Hoy se cumplen 50 años del alunizaje de la misión Apollo 11, primera misión espacial que tuvo el propósito de caminar sobre un cuerpo satelital. El evento se convirtió en un hecho histórico dentro de la historia del hombre, impulsando las posibilidades de investigación espacial y fungiendo como un ejemplo del desarrollo inusitado de las ciencias e ingenierías de los últimos doscientos años.
La fotografía del primer paso del Capitán Neil Armstrong sobre la Luna es una de las más compartidas de la historia, estando impresa en los libros escolares de todos los países del mundo. Sin embargo, algo que no te enseñan en la escuela es que el hombre no pisó la superficie satelital en soledad. Desde los adentros del bolsillo del astronauta Buzz Aldrin, llegó un cassete portátil que reprodujo una canción: La versión de Frank Sinatra del clásico ‘Fly Me To The Moon’.
Este hecho, junto con la gran calidad de la pieza, la han convertido en una de las composiciones más influyentes y aclamadas de la historia. Aunque su autor, Bart Howard, tuvo que pasar por muchas cosas antes de poder lanzarla.
Howard Joseph Gustafson fue un compositor norteamericano nacido el primero de junio de 1915 que inició su carrera musical como un instrumentista del piano a los 16 años de edad. Profesión en la cual compuso arreglos para artistas como Mabel Mercer y Johnny Mathis, además de llegar a presentarse junto a grandes del cabaret como la cantante Eartha Kitt.
Sin embargo, no llegó a la fama hasta entrando a los cuarenta años de edad gracias a su composición ‘In Other Words’, la cual fue escrita a petición del sello discográfico Deca, la cual buscaba “una canción simple de cabaret” para la cantante Kaye Ballard. La pieza fue un éxito inesperado que ayudó a Howard a tomarse más en serio su papel como compositor y que nos dejó con una anécdota interesante en el hecho de que la compañía contactó al compositor para cambiar la iconica frase -fly me to the moon- a -take me to the moon-, cosa que rechazó y que después se convirtió en el título por el cual se reconoce a la pieza.
En su versión original, la canción solo hace uso de una sección de cuerdas y una melodía simple que canta un compás de 3/4 . Pegajosa y romántica, la pieza contiene todos los elementos que una pieza musical necesitaba para seducir a sus escuchas en 1954. Razón por la que posteriormente Bart Howard se refirió a ella como la primera canción en la cual trabajó con un esquema de éxito, “me tomó 20 años encontrar la forma de escribir una canción en 20 minutos”.
En una década en la cual los artistas acostumbraban a grabar covers de sus canciones favoritas para sus propios álbumes de estudio, ‘In Other Worlds’ se transformó en un gran éxito, llegando a contar con más de 100 versiones distintas en poco menos de una década. Algunos artistas que encontraron su propia voz en la canción incluyeron a Chris Connor, Johnny Mathis, Portia Nelson y Nancy Wilson. Sin embargo, probablemente la interpretación más conocida de esta época fue la de Eydie Gormé, quien la convirtió en una pieza clásica de jazz en su álbum Eydie In Love (1958), llegando a una nominación al Grammy a Mejor Interpretación de Jazz.
La cantante pop Peggy Lee lanzó su propia versión en su álbum Pretty Eyes (1960), agregando su frágil voz, alentando un poco el tempo de la pieza, agregando una sección de cuerdas y cambiando su título a ‘Fly Me To The Moon’. Esta versión catapultó la popularidad de la pieza en los Estados Unidos, llegando a interpretarla en televisión dentro de The Ed Shullivan Show.
Dos años después, el compositor Joe Harmell hizo los arreglos correspondientes para transformarla en una canción típica de bossa nova, entregando un nuevo éxito a la pieza. Esta versión llegó a colocarse durante 13 semanas seguidas dentro del Billboard Hot 100 y ganó el Grammy a Mejor Interpretación por una Orquesta.
Sin embargo, pese al éxito de todas estas interpretaciones fue el ídolo de los bobby soxer, Frank Sinatra, quien tomó la canción para convertirla en todo un hito cultural. Tal como acostumbraba el cantante de familia italiana, tomó una de las piezas con más rotación del momento y la hizo suya, modificándola en el proceso para que relucieran los puntos más altos de su personalidad e interpretación.
Su interpretación se encuentra dentro del álbum It might As Well Be Swing (1964) y cuenta con los arreglos del magno productor Quincy Jones, quien desde entonces sobresalía como el hombre de cabecera de las grandes estrellas pop. Él hizo la modificación más importante en la historia de la pieza desde su lanzamiento original, pues decidió cambiar el compás 3/4 a un 4/4 más popular, cosa que todos los covers posteriores han mantenido, elevando la energía de su tercer sección.
La letra de la pieza se acompló a la perfección con la narrativa de Frank Sinatra, un hombre soñador y romántico que no le tiene miedo a la vida. La fuerza del usar la alegoría del llegar a la Luna como forma de describir el acto del caer en el amor no pudo haber sido mejor.
Tal vez sea la fuerza de su interpretación o su voz, siempre inspiradora, la razón por la cual la NASA decidió convertir a ‘Fly Me To The Moon’ de Sinatra en el himno de la organización desde que empezaron a trabajar en las expediciones a la Luna. Contrario a lo que se cree, no fue una puntada humana del astronauta Buzz Aldrin el haber llevado la casetera al espacio, poco antes, durante la misión Apollo 10, la organización ya había llevado un cassette de la canción al espacio.
En la misión cuyo papel había sido el solo orbitar alrededor de la Luna a una nave no comandada, el instrumento automatizado reprodujo la canción en el espacio. Sin embargo, el mito alrededor de la pieza se intensificó cuando en la siguiente misión, la Apollo 11, el hombre que inspiró la creación de Buzz Lightyear la reprodujo al instante de pisar la Luna.
Ese momento, transformó a la pieza de ser una gran y romántica canción a convertirse en una de las creaciones culturales más importantes e icónicas en la historia del hombre.