Dentro del corazón de Ensenada, Guadalupe Valley, el arte de la vinatería es tan importante como la religión.
No es de sorprender, pues en sus 66,000 hectáreas se produce el 90% de los vinos de todo México, una de cada 6 hectáreas de este oasis de cielo despejado está dedicado a producir uno de los vinos más ricos del mundo. Pero ¿cómo es que este lugar se convirtió en un referente mundial del buen comer?
Todo comenzó durante la época de la Nueva España cuando un alférez español de nombre Ildefonso Bernal descubrió la región, en 1795, sorprendido al ver la fertilidad de la tierra decidió que sería un excelente lugar para cultivar frutos de uva para las comunidades colonialistas, que en ese momento no tenían la facilidad de tomar la bebida europea que tanto querían. Tras la gestión, los jesuitas españoles y los misionarios dominicanos llegaron al lugar para enseñar a los nativos las riquezas de la cultura europea, entre lo que se encontraba el arte de la vinatería.
Así en 1834, ya gestada la independencia, las ordenes dominicanas fundaron una de sus mesetas en la misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte, y la usaron para enseñar a los nativos el cómo producir vino. El mismo lugar servía para enseñar la palabra de Dios y de esa forma ambas actividades se unieron en un tipo de práctica santa; sin embargo uno de los fundadores de la comunidad tuvo que abandonar el lugar tras ser atacado por la comunidad independentista, en 1840, cayendo su influencia dentro de la zona y desapareciendo de esta manera la producción de vino en Guadalupe Valley por casi medio siglo.
Fue hasta 1905 que una comunidad rusa de cristianos llegaron protegidos por Porfirio Díaz a Ensenada y decidieron comprar 20 hectáreas del valle, con previo conocimiento de su potencial como productora de vino. La inversión fue un rotundo éxito y al poco tiempo sus productos ganaron fama internacional al ser exportados a su país natal. Muchos rusos habitantes de los Estados Unidos se enteraron y decidieron mudarse a Ensenada durante la segunda guerra mundial en búsqueda de una vida más próspera. Fue entonces cuando la industria empezó a acrecentarse y a convertirse en una parada turística de relevancia para el norte del país.
Ahora, convertida en una zona gestora de empresas pequeñas y medianas 100% nacionales, el Valle de Guadalupe es reconocido como una de las zonas más ricas en cuanto a producción de vino en el mundo. Botellas de las más de 100 familias han llegado a ganar alrededor de 400 premios internacionales a la excelencia culinaria; mientras que la forma, rústica y tradicional, con la cual se manejan la han convertido en un foco de atención para todo aquel turista conocedor del buen paladar.
El próximo 8 y 9 de septiembre se llevará a cabo, por segundo año consecutivo, el Guadalupe Valley Wine, Food & Music Festival, un evento en donde se enaltecen las riquezas naturales, culturales y gastronómicas de la región. Un festival imperdible si te gusta el buen comer, la buena música y el buen vino.