Jane’s Addiction: Nostalgia por una banda incomparable #WARPBeforeAndAfter

// Por: Kaeri Tedla

lun 10 abril, 2017

“Sometimes to realize you were well, someone must come along and hurt you”

Perry Farrell

Con 16 años cumplidos llegó hace mucho tiempo a mis manos un disco llamado Jane’s Addiction, álbum debut de la banda del mismo nombre que, con un arte alucinante en la portada, invitaba a treparse en un viaje de 40 minutos y 10 tracks para transitar por la mente y conocer las ansiedades de cuatro tipos crecidos en el infierno cultural y pop que era Los Ángeles a mediados de los ochenta.

El más peculiar de esos cuatro era un joven flacucho, un tanto andrógino, con grandes trenzas color púrpura que se movía sobre el escenario como una libélula peligrosa, eso lo comprobé cuando pude estar presente, apenas cumpliendo los 18, en la primera vez que Jane’s Addiction tocó en México para una fiesta privada a la que solo te invitaban de manera personal en el famoso LUCC (La Última Carcajada de la Cumbancha), antro legendario de Avenida Insurgentes en la Ciudad de México.

Pero eso no era lo que llamaba más la atención de la personalidad de este sujeto, no solo componía y cantaba de manera extraordinaria, bailaba sobre el escenario complejas escenografías que posteriormente, al evolucionar el concepto del grupo, se combinaban de manera fascinante con actos circenses en trapecio y mujeres lanzafuegos; además diseñaba las portadas de la banda, pintaba, hacía arte objeto y creaba su propia ropa y la de sus compañeros, ideó el Lollapalooza prácticamente solo y encabezó muchos de los más importantes conceptos de nuestra era además de Jane’s como Psi-Com, Porno for Pyros y sus ocasionales colaboraciones con Kaskade, que son legendarias.

Su nombre es Perry Farrell Nicolai y es uno de los artistas más completos de las últimas décadas para el que el proceso creativo no está limitado por una actividad o género, sino que puede abarcar a un mismo tiempo diferentes expresiones que involucran los más diversos talentos.

Con sus compañeros, que también derrochaban creatividad en sus respectivos instrumentos y sabían acoplarse a la perfección con las letras y voces de Perry, Dave Navarro, Eric Avery y Stephen Perkins dieron vida a 6 discos alucinantes que de principio a fin atrapan los sentidos y van contando historias extraordinarias.

1987: Jane’s Addiction

1988: Nothing’s Shocking

1990: Ritual de lo Habitual

1997: Kettle Whistle

2003: Strays

2011: The Great Escape Artist

Esa es la lista de las joyas en la corona de Jane’s Addiction, cada disco mejor que el otro y todos juntos una experiencia excepcional, track por track.

En el año 1993 Perry Farrell graba, junto con la banda y su novia de aquellos días Casey Niccoli, un pequeño video documental llamado The Gift, que narra una aventura ficticia entre él y su chica donde una seria adicción a la heroína y el hábito de inyectarse varias veces al día, juntos y cada quién por su lado, los lleva a un trágico y poético final, que a la vez parece de un humor negro excepcional y pervertido.

En este filme se respira la multi-sexualidad de Jane´s Addiction, la intensa carga erótica de su discurso y el poder insaciable de su sonido cuando vemos escenas donde Perry, Dave Navarro y una chica protagonizan un trío de besos y obscenas caricias bisexuales en una destendida cama o el altar divino que con flores, juguetes y pintura hace Farrelll alrededor de su mujer muerta por una sobredosis de heroína, momento únicos donde uno percibe otra dimensión del arte, que se vuelve desafiante y redentor.

Esa es la energía y el poder de una banda que, como todo gran proyecto artístico, se vuelve indefinible e hipnotizante y por lo tanto inspirador del presente y el futuro de la música en su conjunto.

Son muchos los grupos y realizadores que han aceptado y presumido públicamente su gusto por Jane’s Addiction, el concepto más adictivo que logró cruzar la frontera de los milenios sin alterar un ápice su esencia, pero proyectando al mismo tiempo una capacidad de adaptación increíble y una naturaleza camaleónica que mantienen a Farrell y sus secuaces en el gusto del público hasta nuestros días.

Ideas como Jane’s se dan una vez cada 50 años y es este uno de los grupos legendarios sin los cuáles es imposible definir y reseñar la evolución de la música en las recientes décadas.

 

Sugiero particularmente su álbum Kettle Whistle, disco compilatorio de 1997 donde la fuerza y los matices sonoros y líricos de Jane’s Addiction llegan a un clímax alucinante, de ahí ya lo he dicho, ‘Slow Divers’ es la rola con la que quiero se me incinere lentamente cuando muera y se arrojen mis cenizas al mar con ese track sonando en el aire de la bahía… a ese grado nos marca la música, al punto de querer que nos acompañe incluso… más allá de la muerte.

Señoras y señores, de Los Ángeles… ¡Juanas Adicción!

(Voz femenina al principio del disco “El ritual de lo habitual”)