Tras una pausa de casi 10 años, Titán regresó a los escenarios con Dama (2016), manteniendo la esencia que los convirtió en uno de los proyectos mexicanos de música electrónica más reconocidos, la cual es resumida por ellos mismos como “música de elementos del rock con maquinitas”.
Guadalupe Valley Wine, Food & Music Festival representó un concierto primordial en la historia del grupo, pues el proyecto se presentó por primera vez en su historia en formato dúo. Es así como nos encontramos a Emilio Acevedo y a Julián Lede dentro de su tienda, disfrutando de la vaca de Dante Ferrero mientras reían de los “errores” que cometieron sobre el escenario. Entre broma y broma, ambos músicos respondieron a todas las preguntas que teníamos sobre su experiencia en el festival y el regreso del proyecto.
Han dejado muy en claro que ustedes hacen “música con maquinitas” en ese sentido ¿Qué tipo de maquinita de videojuegos sería Titán?
Emilio: No hay mucho que buscarle, el disco homónimo está basada al 100% en la Commodore 64.
Julián: En aquel disco nos basamos en la música que se podía hacer en 8 bits y toda la música de esa consola está construida sobre una tarjeta de sonido que sólo permite esos 8 bits, tiene un sonido bastante peculiar que quisimos explotar en la banda.
Emilio: Nunca tuvimos la intención de usar el hardware de los videojuegos, no somos una banda de chiptune. A mí los 8 bits me sonaban más bien a una onda distorsionada porque en realidad son ondas puras, ondas triangulares que suenan a una guitarra. Ese era el chiste, el obtener la misma textura con estos instrumentos. La Commodore es una bestia.
¿Qué es lo que más les ha gustado del Valle de Guadalupe?
Julián: El paisaje sin lugar a dudas.
Emilio: Y la vaca, que fue la pipa de la paz desde que llegó. El show no se lo debemos a la vaca, pero sí calmó los ánimos, estábamos muy nerviosos puesto que este es el primer concierto que damos como un dúo, sin Jay de la Cueva. Fue un experimento interesante, tuvimos que dar un show más electrónico, darle más poder a las cajas de ritmo y quitar las baterías.
Julián: Fue un desmadre electrónico y ya veremos cómo seguirá evolucionando. Estamos estrenando.
Titán es una banda que se distingue por ser en extremo sincera y abierta…
Emilio: La verdad hacemos lo que nos place y eso es algo que que disfrutamos mucho. Es por ello que Titán sigue dando la mata, sacamos nuestro último disco hace dos años, estamos componiendo de nuevo y no nos aburrimos en lo más mínimo.
Julián: Las cosas siguen cambiando, de pronto somos tres, de pronto somos dos, una vez fuimos cuatro. Es un proyecto bastante versátil en todo sentido.
Ustedes tienen proyectos por separado ¿Cómo fue el volver a Titán luego de darle vida a estos?
Julián: Emilio y yo nos conocemos desde hace 30 años y hacemos música desde entonces. Creo que hay una conexión especial, nos conocemos muy bien. Puede que no nos veamos por una larga temporada, pero cuando nos reencontramos la música sale de una manera muy natural, es algo que ya tenemos integrado. Podemos tomar unas largas vacaciones, la última vez fueron cinco años en los cuales cada quien se fue por su lado, pero lo bueno es que siempre nos volvemos a juntar y pasa de nueva cuenta la magia. Es algo que siempre va a seguir.
Emilio: Siempre y cuando la cosa se vuelva compleja. Cada vez que nos juntamos pasa, encontramos más maneras de hacer las cosas sencillas y eso es difícil para nuestras mentes aferradas, el empezar a bajar los elementos. A veces pensamos en meter toda la carne al asador, decidimos que suenen 20 cosas a la vez, y creo que la diversidad que da la complejidad es lo que nos ha movido.