Por: Alejandro Escobedo
Hazy Cosmic Jive
– He’d like to come and meet us, but he thinks he’ll blow our minds. –
En la historia de los grandes geeks que ha producido la raza humana, Bowie fue muy peculiar en su manera de comunicarnos los mensajes del futuro. En 1996 logró algo sin precedentes en la industria de la música, distribuyó en línea su más reciente sencillo en ese momento, ‘Telling Lies’, sumando más de 300,000 descargas, en una era en la que el límite máximo de velocidad eran 56 kbps. Realmente hay que tomar un momento para reflexionar en su visión del mundo basado en ese suceso y el tiempo en el que lo hizo, porque en ese año las grandes corporaciones encargadas de las telecomunicaciones todavía no comprendían en su totalidad qué se podía y no se podía hacer con una red masiva como el Internet. Pero Bowie lo veía y lo sabía, porque en 1998 creó su propio proveedor de servicios de Internet, BowieNet, compitiendo directamente con America Online, que tenía el propósito de hacer proliferar una comunidad interactiva para sus fans, con todo y sus propias direcciones de correo, a través de una experiencia audiovisual en la que podías acceder, sin censura, a contenido exclusivo de Bowie como música y videos. Con su empresa, Ultrastar, creó efectivamente una de las primeras redes sociales centradas en la música, en la que él mismo conducía chats en vivo y proveía espacio para que los fans también publicaran sus propios sitios web y mensajes en foros. Myspace y la tienda de iTunes no se lanzaron hasta el año 2003, y Bowie en 1999 ya había cerrado tratos para ofrecer descargas pagadas de música online. En una entrevista de forma muy acertada él dijo que “una pieza de trabajo artístico no está terminada sino hasta que tu audiencia viene y agrega en ella su propia interpretación; la obra de arte se trata del espacio gris que queda en medio. De ese espacio gris es de lo que se tratará el siglo XXI”, lo cual habla de su visión más allá del mero marketing o la masificación de su obra.
A BowieNet le siguieron ideas radicales como el banco en línea BowieBanc, que emitía cheques y tarjetas de crédito con su rostro impreso. Después creó Bowie Bonds, con los que era posible invertir en el retorno de ventas de sus discos, mucho antes de que existiera la idea de ‘crowdfunding’ fondear proyectos independientes.
En todas las facetas que tuvo, se involucró de forma estrambótica en el medio que se atreviera a contenerlo, y un claro ejemplo de esto fue su participación en un videojuego para la consola Dreamcast en 1999 llamado Omikron: The Nomad’s Soul. En este juego de rol futurista, cyperpunk y distópico, Bowie interpretó a un programa de inteligencia artificial, Boz, que se oponía al gobierno. Pero no se quedó ahí, porque en ese mismo videojuego era el líder de una banda rebelde que tocaba conciertos ilegales llamada ‘The Dreamers’, cuyas composiciones fueron incluidas después en su álbum ‘Hours…’.
Así nos trajo David Bowie mensajes del futuro a lo largo de su prolífica vida como alienígena del rock. Como ícono de la ciencia ficción se hizo presente con ideas del apocalipsis y viajes interestelares creando a una de sus muchas caras, Ziggy. A ojos de muchos era un loco que se atrevía, que vivía lo que expresaba sin preguntarle a nadie si le gustaba. Era un verdadero icono geek con estilo, un total nerd de su propio arte. Era Jareth, el rey de los Goblins, señor del Laberinto al mismo tiempo que podía ser el alienígena que vino a nuestro planeta creando tecnología para buscar y transportar agua para salvar a su propio mundo. Era el gran Nikola Tesla, visionario e incomprendido inventor de la corriente alterna y de monstruosas bobinas electrificadas. Bowie vivía y respiraba en estos mundos increíbles e intangibles.
Starman Jones, el hombre que espera en el cielo y nos trae noticias justo antes del fin del mundo, viajó a través de hoyos negros entre varios universos para convertirse el avatar del infinito y del futuro. La música es su medio interestelar, pero para que el mensaje viva, al final debe morir él junto con el rock. Let all the children boogie.
Este texto lo puedes encontrar en nuestra versión impresa de la revista WARP Magazine no. 78: The Gift Of Sound And Vision, un especial dedicado a David Bowie en su totalidad. Para conocer los puntos de venta, haz clic aquí.
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