From The Mag: Dulce Pinzón, la verdadera historia de los superhéroes

// Por: Staff

mar 16 mayo, 2017

Fotos: Cortesía Dulce Pinzón

//Por: Naomi Palovits

EL TERROR QUE VIMOS EN VIVO Y A TODO COLOR A TRAVÉS DE LOS NOTICIARIOS LOCALES E INTERNACIONALES LA MAÑANA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001 MARCÓ A TODA UNA GENERACIÓN, EN ESPECIAL A QUIENES VIVIERON DE CERCA LOS HECHOS. TAL ES EL CASO DE LA ARTISTA VISUAL MEXICANA DULCE PINZÓN.

DURANTE EL ATAQUE A LAS TORRES GEMELAS MURIERON 16 MIGRANTES MEXICANOS ENTRE LOS CASI TRES MIL DESAPARECIDOS, DE LOS CUALES SÓLO CINCO FUERON RECONOCIDOS E INCLUIDOS EN EL MEMORIAL. LOS OTROS 11 DEJARON ESTE MUNDO DE LA MISMA FORMA EN LA QUE VIVIERON, EN EL ANONIMATO.

En una visita a una iglesia de la comunidad hispana en Nueva York, Vicente Fox —entonces presidente de México— nombró como “los verdaderos héroes de nuestra nación” a todos los mexicanos fallecidos en el ataque. Conmovida por los hechos recientes e inspirada en dicha frase, Dulce decidió homenajear el esfuerzo heroico de los migrantes a través de la serie La verdadera historia de los superhéroes.

Compuesto por 19 imágenes, este compilado fotográfico retrata a migrantes mexicanos vestidos de superhéroes en sus espacios de trabajo. Cada imagen incluye una cédula con el nombre del migrante, su procedencia y la cantidad de dinero que envía a casa, hombres y mujeres que sin ningún superpoder tienen la fuerza y determinación necesarias para contribuir al bienestar de sus familias, a pesar de las condiciones en las que trabajan.

La serie de fotografías ha sido expuesta en museos y galerías a nivel internacional. En México, el Movimiento de Arte Público (Make Art Public) la expuso en mil 400 parabuses, en 14 ciudades del país. El trabajo de Dulce Pinzón ha estado en América, Europa, Asia y Oceanía, y le ha otorgado becas y apoyos alrededor del mundo. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores del FONCA.

– ¿Cómo surgió la idea de fotografiar a migrantes vestidos como superhéroes?

«Con el atentado a las Torres Gemelas, en 2001, me di cuenta de que el concepto de heroísmo estaba resurgiendo muy fuerte en la consciencia colectiva de la ciudad en donde vivía, que en ese tiempo era Nueva York.»

– ¿Qué te llevó a Nueva York?

«Aparte de ser fotógrafa, estudié Derecho Laboral y estuve con la comunidad de trabajado- res migrantes, di clases de inglés y me metí a sus políticas. Además participé en campañas con sindicatos para ayudar a migrantes documentados a obtener derechos laborales, tales como el salario mínimo y el derecho a organizarse sindicalmente si así lo querían.»

– Entonces tú ya apoyabas a la comunidad antes de convertirte en su vocera, por así decirlo. ¿Cómo se dio la transición de las aulas al reflector?

«Las ganas que tenía de mostrar la capacidad de la comunidad latina, su fortaleza social y el hecho de que eran también invisibles, con una vida en el anonimato, de ahí surgió la idea de desenmascararlos. Había trabajado en un sindicato como organizadora y estuve con migrantes que sufrían de abuso, y aunque la comunidad respondió bien yo me desencanté con el método, con el espíritu del sindicalismo en Estados Unidos, y fue el momento de hacer esa simbiosis. De ahí surgió esta historia.»

– ¿Dirías que el hilo conductor en toda tu obra es el uso del arte como herramienta social?

«Sí, siempre ha sido así. Todo mi trabajo tiene un matiz social y esa inquietud recae en el len- guaje artístico.»

– Volviendo a los superhéroes, ¿cómo encontraste a tus personajes y cómo los convenciste para que aceptaran?

«Ese fue justamente el reto, de dónde sacar a la gente, porque en realidad tener los trajes y la idea era lo mas fácil. Lo difícil era encontrar a la gente que se prestara a hacerlo pues, siendo indocumentados, viven en resguardo, entonces comencé con mis estudiantes. Como ellos conocían mi labor sabían que yo era muy política, así que les comencé a contar y empecé a ver cuál cabía en qué personaje. El primero que hice fue el Chapulín Colorado, Adalberto, que era el menos penoso, después la gente fue apareciendo como la iba necesitando, fue una serie muy bondadosa conmigo.»

– ¿Cómo se dieron las siguientes fotografías?

«Me tardé entre cuatro y cinco meses en hacer cada foto, ya que tenía que ahorrar dinero para producirlas. Lo que hice fue aprovechar cualquier oportunidad; por ejemplo, trabajé como fotógrafa del Maratón de Nueva York y eso me dio la posibilidad de hacer a Flash desde la primera fila. Así fui haciendo la simbiosis.»

– ¿Cuál fue la reacción del público cuando vio las fotografías? ¿A quién se las mostraste primero?

«Vine a México y se las mostré a varios curadores y galeristas, pero con ellos no pasó absolutamente nada. Fue en Estados Unidos donde ocurrió el boom.»

– ¿Cuál fue el primer medio o institución en mostrar interés?

«El New York Times; abrí con broche de oro. Puse las fotos en el restaurante La Esquina, de un amigo, ahí comía todo mundo y fue donde las vio Tim Murphy, del diario. A partir de ello me gané una beca con el New York Foundation for The Arts y gracias a la gran difusión que hicieron obtuve más becas y premios, con lo que pude acelerar el paso.»

– ¿Tú pagaste las imágenes? ¿Cuánto dinero invertiste?

«En algunas 500 dólares, en otras cinco mil. Había que pagar a los personajes, la mayoría de los espacios eran prestados por los dueños, pero no todos. Por ejemplo, para la fotografía de los Gemelos Fantásticos tuve que rentar un dinner en Park Avenue, así que la inversión variaba. En un punto, la Fundación Ford me dio una beca de 25 mil dólares con la condición de terminar la serie y después crear un mecanismo para ayudar a la comunidad, que ese había sido mi planteamiento inicial, por eso lancé una serie de calendarios que puse a la venta.»

– ¿Aún tienes contacto con los superhéroes? ¿Se sienten más orgullosos de lo que hacen ahora que su esfuerzo ha sido reconocido en museos, galerías y medios de todo el mundo?

«Sí, totalmente, hay historias increíbles. Cinco años después de haber empezado la serie vendí los calendarios y en el evento en el que doné el dinero a New York NICE (New Immigrant Community Empowerment) la gente hasta les pedía autógrafos. En el caso de El Hombre Elástico, cuando tomé la foto él trabajaba en un restaurante y cinco años después se convirtió en el dueño de su propio negocio, en Williamsburg, un restaurante llamado Cariño. Flash también puso un restaurante y como no pueden salir de Nueva York por su situación, en esos años fui a ver a sus familias en Puebla. Los personajes me contaron con ilusión lo que sus familias harían con las remesas enviadas, porque finalmente el proyecto habla de remesas, así que cuando conocí a sus familias vi sus sueños realizados y eso fue lo más bonito.»

– Hoy en día, con las políticas de Donald Trump, el tema de los migrantes ha tomado una nueva dimensión, sin embargo siempre ha estado ahí…

«El tema de los migrantes es un tema cíclico y recurrente en todos los países que son potencias económicas y tienen un vecino pobre. Cuando empezó a publicarse el proyecto me lo pedían en China, en Europa, pues el tema es global y contemporáneo, sin fecha de caducidad, es un fenómeno que ha sucedido y sucederá, hables de la comunidad que hables, todos están en la misma circunstancia porque al final siempre hay alguien que es explotado.»