Por: Brenda Marquezhoyos
Para mí nunca ha sido música de desagrado sólo que no le encontraba el encanto. Constantemente leía artículos y listas que referían a los esenciales del Jazz, no había más referencia que los músicos y el nombre de la pieza, es un ejercicio en el que Wikipedia es el aliado a la par del arte de googlear, sin embargo no han respondido a mi gran duda ¿por qué debo escucharla?
Deber como sinónimo de obligación es algo que no cabe para entender la música, lo cual me remite a otro gran debate “la música no se entiende, se siente” Entonces cómo sé que siento el Jazz, quién ha dado las bases para ello. Durante toda esta travesía me he encontrado con lo siguiente: “música para intelectuales”, “un estudio revela que las personas que escuchan Jazz son más inteligentes” Una reverenda sarta de estereotipos muy pretenciosos que alejan al escucha, a menos aquel que tiene la intención de sentirlo.
¿Cómo se empieza a escuchar Jazz? Siempre ha de ser un descubrimiento, no importa si un amigo lo ha recomendado o era lo que abuelo escuchaba, por lo regular siempre va a venir en forma de old school. Cuya forma se compone del misterio y la curiosidad, regularmente no hay letra a la cual aferrarse entonces todo es obra de los ejecutantes. Puede ser como un viaje en carretera, diversos caminos pueden llevar al mismo destino, a que me refiero, van de la serenidad al completo desquicie armónico, donde cada instrumento parece tomar una alternativa pero jamás se alejan del rumbo.
Siguiendo con la magia de los ejecutantes, en una pieza se pueden encontrar con la crema y nata (frase de tía) de éste universo, cada uno haciendo lo que mejor le viene, para Agitation se tenía a Miles Davis a cargo de su icónica trompeta mientras Wayne Shorter lo hacía en su saxofón tenor, en cuanto a las teclas del piano se encontraba Herbie Hancock, como Ron Carter en el característico contrabajo para dar pie a Tony Williams en las exquisitas percusiones.
Aquella pieza pertenece a E. S. P. (1965) de Miles Davis, que acuñe a uno de los quintetos más asombrosos de la época, me remito álbum porque como todo amateur en el mundo del Jazz, todavía no encuentro pertinente hacer una lista respecto al genero, sería un total error, hacer lo mismo que sólo me había causado confusión.
Tampoco quería comenzar con una rebuscada definición, si bien, el termino alude a una confrontación artística por parte de los afroamericanos hacia la música europea, cuyo origen geográfico se establece en Nueva Orleans en aquel Estados Unidos del siglo XIX, donde el síntoma de esclavitud seguía su curso, se puede interpretar al Jazz como una de las válvulas de escape para ese sesgo poblacional.
Aun con reservas, gracias a los nuevos tiempos, con el alcance de un click y a la merced del streaming podemos solventar la curiosidad y abrir la puerta al descubrimiento. Lo que sí puedo recomendar para escuchar Jazz, es ponerle total atención, es algo celoso al principio, pero conforme el oído se familiariza y el cerebro reconoce los cambios como su razón de ser, se presta para ser un buen compañero en momentos en los que impera la soledad, el yo y sí ya se está muy encarrilado leer para ambientar la música que se siente.
Como ya lo había mencionado, es la música que se escucha a partir de la curiosidad y del descubrimiento, a veces se hace un poco ciegas y con lo que salga al alcance, ahora bien, si tienen alguna fuente humana y dadivosa por el Jazz, que sin ánimos de pretensión quiera hacerles una recomendación, recíbanla. Tengo la fortuna de tener una que recuerdo, Kind Of Blue (1959) de Miles Davis. Continúa mi travesía… ¿Nuestra?