La primera vez que escuché ‘Ciudad Satélite’ tenía 19 años de edad, una canción preciosa que llegó justo a tiempo para acompañarme en una de las etapas más complicadas de mi vida. La cálida voz de Estrella del Sol, vocalista de Mint Field, transmite el dolor con el cual cada adolescente lidia cuando se da cuenta de que su mundo, su cosmovisión, todo lo que le daba ilusión y en lo que creía, es una mentira.
La peor sensación de desamor llega en cuanto te das cuenta de que el mundo no está formado alrededor del amor utópico que nos mostraron por años las películas de Disney. “Hoy mis ojos ya cansados de tanto buscar, Mis fantasías me hacen daño, No te voy a encontrar”, canta Estrella, tratando de dar significado a la pérdida de las ilusiones sobre una instrumentación fría que dicta que todo lo que conocemos son arquetipos inventados para darle significado a la vida, una vida en la cual no hay ningún significado menos el que tú le des.
-“Se llama Ciudad Satélite debido a que mi padre, que es de allá, me decía que es muy parecido a Playas, el lugar en donde viví de niña, por ser tranquilo y lento. El título es una metáfora al lugar en donde yo vivía”-, declaró Estrella en un homenaje nostálgico a su pasado naíve y lleno de frustración por no ser capaz de dar con aquello que las historias nos prometieron por años.
La canción progresa a lo largo de los próximos 5 minutos, liberándose de las mentiras y lidiando con fuerza ante la realidad entre gritos “quisiera sacar de mi mirada” y guitarras cargadas de feedback.
Esta fue la primera canción que el dúo presentó que terminó siendo parte de su álbum debut, El Pasar de las Luces (2018), un disco de 13 cortes en los cuales Amor y Estrella, un par de chicas de 21 años de edad natales de Tijuana, México, muestran su proceso de madurez artístico y personal.
-“Todo cambió, teníamos una idea de qué eran las canciones más viejas como ‘Ciudad Satélite’, pero ellas fueron transcurriendo con nosotras a lo largo de los últimos dos años y evolucionaron. La última vez que grabamos esa canción, tratamos de hacer que las guitarras sonaran más fuertes, es una canción muy linda y melancólica, pero ahora suena más madura”-, declaró la baterista Amor Amezcua, -“Creo que la meta en este disco fue lograr que sonara como lo hace, que era como queríamos”-.
Con instrumentaciones basadas en los efectos de guitarra y experimentos con las voces procedentes del shoegaze bajo estructuras in-crescendo típicas del post-rock y ganchos pop que recuerdan a lo realizado por Sigur Rós en Takk… (2005), Estrella y Amor muestran los sentimientos más profundos que experimentaron a lo largo de los dos años que les tomó grabar el material.
-“El grupo se definió en que eramos unas niñas y, bueno, todavía lo somos, pero ahora sabemos un poco más”-, recalcó Amor mientras profundizó que a lo largo de estos años ambas se interesaron en procesos técnicos de producción y en la incorporación de nuevos instrumentos para acompañar a la música de Mint Field, un proyecto que desde sus inicios causó un gran furor dentro de la industria independiente del país y que se posicionó rápidamente como una de las propuestas mexicanas más prometedoras cuando el Festival de Coachella en Indio, California, les abrió las puertas para participar.
-“Estuvo muy padre, fue algo que no nos esperábamos para nada. Estábamos comiendo juntas cuando non enviaron una invitación por correo electrónico tres semanas antes del festival que creíamos que era broma, no nos la creíamos”-, dijo Estrella con los ojos bien abiertos. -“Estábamos brincando en el restaurante”-, agregó Amor entre risas previo a decir con una mayor seriedad, -“Nos sirvió demasiado, como experiencia, sobre todo, para darnos cuenta de a dónde podríamos llegar y qué no queremos ser”-.
Pese a la edad de este par de chicas, Mint Field se ha mantenido como una de las bandas más centradas, trabajadoras y maduras de la industria nacional. Su historial de giras por México, Estados Unidos y Europa, en conjunto con el seguimiento que se ha ganado, y las bandas amigas que ha hecho es una prueba de ello.- “Está muy bonito rodearte de gente que te inspira y lo más padre es que sean tus amigos, se siente muy lindo”-, declaró Amor.
-“No descartamos ninguna canción desde que empezamos a componer”-, dijo Estrella agregando aquellas piezas que hicieron dentro de sus habitaciones. -“Antes éramos sólo nosotras echándole ganas, grabándolo con las cosas que podíamos y haciéndolo funcionar por gusto”-. Eso justo es lo que hace especial a Mint Field; son un par de chicas con un background similar y una gran química que escriben canciones respecto a su propia fragilidad juvenil.
-“La primera vez que nos juntamos fue en mi cumpleaños, fuimos a ver una película, The Bling Ring de Sofía Coppola”-, recordó Amor previo a la sorpresa de Estrella, -“Ay, sí es cierto, no nos hablábamos y me preguntó si quería pasar su cumpleaños con ella”-.
Ambas vivían en Playas de Tijuana, un lugar pequeño que está pegado a la playa. Se conocían de vista, pero no hablaron hasta la secundaria, cuando se dieron cuenta de que tenían los mismos gustos musicales. -“Entonces un día me declaró que estaba tocando la guitarra. Yo estaba construyendo una canción electrónica y la invité para que pusiera teclados, pero no funcionó, entonces decidimos crear nuestra propia banda y empezamos a juntarnos para tocar todos los días, todo el día”-, declaró Amor.
Al escuchar El Pasar de las Luces (2018), resulta ridículo pensar en que este par de chicas aprendieron a tocar sus instrumentos mientras el proyecto avanzaba, pero así fue. Amor tomó el puesto de la batería por la simple razón de que su hermano ya la tocaba y Estrella la guitarra y las voces por conveniencia.
-“Ha habido muchos cambios en el transcurso de Mint Field y nosotras también caímos en el reto de tener que hacer todo solas. Todo nuestro tiempo libre se fue a componer y tocar, hubo un día en el cual Amor empezó a tocar el theremin y me dijo ‘Quiero tocar esta canción en un show en vivo’ y sucedió sin haberlo ensayado. Hubo un momento en el cual lo único que queríamos hacer es explotar lo que podíamos hacer”-, concluyó Estrella en una declaración que no da más que curiosidad ante lo próximo que este dúo tan abierto a la experimentación y a compartir su ser nos pueda entregar en el futuro.
Por el momento sólo queda disfrutar de El Pasar de las Luces (2018), que ya es candidato a convertirse en uno de los discos más hermosos y personales del año.
El artículo estará disponible en el próximo WARP 88 Spring-Summer.
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