//Por: Victor G. García
El tatuaje ha existido desde tiempos ancestrales. Algunas culturas lo usaban para expresar un estatus social, como parte de sus prácticas religiosas, decoración corporal e incluso como medio de castigo. En la última mitad del siglo pasado el tatuaje se transformó en un símbolo de rebeldía y afirmación individual, especialmente en diversas subculturas musicales como el punk, el metal o el hip-hop. En la medida en que este arte ha permeado en la cultura popular, las nuevas generaciones han acogido y reinterpretado el tatuaje, para hacerlo parte de un estilo de vida interesado en la manifestación de cierta estética individual.
Proyectos como InkInc demuestran que el tatuaje es más que sólo inyectarse tinta, pues a su alrededor orbita una cultura que va de la mano con otras áreas creativas como la música, el arte urbano, la moda y ahora hasta la gastronomía, todo, visto desde una perspectiva multidisciplinaria, cuyos elementos se articulan gracias al amor por la tinta.
Enrique Castañeda, fundador de InkInc, conocido por su trabajo como productor bajo el alias de Meketrefe, nos recibió en la suite presidencial del Hotel W durante el takeover que llevaron a cabo para impartir cursos de docencia dirigidos a jóvenes interesados en incursionar en el arte del tatuaje, los cuales se conectaban con sesiones de tatuaje de los residentes del estudio y fiestas privadas donde fluía la buena música, las pieles rayadas y unos cuantos tragos.