Bob Dylan es un referente indiscutible para la música del siglo XX, son varios los artistas y diferentes las disciplinas que han expresado admiración por su influencia.
Un caso sobresaliente de esta admiración, es la del músico británico Bryan Ferry. El fundador de Roxy Music no ha perdido oportunidad de homenajearlo incluyendo covers como “A Hard Rain’s A-Gonna Fall” y “It Ain’t Me Babe” en sus álbumes como solista. Pero el tributo que más ha destacado por parte de Ferry, es el realizado en la primera década del presente siglo.
Corría 2007 y coincidentemente éste fue un año en el que hicieron justos reconocimientos al arte de Dylan, primero con el lanzamiento de una película biográfica dirigida por Todd Haynes, relatada de una forma muy original, donde el músico fue interpretado por seis actores diferentes. La película contó con una banda sonora que consistía en canciones de Dylan interpretadas por figuras como Eddie Vedder, Cat Power y Tom Verlaine.
El segundo suceso importante fue que en ese año el cantautor fue reconocido con el premio Príncipe de Asturias (actualmente Princesa de Asturias), otorgado en España a figuras que destacan en sus respectivas disciplinas como la pintura, la música, la arquitectura, la ciencia y el humanismo.
Precisamente en dicho año es cuando Ferry decide sacar a la luz un álbum completamente formado por canciones de Dylan, titulado Dylanesque (2007). Lo que más distingue a esta producción es el estilo elegante que Ferry le imprime al sonido, muy característico del artista.
Con su particular estilo vocal de carácter suave pero poderoso, logra que las canciones elegidas adquieran formas tan diferentes de la original que se disfrutan y llegan a provocar emociones muy diversas. Se pueden escuchar a lo largo de los once temas pasajes con guitarras eléctricas, bajos certeros y baterías fuertemente enmarcando la voz del artista.
El álbum abre con “Just Like Tom Thumb’s Blues”, pieza extraída del mítico Highway 61 Revisited (1965) la cual parece narrar una aventura sobrenatural de Dylan en México. Aquí la principal diferencia radica en el ritmo y las guitarras eléctricas para luego agregar instrumentos como la armónica (tan característica de Dylan), dándole una contundente atmósfera.
“Simple Twist of Fate” es la canción a seguir, un tema de bella letra, del álbum Blood on the Tracks (1975) sobre dos personas que se enamoran en un parque cuando muere la tarde y, después de una noche, él la pierde para siempre. Mientras que la versión original es más vocal con instrumentos acústicos, la de este álbum comienza a un ritmo vivaz desde el principio, con la guitarra eléctrica como protagonista y avanza incluyendo elementos como violines y armónica hacia el final.
“Make You Feel My Love” es un tema sobre una declaración de amor total y sin condiciones, grabada en la década de los 90s en el álbum Time Out of Mind (1997). Esto con una base sencilla de voz y piano interpretada de forma emotiva. Ferry la versiona con la misma intensidad pero en su estilo, agrega efectos de sonido que la dan un toque más romántico.
“The Times They Are a-Changin’”, es uno de los temas más representativos de Dylan, desprendido del álbum homónimo, el cual relata en su letra un aviso al mundo para que no se sorprenda de los cambios que se avecinan, la voz de Dylan, la guitarra acústica y la armónica son los protagonistas. Ésta versión es elevada a un ritmo eléctrico, rápido, donde Ferry hace lucimiento de sus habilidades vocales aterrizando una excelente versión, e incluso hay un bello coro de voces femenino.
“All I Really Want To Do” en ya es una canción alegre con una letra que habla de acercarse a la persona deseada lo más natural posible, con una interpretación vocal muy interesante de Dylan acompañándose de la guitarra y la armónica. Ferry la interpreta de una forma más suelta y un sonido bailable que recuerda a su etapa con Roxy Music. Originalmente incluida en el álbum Another Side of Bob Dylan (1964).
La mítica “Knockin’ on Heaven’s Door” incluida originalmente en el álbum Pat Garrett and Billy The Kid (1973) es una breve canción para el adiós de un hombre a punto de morir, capaz de transmitir emociones profundas con sus arreglos y letra, es reinterpretada de una forma tranquila y elegante, una vez más haciendo uso de armónicas y guitarras.
“Positively 4th Street” parece referirse a un reclamo, acerca de una falsa camaradería. La voz, un órgano, el piano y la guitarra eléctrica enmarcan la historia contada. Mientras que la visión de Ferry se percibe más meditativa y triste con arreglos discretos, permaneciendo el sonido del piano y la armónica e interpretando la letra de forma muy particular.
“If Not For You” es otra canción de hermosa letra de Dylan incluida en el álbum New Morning (1970), en la que simplemente agradece al ser amado el estar presente en su vida como motivante. La versión de Ferry conserva la misma esencia con unos arreglos interesantes. Cabe destacar que en esta canción colabora en los efectos electrónicos su ex compañero en Roxy Music, Brian Eno.
Baby, Let Me Follow You Down se remonta al primer álbum en la carrera de Dylan, sin embargo, no es autoría del originario de Duluth, sino una canción del dominio popular, un sonido folk en su estado puro. En esta reinterpretación, sin perder el sentido original, Ferry le imprime su estilo, volviéndola una versión muy rítmica y pegadiza.
“Gates Of Eden” es otra de las piezas emblemáticas de Dylan. De compleja y surrealista letra acompañada con una guitarra y armónica solitarias. Aquí Ferry aprovecha la complejidad para hacer una gran interpretación. Los instrumentos se escuchan más tenues y lentos que en la original, dándole un toque introspectivo al relato.
Cierra el álbum “All Along the Watchtower”, una de las canciones folk más potentes de Dylan. Fue originalmente incluida en el álbum John Wesley Harding (1968), con un estilo muy surrealista también en la letra. Aquí Ferry brinda un cover electrizante, lleno de energía que se aleja por completo de la original, haciendo recordar un poco aquel otro cover famoso hecho por Jimi Hendrix, sin salir de su estilo elegante.
Indudablemente, este álbum representa un logro personal para el artista británico, que tanto admira a su colega estadounidense, así como, a pesar que no todos los momentos del álbum llegan a ser estrictamente geniales, representa también un trabajo que merece ser escuchado y disfrutado con detenimiento por parte de los fans de ambos artistas.