Lugar de Origen: Reykjavík, Islandia
Año de Fundación: 2011
Miembros: Ryan Karazija
Hay propuestas que en el escenario se dedican a hacerte parte de su música de las formas más festivas posibles, con producciones coloridas y explosivas, sin embargo normalmente nos olvidamos de que un buen acto en vivo no es exclusivamente aquel que te haga pasar sólo ‘un bien rato’. Como todo momento artístico, un concierto se mide de acuerdo al impacto que el discurso del mismo pueda generar y hay conciertos que, aunque no están diseñados para hacerte pasar un buen rato, sí que generan un gran impacto.
He visto un par de veces al proyecto solista de Ryan Karazija y en ambas ocasiones, bajo contextos completamente distintos, he salido destrozado. Sí, es de esperarse, a fin de cuentas es música melancólica y simple hecha para sentarte frente a tu ventana a meditar, pero esa fuerza, la fuerza emocional que cargan sus composiciones se ve cuadriplicada cada que Ryan toma una guitarra y presenta su repertorio de canciones indie-folk en intimidad. El carácter auto-biográfico de sus piezas toma un nuevo sentido.
“Creo que si tuviera que describir mi vida hasta el momento con una palabra, esa sería ‘suertudo’. Siempre me he considerado afortunado. No estoy haciendo mucho dinero, pero tengo el estilo de vida que siempre quise”, es lo que me comentó hace algún tiempo, lleno de un sentimiento positivo y hasta romántico, características que no comparten del todo su música que desde el inicio ha retratado temas relacionados con la soledad y la alienación de formas, aunque por ocasiones esperanzadoras, bastante dolidas.
Su último disco Once In a Long, Long While, editado hace sólo un par de semanas en México por Pedro y el Lobo, es una oda a la separación que vivió hace un tiempo con su ex-esposa.
“El álbum lo empecé a escribir justo después de mi divorcio. Una de las canciones la escribí para mi ex-esposa, nunca había escrito una canción para ella, pero llegó un par de semanas después de que me mudará a Islandia. Esa es ‘Without You’”, comentó.
Si algo ha separado a Low Roar de los demás actos de folk, new weird america y de otros baladistas depresivos que basan su obra en declaraciones personales tipo John Darnielle, de The Mountain Goats, o Sufjan Stevens, de quien tiene un cover sensacional a ‘John Wayne Gacy Jr’, esa es la atmósfera fría que puede crear en el fondo de sus piezas… tan típica de la música hecha en Escandinavia.
“Me casé con una chica islandesa, con quien ahora estoy divorciado. La conocí en Nueva York y nos convertimos en buenos amigos, la visitaba muchísimo. Un día simplemente me llamó por teléfono y me preguntó -¿porqué no me pides matrimonio?-. Entonces le pedí matrimonio y me moví con ella a Islandia en pocos meses”, me declara respecto a la relación que lo llevó a descubrir un nuevo país, y a encontrarse a sí mismo musicalmente… pues la situación de soledad y los problemas para encontrar trabajo dentro de este lugar desconocido lo orillaron a empezar con el proyecto.
No hay arte que no esté diseñado para tener un impacto, toda obra busca a alguien a quien adherirse, alguien que reciba su mensaje y escuche con atención con intención de comprender. Es por ello que el arte, en especial la música, es una gran forma de encontrar una catarsis personal y Low Roar, junto a esos hermosos arpegios de guitarra, atmósferas frías, y coros celestiales, es la búsqueda de un hombre tan sensible como brillante por obtener esa liberación.