Marcela Viejo es una vocalista, tecladista, dj y compositora mexicana que alcanzó la fama cuando se unió al grupo Quiero Club, banda con la cual se mantuvo hasta abril del 2017. En aquel momento, se dio cuenta de que su trabajo en un colectivo había terminado, ahora era momento de compartir su propia voz, de seguir su sueño de lanzarse como solista.
Es ante este nuevo salto, Marcela nos ha escrito una carta en la cual detalla las dificultades por las cuales ha tenido que pasar dentro de la industria de la música independiente mexicana.
Cuando era niña no sabía que terminaría siendo músico a pesar de que toda mi vida se basa en ello. Me pasaba el día leyendo las letras de los discos, analizando ritmos, melodías y, buscando, obsesivamente, música nueva. No sabía que mi talento crecía, a la par que mi cuerpo, la evidencia era notable cuando me subía de la mesa después de comer, a cantarle a mi familia, todos me decían que terminaría siendo ese sueño una realidad, aunque no era consciente de nada, lo que me guio fue el instinto.
Hoy, en una industria tan limitada como la mexicana, los músicos independientes tenemos que ser empresarios, leer e investigar todo lo que se requiere en el negocio para hacer buena promoción, saber bien hacia dónde vamos o hacia dónde queremos ir y, pensar en las estrategias personalizadas de promoción. Esto, sin mencionar que debemos hacer tiempo y guardar energía para realizar nuestro trabajo: tocar y componer.
En el fondo esto es lo que buscaba, aunque resulte pesado ser la responsable de mis decisiones al 100%, del trabajo del día y del show en vivo. Creo que no hay algo más satisfactorio que lograrlo por mí misma. La satisfacción de cada pequeña victoria me deja un buen sabor de boca. Lo mejor es que soy dueña de mi propio tiempo, no dependo de nadie.
La música es mi religión, muy personal y, se funda en mis ídolos, ellos me mostraron sentimientos y pensamientos nuevos, me aclararon ideas oscuras y me hicieron sentir la magia. Desde que tengo uso de razón nada me interesó más que esto, a pesar de que no soy un músico de conservatorio, la vida se encargó de enseñarme lo suficiente para valerme por mí misma, con esfuerzo y valentía aprendí todo lo que sé y me ha llevado hasta dónde estoy hoy.
No ha sido fácil, comprendí que cuándo el sentimiento es real y se escriben las canciones desde el corazón, el sueño sucede, toda la pasión impresa en cada nota lo convierte poco a poco realidad. Hoy sé que es el tiempo de creer en nosotros mismos, trabajar duro para sobresalir del montón, proponer originalidad y calidad en nuestro proyecto.
Para mí, componer canciones que la gente adoptó en su vida y que los han acompañado en las buenas y en las malas vale la existencia, porque en cada canción, melodía e imagen de mi arte, veo una autobiografía, un pedazo de mí se va. Esta es mi historia y, aunque es una profesión de locos e incomprendidos no la cambiaría por nada sin la música no le encuentro sentido a la vida.
-Marcela Viejo
La carta estará disponible en el próximo WARP 88 Spring-Summer.
Puedes leerla ahora mismo a través de nuestro Issuu.