Kali Uchis: Sin miedo a la latinidad, el éxito del spanglish colombiano-americano #RetratosÍntimos

// Por: Oscar Adame

mié 9 diciembre, 2020

Por: Ernesto Cruz Yáñez

#RetratosÍntimos es una nueva serie de WARP en la cual profundizamos en la psicología de la obra de los artistas más relevantes de la industria musical. En este caso, hablamos de la cantautora Kali Uchis. 

Durante las décadas de los 70 y los 80, la Fania y sus All Stars fungieron como embajadores de la cultura popular latinoamericana a través de la proyección global de la salsa y sus muchos sub-géneros. Su actividad en la historia de la música hispanohablante es importante no solo por la posición que le dieron en el imaginario sonoro mundial, sino también por abonar a un proceso todavía inconcluso: la construcción de una identidad que se nutre de la complejidad cultural que representa nacer entre el Río Bravo y la Patagonia; y jugarse la vida al otro lado de la frontera.

Conceptualmente, todavía es difícil responder cuando se cuestiona lo que significa ser inmigrante latinx en Estados Unidos; sin embargo, sabemos lo que implica: Discriminación, contradicciones y sin afán de victimización, mirar el mundo cuesta arriba. Según un estudio realizado en 2018 por la Universidad de California, el 76% de las personas que se desplazan de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe hacia la unión americana lo hacen contra su voluntad, a pesar de su deseo por encontrar un escenario más favorable para ellos y su estirpe. Entonces, ¿qué mantiene a todas esas familias en esa dualidad entre ser y estar? Willie Colón sentencia en aquella canción sobre cómo se ve San Juan desde la Estatua de la Libertad: ‘’Hoy no estaré en Puerto Rico; pero muy pronto quizá’’. 

AFTER THE STORM

Si bien la historia personal de Karly-Marina Loaiza  inició un 24 de julio de 1994 en la región de Alexandria al norte del estado de Virginia, tanto su infancia como la adolescencia están marcadas por el recuerdo de una dinámica nómada. Al ser parte de una familia originaria de Pereira –provincia ubicada a cinco horas de Medellín-, perdió precisión de las veces que sobrevoló los 2,600 kilómetros existentes entre Colombia y Estados Unidos.

Es la menor de tres hermanos y una hermana con quienes establece y pierde contacto frecuentemente. Su mamá es puertorriqueña, y su padre es un hombre que puso todas las esperanzas que tenía en el trabajo duro. Aunque se ha enfrentado a él en varias ocasiones, decidió tatuarse el folio de su pasaporte en el brazo como recordatorio de que, por más lejos que vaya, no puede deslindarse de sus raíces.  

Entre los diez y los quince años aprendió a tocar el saxofón y el piano. Su desempeño era tal que incluso se convirtió en una de las solistas de la banda escolar de Jazz. Pero, finalmente renunció a su cargo, harta de la disciplina que le imponían para involucrarse con la música.  

En aquellos años también empezó a escribir poesía y antes de siquiera considerar la posibilidad de ser cantante, desarrolló habilidades técnicas y creativas para la construcción de material audiovisual, lo que la convirtió en una artista DIY en toda la extensión de la palabra. 

El que quizá fue el primer momento de inflexión en su carrera llegó a los 17 años, cuando después de un altercado familiar, su papá la echó de casa: ‘’Tanto en Pereira como en Alexandria, la vida de la gente a mi alrededor estaba muy planeada: ir a la escuela, tener un trabajo y construir una casa grande. Yo nunca estuve de acuerdo con eso y mi papá se enojaba conmigo por contrariar lo que había imaginado para mi durante tantos años. Un día le inventaron que me estaba prostituyendo y sin pedir explicaciones, me largó’’.

Aunque fue un momento doloroso, Karly nunca ha guardado rencor por lo sucedió; al contrario, cree firmemente que ese episodio resultó decisivo para convertirse en lo que es hoy: ‘’Nunca me pidieron disculpas; pero desde entonces no hacen otra cosa más que recordarme que soy su bebé y que siempre tendré un espacio en la familia. Están orgullosos de que hice un dueto con Juanes’’. 

A raíz de dicho episodio se vio obligada a mudarse a su coche. Durante meses se sostuvo del dinero que generaba gracias a la venta de ropa intervenida por ella misma y por la realización de videos y photoshootings que les producía a músicos locales. Eventualmente sus inquietudes la llevaron a darse cuenta que podía hacer todo eso para beneficio de un proyecto personal. Y así surgió Kali Uchis. 

Ella es cáncer y dice que pocas veces ha estado tan de acuerdo con los designios del universo como lo está con su signo zodiacal. 

¡aquí yo mando!

Drunken Bubble (2012) podría considerarse como la introducción de Kali Uchis al panorama musical. Presentado en formato de mixtape, contiene 17 canciones influenciadas por el bedroom-pop y las voces de Ella Fitzgeral y Billie Holliday. Con esta producción atrajo la atención de los curadores más importantes de SoundCloud y de nombres tan relevantes como el de Thunercat, Tyler The Creator y Damon Albarn; sin embargo, desde su salida en 2012, la colombiana se ha encargado de borrarlo de toda plataforma en la que se lo encuentra. 

Y es que la confianza que tiene al declararse lista para conquistar el mundo es proporcional al nivel de auto-crítica con el que se ha manejado durante los últimos diez años. 

‘’Sé que para los recursos con los que contaba, debería de estar orgullosa de todo lo que logré con Drunken Bubble; pero me enoja que se refieran a él como mi gran debut. Es un mixtape lleno de canciones sosas que publiqué antes de estar realmente listas. Es como si tuvieras un gran libro y la gente decidiera hablar de las notas que hiciste en la última hoja de tu cuaderno’’.  

Desde la óptica del bussiness, la propuesta de Kali Uchis ha carecido del impacto mediático que otros de sus contemporáneos sí gozan; visto desde la perspectiva artística, tener sus DM’s retacados de mensajes provenientes de los héroes y heroínas de la escena que la asedian para trabajar con ella es un fenómeno que únicamente le pertenece a las super estrellas en ascenso. 

Con todo y que obtuvo el respaldo de un sello tan grande como el de Interscope (casa de actos como Kendrick Lamar, Blackpink, Billie Ellish y un emocionante etcétera)  en una etapa prematura de su proyecto, Kali opta por seguir al mando de todo lo que tenga relación con su obra: composición, producción, gestión de colaboraciones, planteamiento estético y hasta las relaciones públicas. 

Damon Albarn, mejor conocido como una de las mentes maestras detrás de Blur y Gorillaz, da testimonio de lo que implica involucrarse profesionalmente con el planeta Kali Uchis: ‘’La Kali Uchis a la que el resto del mundo tiene acceso no se parece en absoluto a la Kali Uchis que te recibe en un estudio de grabación de Los Angeles. Ambas son increíbles; pero la segunda es inquieta, siempre tiene canciones listas para trabajar en ellas y busca controlar hasta el más mínimo detalle. Producir a su lado es realmente estimulante’’. 

Ya sea por las circunstancias que la rodean –o como ella infirió- por su naturaleza zodiacal, se ha visto en la necesidad de apreciar la soledad. Drunken Bubble, Por Vida, Isolation, TO FEEL ALIVE y Sin Miedo, su más reciente placa, se han concebido del mismo modo: con el piano, una copa de vino y una bañera burbujeante, sin nadie a su alrededor. 

NUESTRO PLANETA

Mientras el Centro Hispano Pew reportaba en 2017 que el 88% de los jóvenes entre 3 y 25 años pertenecientes a familias que migraron de América Latina a Estados Unidos ya no están interesados en aprender el español como herramienta para una vida bilingüe, Kali Uchis regresó de su primera gira de medios en Colombia para confesar ante el espacio de Rolling Stone que se sentía avergonzada por su deficiencia para articular ideas en la lengua con la que García Márquez se hizo famoso.  

A pesar de que –en contra de lo que ella misma juzgó- su acento se percibió muy colombiano, fue entonces que decidió que su siguiente gran producción sería en español. En primera instancia, Kali no lo asumió como una postura política o a manera de reconciliación cultural; de hecho, prefirió llamarlo un ‘’acto divertido para hacer enojar a algunas personas’’.

La intención se materializó en Sin Miedo (del Amor Y Otros Demonios) (2020), el segundo larga duración en la carrera de la reina de Pereira. Un disco que aparentemente carece de la vorágine sonora que tanto se alabó de Isolation (2018); pero que resulta compensado por una madurez temática y lírica muy acorde al escenario incierto y desolador en el que fue gestado. Kali Uchis contextualiza el deseo contenido resultado de un amor en confinamiento… Ese amor que intenta sobrevivir al fin del mundo y que se emborracha para olvidar que no puede sucumbir al placer del contacto físico.  

Gracias a este disco accedió  al Top 10 de álbumes latinos coordinado por Billboard con un equivalente a 30 mil unidades vendidas en su primera semana; quizá su segundo logro más importante, apenas detrás de un mérito cuyas consecuencias son incalculables estadísticamente y que nutre un legado cultural trazado por Shakira, Ricky Martin y las dos generaciones del Reggaeton: hacer pedazos la barrera del idioma y revalorar la importancia del español en el mundo.

‘’Cuando me mudé a Los Angeles conocí a muchos latinos que ya eran nietos de personas que emigraron a Estados Unidos desde hace 50, 40, 30 años. Han pasado tanto tiempo aquí que poco a poco dejaron de hablar en español; y aunque sienten que su <<latinidad>> les fue arrebatada, prefieren ocultar los vestigios de ella para no ser juzgados en las fiestas, en las entrevistas o en estudios de grabación. Por eso, cada que tengo oportunidad hablo español. No voy a renunciar a lo que soy: una mujer colombiana-americana de color… Soy espanglish’’.