//Por: Paul Stokes (periodista independiente, locutor y colaborador en medios del Reino Unido, como Mojo y Q Magazine).
El primer disco de Radiohead fue… bueno. Tenía esa canción, ‘Creep’, que según mis amigos con MTV (solamente existían cuatro canales británicos en la era pre digital), salía en televisión con frecuencia. Pero en una era en la que, para poder escuchar un disco tenías que comprarlo, a Pablo Honey le tomó tiempo convencer a todos. Finalmente, un amigo compró el álbum, o lo grabó, la verdad no recuerdo.
The Bends fue un tema completamente diferente. Vi por primera vez el intrigante video de ‘Just’ un sábado por la mañana; no podía creer lo que estaba viendo. NME declaró que éste podría ser uno de los mejores discos del año… ¡antes de JUNIO! Cuando por fin pude escucharlo en casa de un amigo (el mismo que compró Pablo Honey, le gustaba mucho escuchar Radiohead y Smashing Pumpkins; irónico porque ambas bandas se odiaban). No podía creer la transformación entre ambos lanzamientos. ‘Fake Plastic Trees’ es impresionante, aprendí a tocar ‘High & Dry’ en la guitarra y ‘Street Spirit’ simplemente se conviritó en una pieza transformadora. Lo que sea que tengas que decir sobre el resto de la carrera de Radiohead, yo no creo que se hayan superado después de esto.
Y después, Radiohead se fue de gira, y mientras esperábamos la llegada de un nuevo disco, las expectativas nos decían que probablemente sería más de lo mismo. Partiendo de un disco un poco débil, la banda había encontrado “su sonido”, y su próxima entrega probablemente sería similar a The Bends. Dos años después, regresaron con un sencillo, ¡que duraba casi siete minutos! Recuerdo perfectamente el video de ‘Paranoid Android’, solamente que aislado del disco resultaba confuso. ¿Era una sola canción masiva? ¿Eran cuatro canciones en una?
Después de la franqueza de The Bends, esta nueva canción resultaba tan intrigante como desconcertante; iba en contra del contexto Britpop que escalaba en las listas de popularidad (Aún recuerdo con claridad la carrera entre Oasis y Blur por llegar al primer lugar). Claramente, esto era algo diferente, pero, ¿era bueno?
Debo de confesar que no escuché Ok Computer el día que salió. Estaba de vacaciones en Italia con la familia, así que le pedí a una amigo que me comprara una copia del CD (no es que se tratara de una edición especial, Radiohead no sacó una, simplemente en la tienda de donde vivía, los discos se podían terminar), mientras yo llevaba conmigo un cassette de The Verve y ‘Bittersweet Symphony’, que me acompañó en el aeropuerto y en mis caminatas por Venecia.
La primera vez que escuché el disco completo fue el sábado siguiente; simplemente no puedo evitar escuchar Ok Computer sin pensar en la presentación de Radiohead en Glastonbury en ese mismo año, con un set que siguió a la semana de su estreno. Hubieron momentos de escuchar el disco con intensidad de camino a Somerset, como si me estuviera preparando para un examen. Curiosamente, no recuerdo llenarme de emoción y anticiparme a escuchar todo esto en vivo. En realidad, me emocionaba el festival en general.
Y llovió. Mucho. Los toldos goteaban y todo estaba tan enlodado que no había espacio para sentarse, por lo que comenzó a crecer una sensación de fatiga grupal, mientras mis amigos y yo nos acercábamos al frente del escenario principal en sábado por la noche.
Primero fue el turno de Ocean Colour Scene, una decisión extraña que mostraba el otro extremo de la música indie británica de aquella época. Cautivando a todos con sus influencias retro e impulsados por el mercado comercial, la llegada Radiohead se sentía más ajena, a pesar de ser el acto principal de la noche. Entre las presentaciones, cuestionamos la idea de irnos a ver a Primal Scream, pero estaba lejos y había que caminar en el lodo. Además, lo nuevo de Radiohead parecía no estar tan mal.
Para mí, esa fue la noche en la que Ok Computer cobró vida. No sólo porque tuve la oportunidad de escucharlo en vivo, sino también por el hecho de experimentar la euforia colectiva que surgía de este nuevo disco.
La banda estaba poseída, apasionada y precisa. A diferencia de otras bandas de la época, en las que había un guitarrista líder y otros músicos que acompañaban, Radiohead era como una pequeña orquesta. Los tres miembros de la banda que eran guitarristas, tocaron partes diferentes de la canción, mientras la sección de los ritmos sacudía Somerset. Y fue aún más admirable después de saber que la banda estuvo plagada de problemas técnicos, no podían escucharse mientras tocaban. Recientemente, Thom Yorke aceptó que había pensado en abandonar el escenario aquél día. Sin embargo, ese sentido de lucha, de sobrevivir, creó algo verdaderamente especial. Las emociones eran tan crudas que alimentaban y daban vueltas con las notas de ‘Airbag’ y ‘Tourist’ así como la previamente mencionada ‘Paranoid Android’; a la vez, se calentaba el corazón son ‘Karma Police’ y ‘No Surprises’, que inspiraba a todos a cantar al unísono. Un disco tan complejo como Ok Computer solamente podía ir en crecimiento, en cuanto a su apreciación; sin embargo, esa noche pudimos llegar a su núcleo.
Cabe mencionar que no sólo los que estábamos entre el público resultamos conmovidos por esta presentación. Siendo éste uno de las primeras transmisiones del Glastonbury que se ha tenido en el Reino Unido, el set de Radiohead rápidamente fue catalogado como el mejor en la historia del festival, y la reputación del Ok Computer creció potencialmente.
Ciertamente, el disco más tarde fue apreciado como una pieza de arte que definió una era; pero un set que haya definido una era poco después de su lanzamiento discográfico, fue un momento que se quedó marcado en la historia de la música. Una perfecta introducción al mundo…
Bueno, tal vez “casi” perfecta. ¿A quién se le ocurrió poner a Primal Scream, quienes estaban por sacar Vanishing Point, al mismo tiempo?