La luz también sabe ser una suave y comprensiva amiga #WARPPhoto

// Por: Staff

mar 2 mayo, 2017

//Por: Santiago Rodríguez

Hoy vamos a terminar el duplo del uso de la luz. La luz tiene dos facetas que debemos considerar como fotógrafos: la dura y la suave. Independientemente del “calor” (tonalidad) de la iluminación o de los secretos del uso del flash, lámparas, “strobes”, reflectores, modificadores o softbox. Son herramientas que utilizamos para controlar la luz, si queremos. Otras veces, es la luz la que controla la toma, como cuando aprovechamos la luz natural (es muy recomendable practicar con ventanas y en exteriores mientras el cielo va variando sus propias herramientas para regalarnos la luz).

La luz debe ser la mejor amiga del fotógrafo. Toda fotografía es una imagen de la luz captada por la cámara. A pesar de poder manipular nuestra mejor amiga, debemos también conocerla para saber qué queremos lograr con cada toma. Ya hablamos de la luz dura y de cómo arroja sombras muy definidas, nos ayuda a jugar con el espacio y el vacío, nos arropa para destacar atributos en nuestro objeto. Ahora es el turno de su contraparte: la luz suave.

La luz suave se caracteriza por generar un gentil degradado de transición entre las zonas iluminadas y las sombras. Es una transmisión sutil. Se obtiene de una luz amplia. Por ello, la fuente de luz suave tiene que ser proporcionalmente más grande que el objetivo. Aquí también consideremos la distancia: mientras más cerca esté la fuente de luz, será más suave que si se coloca más lejos.

Un ejemplo: cuando tenemos un día despejado, decimos que el sol está brillando en forma puntual (aunque sea más grande que la tierra), porque se representa por un punto lumínico muy fuerte, dada la distancia; por ello, la luz de los días despejados es muy dura. En cambio, en un día nublado las nubes sirven como un difusor, incrementando el tamaño de la fuente de luz y dando como resultado una luz suave, donde las sombras se funden con el objeto, si es que se producen. Dicho de otro modo: un flash potente arrojará luz dura, pero si le colocas un difusor como lo puede ser un globo blanco, un rebote en una camisa o una pared, la luz se volverá suave, porque estamos incrementando el tamaño de la fuente de luz.

Generalmente se prefiere esta luz suave para:

  • Retratos que busquen mostrar el rostro completo de la persona.
  • Vida salvaje y mascotas, siempre que se quiera aprovechar para mostrar igualdad de colores, formas y poca profundidad.
  • Artículos para catálogo (comida e incluso muebles) para observar todas las características de los mismos.
  • “Aplanar” la profundidad de la fotografía al quitar el efecto que dan las sombras.
  • Corregir la sombra en el objeto mientras se busca iluminar el fondo o el contorno (luz híbrida).
  • Tomar fotografías que tienden a ser más melancólicas, facilitando que los colores no destaquen en exceso y manteniendo el contraste bajo (sirve mucho para fotografiar a través de vidrios, por ejemplo).
  • La luz suave es comprensiva, facilita la edición de las fotos en medios digitales.

Ambos tipos de luz son el ying y el yang de la fotografía. Se mezclan, se armonizan y se complementan para darle a la realidad diferentes puntos de vista bajo el mismo ángulo.

¿Has pensado que una misma fotografía puede cambiar completamente si suavizas o endureces su iluminación?