Tatiana Camacho es una fotógrafa única en su tipo. Una artista nata que aprendió de su profesión mediante la práctica, tomando una cámara durante sus años de universitaria y retratando a toda persona o escena significativa. “Era mi forma de estar presente, me costaba mucho trabajo”, me declaró, hablando de la creación como un escape.
Ha pasado poco menos de una década de aquella etapa, la colombiana se ha transformado en una artista con una visión que ha llamado la atención de los mayores coleccionistas y críticos de arte de Latinoamérica y Estados Unidos. Preocupada por la representación de género, Tatiana se ha dedicado a otorgar su propia visión de lo que es la feminidad, la visión de una mujer sobre sí misma.
Decidiste abandonar tu carrera en Fashion Marketing porque empezaste a tener conflictos internos respecto a cómo la industria representa a la mujer. Me gustaría saber a tus palabras cuáles son las diferencias entre la forma en cómo ellos las representan y la forma en cómo tú lo haces en tus fotografías.
Dejé la escuela por ello y porque me conflictuaba mucho las prácticas de la industria de la moda, en general. No compartimos valores en todos sus elementos, desde producción hasta trato social y ambiental.
El tema respecto a cómo se proyecta la feminidad es que al final, como en todas las industrias, la moda ha sido dominada por la visión masculina. Históricamente esta visión es la que ha dominado a los medios, no soy feminista, pero creo que está muy desequilibrado. Es válida la visión masculina y la manera como nos ven los hombres, pero casi no ha existido la voz de las mujeres. Al final se usa mucho la sexualidad femenina en la industria de la moda y siempre es contada desde la perspectiva de un hombre. Es por ello que se tocan temas que lo convierten en un monólogo de género.
Ha sido difícil ser mujer en todos los tiempos. Cuando veo series históricas me doy cuenta de que la tenían muy cabrón en el pasado; sin embargo, hoy gracias a esta industria se proyecta a una mujer que tiene que ser súper guapa, una gran pareja, mamá, profesional y que esté buenísima. Es tanto lo que se exige de nosotras que para mí fue importante unirse a la conversación y hablar de lo que es ser mujer desde el punto de vista de una mujer. Estaba cansada de que siempre nos proyectaran y nos vendieran la imagen de una mujer cuando el script escenográfico es escrito por hombres. No tiene sentido que los hombres escriban a las mujeres sobre lo que es ser mujer.
¿Para ti qué es ser mujer?
Muchas cosas, creo que algo que he aprendido de las mujeres que retrato es que hay muchas formas de ser mujer. Yo vivo la feminidad estando equilibrada tanto en mis energías masculinas como femeninas, cuidando mi naturaleza receptiva e intuitiva, sensible, conectada con los ritmos naturales de la tierra, procurando a los seres vivos de mi entorno y conectándome con mi cuerpo.
Hace unos días tuve una sesión fotográfica con una chica transgénero y me enseñó que tengo que ser la versión más auténtica de mi persona. Las fotos me movieron mucho porque ella se identifica como mujer, pero no es mujer de nacimiento, moviéndose mucho mejor que cualquier otra chica que he tenido frente a la cámara.
Creo que el problema no es la feminidad, lo importante es ser tú combinando los elementos arquetípicos masculinos con los femeninos.
Completamente. Habito un cuerpo de mujer, hace poco una amiga me decía – ya güey, yo quiero ser hombre, qué difícil ser mujer-. Yo amo ser mujer, me encanta toda la parte súper femenina, lo que conlleva cuidarse, ponerse bonita, buscar la suavidad, yo disfruto mucho eso y no cambiaría mi género. Sin embargo, tengo energías masculinas muy activas en mí y todos las tenemos.
¿Crees que todo esto lo expones en la fotografía?
Sí pero cada quien interpreta mi trabajo de formas muy distintas. Lo hago con esa intención, pero no de una forma muy estructurada en realidad.
Cuando empecé a hacer los desnudos femeninos lo hice con una intención muy clara. Me leí un Tarot hace años y me dijo que tenía que –sanar mi feminidad-, eso fue hace 7 años. Entonces me puse en acción, me gustaba mucho la psicomagia y todo evolucionó a partir de ahí. Sin embargo, en lugar de llegar a una respuesta con mi trabajo, he creado más preguntas. Tantas mujeres me han enseñado tantas formas de ser mujer y como yo me he desarrollado nuevos intereses, la naturaleza de mi trabajo ha ido cambiando.
¿Tú crees que lograste el objetivo que te dio el Tarot?
Al 100% y se ha reflejado en mis relaciones, en la forma en cómo he habitado mi piel y en mi vida. Cuando llegué a México no podía relacionarme con las mujeres mexicanas, hay demasiadas diferencias culturales, no las entendía, en esa época me peleé con mi madre y mis hermanas. No lo tenía a consciencia, pero todos esos problemas fueron resultado de mi pelea con mi propia mujer interna.
Hoy en día es, al contrario, me entiendo muy bien con las mujeres. Soy compasiva, ellas sienten mucha confianza conmigo, lo cual fue difícil al inicio, al momento de desnudarse o incluso de hablar.
Creo que antes cargaba con una feminidad inconsciente, en este caso de que –soy mujer porque ocupo un cuerpo de mujer-. No sabía el tipo de energía que iba a aprender de lo que implicaba ser mujer.