donde Sufjan Stevens le hace un guiño al oyente, le abre la puerta y lo invita a pasar a conocer esa poética confesional puramente honesta. Busca que la canción se envuelva en una relación francamente íntima con el espectador. Nos hace parte y nos muestra sus propias historias, sus miedos, ansiedades y decepciones, como nunca lo hizo a lo largo de sus más de 20 años de carrera.
Carrie & Lowell (2015) va más allá de un regreso a los planes acústicos de sus inicios. Stevens revela su frágil estructura familiar. Su madre, que era bipolar, esquizofrénica y adicta (tanto a drogas como a otras sustancias), lo abandonó repetidamente a lo largo de su vida, convirtiéndose en una presencia intermitente. Desde la imagen real, gastada en la portada del álbum, pasando por la pareja formada por con Lowell, hasta las letras y la forma de cantar con susurros, todo confluye hasta conformar un todo. Se unen para contar una historia. La historia de vida del joven Sufjan.
Hay músicas que te reconcilian con el mundo. Hay músicas que son caricias. Que son como abrazos. Como las sonrisas. Hay músicas que son como la amistad, necesarias para hacer a las personas inmensamente felices. Hay músicas que salen del corazón. Y como dijimos antes, hay músicas que te reconcilian con el mundo. Y eso es Carrie & Lowell. El resultado de un proceso de superación. Un disco que cura una pérdida.