El terror vuelve a Europa: Ataques en Bélgica #WARPGeopolítica

// Por: Staff

vie 25 marzo, 2016

Por: Ulises Kentros (@UlisesKentros)

El martes 22 de marzo entre las 7:58 y las 9:10 a.m., Bruselas, la capital de Bélgica, fue sacudida por tres explosiones en dos sitios públicos de la ciudad. El atentado, pronto reclamado por Daesh (ISIS), sucedió en un contexto de incertidumbre y suspenso acerca de cuando sería el siguiente ataque. Al momento se busca uno de los autores, como parte de un esfuerzo mayor de desmantelar la red que ese grupo terrorista implantó en Bélgica. ¿Cómo se llegó a esto?

Sobre Molenbeek ya se ha escrito bastante. El vecindario de Bruselas, con cerca de cien mil habitantes, ha sido llamado “semillero” de terroristas, una “zona de no acceso”, entre otros. Su contexto lo ha hecho un punto focal para que sea un nodo en la red terrorista de Daesh en Europa, pero también para el crimen organizado. Sin embargo, se ha argumentado, su condición refleja el estado de Bélgica en general. El “podrido corazón de Europa” padece de una división interna que dificulta la prevalencia de un estado de derecho comparable al de sus vecinos. Mientras que se pudiera exagerar la gravedad de esa condición, sí se reconoce que la administración del país repercuta negativamente en su sector de seguridad. A la vez, el pequeño país, de once millones de habitantes, ademas de hospedar las instituciones de la Unión Europea, ocupa un lugar estratégico, entre las dos potencias clave del continente (Alemania y Francia), ser vecino de la región portuaria más activa de Europa (Rotterdam y Antwerp). Esto la hace un blanco tentador, e incluso un sitio capaz de desestabilizar al resto del continente.

Foto: Martin Meissner

Foto: Martin Meissner

El origen de esa división está inscrito en la historia del país mismo. Primero, esa región de Europa ha sido repetidas veces una zona de conflicto. En ella, los intereses de diversas potencias han chocado. Durante el siglo XVI lucharon una guerra de independencia contra España, ¡por ochenta años! Luego, en 1830, combatieron para separar Bélgica de Países Bajos en la llamada “Revolución belga”. En las dos guerras mundiales esa región vio terribles combates, como las batallas en Ypres, en 1914, 1915 y 1917. La segunda mitad del siglo XX concretó el desarrollo de su economía, pero una división interna se acrecentó. El país se encuentra dividido entre Flamencos y Valones, dos naciones diferentes, con idiomas y costumbres definidas. La posibilidad que el país se separe entre ambos grupos ha surgido en varias ocasiones, produciendo discordia y disminuyendo la capacidad del gobierno de producir instituciones efectivas. Inmediatamente después del ataque se pudo percibir eso incluso a través de los medios de comunicación, a un tercio de mundo de distancia; mientras que tras el atentado en Paris el gobierno francés emitía continuos estimados de las víctimas producidas, el gobierno belga fue incapaz de hacer lo mismo, sino mucho después. Más grave, sin embargo, es la disfunción en los servicios de inteligencia (fundamentales para prevenir atentados), como las policías, tienen problemas para cooperar entre sí y con otras instancias gubernamentales. Encima de eso, sus labores están fragmentadas entre seis policías sólo en Bruselas (solían ser 19).

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Todo esto estuvo presente en el atentado del 22 de marzo. En él, se demostró un ataque coordinado de gran sofisticación, que debió tomar varias semanas en preparar. Sólo los explosivos empleados requirieron de un experto o veterano en su uso para poder ensamblarlos y producir armas tan letales. Conseguir los materiales requeriría una cadena logística bastante larga, aunque ya existente (las armas del atentado de noviembre fueron posiblemente introducidas a Francia desde Bélgica). El atentado, y las fallas de inteligencia que lo pudieron haber producido, puede desencadenar una crisis política en Bélgica. Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué de esta manera? Se ha especulado que el ataque es una respuesta por el arresto de Salah Abdeslam, un miembro importante de la cadena logística de Daesh en Europa, hecho por las autoridades belgas el 19 de marzo. Su captura fue hecha en un momento en que todos los países europeos se encontraban en un elevado nivel de alerta entre si, en Bélgica ya a un peldaño del nivel máximo. Es dudoso que el plan y el ataque fue hecho desde cero inmediatamente después de la captura, pero realizado con base en un plan ya existente y listo para ser desplegado. Si ese es el caso, entonces la cantidad de células terroristas en Bélgica, y el resto de Europa, debe ser más grande de lo esperado. Algo que también ha inquietado a las autoridades es que el ataque ya no es un único “lobo solitario”, pero una maniobra compleja y de alta efectividad, empleando una coordinación y materiales sofisticados. Esto en parte se debe al regreso de varios veteranos europeos que lucharon del lado de Daesh en Siria e Irak, y regresan al continente para continuar sus operaciones, pero ahora en forma de atentados terroristas. Bélgica en particular ha sido uno de los países que, per cápita, ha producido más soldados para Daesh.

Si la red de Daesh en Europa era vista antes como una colección de individuos “radicalizados”, auto-motivados y sin mayor adiestramiento militar, ahora se contempla un enemigo mucho más peligroso y capaz. Es probable que en los meses que siguen se recrudecerá la seguridad europea y se multiplicarán los arrestos de presuntos miembros. Al momento de escribir, las operaciones para desmantelar la red continúan y han demostrado ser altamente peligrosas. Un devastador artículo, publicado después del atentado, ha declarado que este es la “nueva realidad” para Europa.