El trabajo de Ismene Grebe, artista de collage residente en Berlín, Alemania, es uno que aparece dentro de un nuevo ecosistema artístico en Instagram. Este es inmediatamente vistoso y no exclusivamente por su componente estético.
Acercándonos al final de esta década, parecen claras las dinámicas dentro de las redes sociales. Cualquier plataforma digital, carga consigo una serie de implicaciones que permiten tanto destacar como ansiedad. Y dentro de estas, los núcleos creativos y comunidades activas persisten como sub-culturas.
La industria relacionada a las artes plásticas y visuales, ha migrado a Instagram como un interesante vehículo que vigoriza la identidad sencilla, el showcase y la promoción. Hoy, artistas, galeristas, coleccionistas y museos por igual, persisten en un nexo completamente inerte a la comunicación.
Los collages análogos de Grebe, destacan dentro de un sinfín de propuestas por medio de una “irritación” fascinante que genera ante el espectador. Su trabajo pertenece a una naturaleza y su comunicación a otra. Sin embargo, no hay un accidente aquí, ni mucho menos una disonancia, la “irritación” proviene puramente de nuestra correspondencia con el medio iconográfico en la actualidad. Un resultado súbito pero crucial.
La obra creada y expuesta en este medio digital, viene justamente de una fijación táctil, de una propuesta creativa que se sumerge en el detalle texturizado de los materiales, creado por el ambiente naturalmente. Cuando la obra es traducida y comunicada hasta nosotros de manera digital, una consecuencia del éxito del trabajo de Grebe en redes sociales, no hay una pérdida en la traducción, hay una ansiedad por involucrarse más.
Artísticamente, estos collages crean una habitual relación de ingenio entre elementos, pero de alguna manera la artista es capaz de transformar suficientemente la perspectiva de sus componentes como para generar una comunicación inusual.
Lo que genera el arte de Grebe, es una especie de amalgama iconográfica, que no parece referente únicamente a lo culturalmente recognizable como pop, sino más bien a la creación visual de recuerdos y su inevitable convergencia mental.
Quizá lo más resaltable, la obra de Grebe en este sentido, no es ecléctica, ni posmoderna, en entrevista con ella, nos damos cuenta que su misión no es la desfiguración pesimista o obsesiva, sino justamente la creación del sentido visual en el marco de lo real y lo irreal. Además de esto, nos da mayor contexto de su ambiente artístico en Berlín, el mercado del arte y su relación con Instagram.
Háblame un poco sobre tu trabajo y carrera. ¿Qué te trajo al medio artístico?
Hace aproximadamente dos años descubrí el collage como medio. Debido a mi trabajo dentro de la educación social en ayuda a la adicción desde el año 2000, he estado y salgo mucho de las calles de Berlín. Siempre me ha gustado tomar fotografías, sin embargo, el resultado de mi fotografía siempre me pareció demasiado cercano a la realidad representada. Encontré eso aburrido a largo plazo, perdiéndome un elemento lúdico. En algún momento, comencé a cortar y re-ensamblar mis propias fotografía, más tarde material encontrado. Como una forma creativa de expresión, esto me pareció más directo e inmediato que una fotografía. Nuestras vidas se han convertido en un collage continuo de todo tipo de elementos. Vivimos en un mundo en el que estamos inundados por estímulos pictóricos, en los que los límites entre la verdad y la mentira se disuelven cada vez más. Aquí, el proceso de cortar y pegar puede generar claridad.
Berlín en un espacio histórico y comunitario para el arte. ¿Cómo es el Berlín contemporáneo para los artistas? ¿Has experimentado un cambio tangible?
Debido a su historia, creo que Berlín, en contraste con otras ciudades alemanas, durante bastante tiempo ofreció un amplio espacio para que los creativos se desarrollaran, incluso con un poco de dinero. ¡Eso es fantástico! En los últimos 20 años, la ciudad ha pasado por cambios increíbles. Dondequiera que haya un cambio o movimiento, las bases para las actividades creativas también se expanden. En este momento, no estoy segura de cómo continuarán las cosas dado que el mercado inmobiliario está bajo presión, la situación no se ve bien para los artistas que dependen de estudios asequibles. La preservación y el apoyo de la gran y diversa escena de arte independiente de Berlín, deben ser un deber principal de la política y la administración. ¡Un cambio de mentalidad tiene que ocurrir lo más rápido posible, o si no Berlín perderá el encanto por el que siempre ha sido famoso!
Hay una conversación muy animada entre la nueva independencia de los artistas con redes sociales y cómo las instituciones y los compradores definen el mercado. En tu experiencia, ¿qué puedes decirnos sobre el mercado del arte contemporáneo?
Para ser honesta, al ser un participante lateral de las artes, mi primera oportunidad de exhibición fue de hecho Instagram. Esta plataforma me ha permitido mostrar mis trabajos. Hay comentarios instantáneos aquí, que, no hace falta decirlo, estoy muy feliz. Instagram hace posible no solo que muestre mis trabajos, sino que también los comercialice yo misma. ¡De hecho me gusta! Por supuesto, también me emociona que los galeristas de la escena artística contemporánea me vean en esta plataforma y me permitan exponer en sus galerías. De todos modos, aprecio más el lado analógico de las cosas y mis trabajos tienen un efecto completamente diferente en un espacio real que en el digital.
Incluso con todos los comentarios sobre mi trabajo y los beneficios de Instagram, también veo la superficialidad de este medio. De vez en cuando uno de mis collages es eliminado bajo el pretexto de censura, pero también acepto este tipo de limitaciones ¡no hay razón para quejarme!
Es evidente que tu trabajo se traduciría fácilmente en digital. El arte del collage ha tenido una relación implícita con el fotomontaje. En este sentido, me pregunto de dónde proviene tu enfoque en lo analógico.
Me encanta el material, los hápticos, me encanta tocar cosas, sentirlas, cambiarlas. Esa es una parte esencial del proceso creativo. Jugar con la coincidencia, literalmente a veces las hojas parecen encajar por sí mismas. Cada imagen de origen tiene su historia, ha sido creada por el tiempo, ya sea que esté blanqueada, arrugada, mojada, desgarrada, etc. Todas estas son características esenciales del trabajo analógico ¡tomándolo como viene! Lo digital es demasiado insensual para mí, demasiado inteligente, necesito que sea más duro, más directo.
El collage también tiene una historia muy arraigada con lo lúdico, casi trabajando como ejercicios creativos para encontrar y crear relaciones iconográficas. ¿Encuentras que tu proceso revela algún tipo de relaciones y significados ocultos? Si es así, ¿qué puedes decir sobre esto?
Mi trabajo no tiene la intención de transmitir mensajes ocultos, lo hace explícitamente, porque mi mensaje no sería el de otra persona pensando de manera diferente. La belleza del collage consiste precisamente en eso, ese es lo atractivo, que constituye un terreno fértil para múltiples interpretaciones. Percibo que esto está muy actualizado en el mundo de hoy.
¿Qué te gusta ver en la relación entre tus elementos? ¿Cómo establecer una comunicación entre ellos?
En el proceso de trabajo, los elementos del collage parecen ensamblarse como si fuera acorde a líneas y formas. Se trata menos de una idea específica o un concepto. El material encontrado es un factor decisivo en el proceso de montaje.
Creo que tu trabajo establece una tensión entre lo abstracto y lo figurativo. Hay un sentido de una “desfiguración”. ¿Te relacionas con alguna de estas ideas?
Sí definitivamente. En mis obras, se trata específicamente de esta tensión entre lo figurativo y lo abstracto. La irritación que se deriva de esto es lo que hace al collage fascinante e inspirador en su resultado.
Instagram se ha convertido en un vehículo muy atractivo para los artistas de hoy, ¿puedes contarnos un poco sobre tu experiencia aquí? ¿Te sientes cómoda con cómo ha funcionado la comunidad artística de IG?
IG es, para personas como yo, una manera maravillosa de conectar mi trabajo a un público más amplio fuera del mercado del arte establecido. Por otro lado, también veo la limitación de este medio y discuto con él con frecuencia. En primer lugar, la plataforma sugiere máxima independencia. Sin embargo, mi experiencia me dice que esto es cierto, por supuesto, sólo hasta cierto punto. En el momento en que no lo alimento , me castigan con negligencia, todos saben cómo es eso. Pero la pregunta es: ¿Qué espero? Mientras mis trabajos solo lleguen a unos pocos usuarios, pero les brinde más alegría, ¿por qué no?
Finalmente, ¿cómo te relacionas con tu audiencia en IG? Es interesante ser parte de una comunidad local, al mismo tiempo que se involucra con una muestra casi global y permanente de tu trabajo.
La amplia atención internacional a través de IG es emocionante y no solo me permite mostrar mis propias obras, sino también ver y acompañar los procesos de trabajo de otros collegeistas en todo el mundo. De hecho, es el caso de que IG me abrió las puertas a la escena artística de Berlín. Los galeristas y otros artistas se dieron cuenta de mi trabajo y, desde entonces, siguen surgiendo oportunidades de colaboración. ¡Eso es maravilloso, ya que es difícil ver las obras analógicas propias exhibidas en una galería en la propia ciudad!