Las etapas de un fotógrafo #ThePicTip

// Por: Staff

mar 6 junio, 2017

//Por: Santiago Rodríguez

Muchos fotógrafos que conozco han coincidido que hay ciertas etapas que un profesional debe vivir si es que quiere escalar la curva de aprendizaje de este arte. No siempre es tan extrema, pero espero que ayude a arrojar un poco de claridad de la carrera que espera a los lectores que quieran apostarle a la fotografía. Creo que es bueno prevenir para estar preparado. El progreso implica constancia.

Las etapas son:

1. Modo automático y el “¿cómo fregados uso esta cosa?”

Compras la cámara. La cámara se convierte en uno de los pisapapeles más caros de tu casa, excepto cuando usas una foto ocasional para tu mascota, para la lluvia o para alguna fiesta familiar. Corres en automático y la cámara también. Tomas una selfie en el baño para tu Facebook… lees algo de fotografía y te pierdes con tanta información, no sabemos dónde empezar. Nadie te dice que sólo necesitas unas cuatro o seis cosas para empezar la aventura de la fotografía, pero tienes curiosidad y decides empezar a “ver qué onda”.

2. ¡EQUIPO!

Ya sabes más o menos qué puede hacer tu cámara, te emocionas, se sube la presión, te tiemblan las manos. La cámara empieza a transformarse de un pisapapeles en una herramienta poderosa con la que puedes reflejar la realidad. Ahora necesitamos herramientas necesarias: más lentes, otra PC, un monitor especial, lightroom!, Photoshop, Silver Efex, más flashes, todos los objetivos, la tableta Wacom, un par de backpacks, libros, tripies… Sales con todo el equipo nuevo y reluciente al mundo. Y te regresas a tu casa porque olvidaste la cámara en la mesa del comedor.

3. “¡Todo se ve maravilloso!”

Amamos todos los estilos, los tipos de fotografía. “Mi cámara toma las mejores fotos”. Sube la saturación del color, ponle viñeta, todo es espectacular y nuevo. Voy a fotografiar más bicicletas y café en blanco y negro. Voy a tomarle fotos al perro de la vecina, y a la vecina y a sus amigas. Seré fotógrafo del mundo.

4. Es sencillo, sólo recuerda: velocidad de obturador, apertura, ISO, compensación de exposición, balance de blancos y longitud focal.

Aquí empieza el verdadero paso 1 para todo fotógrafo. Se debe abrir el instructivo de la cámara y entender qué son los básicos de la fotografía. Abrir YouTube, bajar libros digitales, ver documentales sobre foto donde nos explican cómo mezclar esos seis principios base para todo fotógrafo. Manipularlos es lo que hará que nuestra fotografía sea única y que la cámara haga lo que le digamos.

5. “Soy el amo” El mejor fotógrafo del mundo.

La trampa más vieja de todo arte: saber un poco y creerte el mejor. Cuando crees que los músculos de tu cuello son los más fuertes del mundo sólo porque soportan el puro peso de tu increíble ser. Aquí es cuando se buscan los nuevos negocios y el enfoque en lo que queramos hacer después de la fotografía. Poco a poco iremos purificando este sentimiento de potencia mundial hacia playas más ecuánimes, que nos revelarán nuestro destino con la fotografía.

6. Todo lo que hago y pienso y edito apesta y yo apesto también.

Odiamos todo lo que hacemos. Ya dominamos las bases de la fotografía y sus intermedios. Estamos reconstruyéndonos porque entendemos que la fotografía es bastante difícil para hacerla bien. No se trata de ser muy técnico ni de “saber mucho”, sino de la creatividad, del espíritu que está detrás de cada imagen. Y es frustrante pensar que no podemos llegar a ello.

7. La luz, ver la luz.

Cuando vas saliendo del túnel platónico, ves algo que te deslumbra… es la luz. ¡Pero es la luz la que ilumina todo! Es ella la que pinta el mundo, la que realmente revela nuestras fotografías y nuestro trabajo. Aprender de ella es el primer paso que nos hará ver el camino al final del túnel. El enfoque no debe ser en la técnica, sino en la luz y cómo trabajar con ella.

8. La luz que viaja y salva.

¿Quieres saber el equipo que realmente necesitas? La luz. Ni siquiera el cambio de lentes o el “backpack hipster” para caminar con la cámara. El cuerpo, el objetivo y una libreta. Así se reinventan los fotógrafos, porque permanecer simple nos hace hacer más. La luz es la que hace la fotografía, nosotros sólo la capturamos.

9. Estudiando a otros fotógrafos.

No llegaríamos a ningún lado sin entender a otros genios del arte. Ni siquiera se trata de copiar su estilo, sino de apreciarlos, valorarlos y aprender a tener la mente abierta. Aquí, en la humildad de saber que de cualquiera podemos aprender algo nuevo, es donde se modelan los grandes fotógrafos. El arte es arte, sin importar el pincel con que se plasme.

10. Enfoque, consistencia y temas.

Es saber dónde estamos parados y dónde vamos a caminar. Tener consistencia en nuestra fotografía y enfocar nuestros gustos nos ayudará a mejorar paso a paso, pero continuamente. Empieza a brillar la intuición, descubrimos nuevos lugares en las escenas de siempre. La fotografía tiene un significado y no hace falta que se explique ni en el título. Creas una realidad nueva, una historia, un sentimiento, a partir de congelar la realidad. Ya tienes tu portafolio y tu sello. Felicidades.

11. El estado Zen y un sutil sentimiento de insuficiencia.

Bienvenido al verdadero mundo de la fotografía, donde te vas a encontrar con titanes del arte, intimidando con sus obras maestras. Se siente como si siempre hay alguien que sabe más que nosotros y se ríe por dentro cada que nos ve, por todo lo que nos falta y nos falla, aunque el trabajo sea bueno. Cada día descubrimos un trabajo espectacular escondido en los escombros de la comunidad fotográfica. Entender que no puedes ser la referencia de todo, es entender tus posibilidades, tus debilidades y tus fortalezas. La satisfacción de la fotografía y el amor a la misma es parte fundamental de este estado zen. Hay cientos de personas con tu mismo interés, pero con un diferente punto de vista. Inspirador.