Más allá de la imagen que aún persiste en el imaginario colectivo alrededor de la música británica, donde el britpop (y sus variantes más actuales) eclipsan a cualquier otro tipo de sonido, el Reino Unido es un semillero musical y cultural, donde germinan un sinfín de propuestas sonoras que van desde el jazz del Portico Quartet, las rimas de Dizzee Rascal hasta las baterías simultáneas de The Go! Team.
La realidad del entorno musical se ha volcado más hacia canciones hechas con secuencias de computadora y beats programados, que a la configuración clásica de voz, guitarra, bajo y batería. Sin embargo, aún dentro de este vasto espectro de sonidos electrónicos y de engañoso easy listening, subsisten bandas como Jungle, que sin sacrificar los ambientes coloridos y la actitud enfocada a la fiesta, logra exprimir de elementos aparentemente prefabricados. Un concepto musical mucho más intrincado que los pone en un lugar diferente dentro de su propio contexto.
Después de haber sido incluidos en videojuegos, en la shortlist del Mercury Music Prize de 2014 y en el cartel de festivales como Glastonbury, Jungle se enfrenta a una situación que para muchas bandas representa un punto de inflexión: su segundo álbum.
El 14 de septiembre de este año, la banda de Londres lanzó su esperado sophomore y ha emprendido una extensa gira para presentar en sociedad su más reciente trabajo en estudio, con la que visitarán algunas ciudades europeas, así como algunos puntos de los Estados Unidos como Austin, Houston y Oakland. Tom McFarland nos cuenta acerca de For Ever (2018), así como de la intencionalidad del sonido de su banda en un entorno mundial bastante extraño.
Siempre me he preguntado ¿Qué tanto cambia la vida de alguien a partir de que su banda consigue cierto éxito? ¿Aún recuerdas cómo era tu vida antes de Jungle?
Siento que yo sigo igual, viviendo en Inglaterra y me mantengo conectado con la misma gente.
Pero seguro ha cambiado en algo…
El estar en una banda, me ha permitido conocer muchos lugares y la manera en que la gente vive ahí. Me ayuda a saber que vivimos en diferentes realidades dependiendo del país en que nacimos. Ahora tengo una perspectiva más amplia acerca de la gente y de los problemas que tienen que enfrentar, sé que no es fácil, probablemente por eso hacemos música que hace sentir bien a la gente.
Supongo que te habrás dado cuenta que no es lo mismo la pobreza en Reino Unido o países europeos, que la que existe en países en desarrollo…
Sí, por supuesto que las diferencias son obvias pero, en mi caso, sólo pude darme cuenta hasta que empecé a viajar con la banda y conocer diferentes lugares, diferentes realidades.
¿Cuál es el papel de la música en el mundo hoy, donde al parecer las políticas conservadoras han retomado fuerza?
Es muy buena pregunta, creo que allá afuera hay música que aborda temas de actualidad, que protesta contra las injusticias. En nuestro caso, hacemos música que pueda llevar a la gente a un lugar más divertido, en donde al menos por un momento, se puedan abstraer de las cosas negativas que pueden encontrar.
¿For Ever, su nuevo álbum, sigue el mismo camino que su debut?
Si te refieres a la intención, creo que sí, pero esta vez tratamos de integrar elementos nuevos en cuanto a instrumentación, así como en estética.
¿Tuvieron algún momento de duda respecto al lanzamiento o producción de su segundo disco? Lo pregunto porque hay una especie de tabú en torno a los segundos materiales de bandas que con su debut causaron buena impresión.
Claro, todo el tiempo. Cuando estás en el estudio generando algo nuevo, siempre te preguntas si es realmente bueno, si la idea funcionará. Al final, creo que todos en la banda estamos contentos con el álbum y pensamos que tiene una energía muy buena en vivo.
Hablando de los shows en vivo, ¿Cómo suena el disco trasladado a los shows?
Supongo que tendrán que esperar y ver…[risas] Como te decía, añadimos nuevos elementos de instrumentación y de influencias que siento que suenan muy bien en vivo.