Decía vía mi cuenta de Twitter mientras veía la 55 entrega de los famosos Grammy el pasado domingo, que de ninguna manera debemos pensar que esta entrega y las decisiones de la “Recording Academy” reflejan con exactitud lo que actualmente pasa en la industria musical mundial, como así pretenden hacer creer con tantas decenas de premios en tantas categorías que a veces se pasan de forzadas y hasta ridículas.
Todo lo contrario. Los Grammy aparentan reconocer lo mejor de la música, pero acaban siendo una mirada miope de lo que realmente ocurre. No todo esta perdido obviamente y se agradece mucho que mucha gente que normalmente no lo haría, conozca a bandas como The Black Keys, Mumford & Sons, The Lumineers, Frank Ocean o en otros años Arcade Fire o Radiohead, pero el fondo y la estructura, siempre acaban respondiendo a intereses comerciales de las disqueras trasnacionales sobrevivientes y empresas de “management” que involucran artistas no tan conocidos “paqueteados” con los más conocidos sin un verdadero filtro de la Academia omitiendo cosas esenciales que deberían estar y que no figuran ni al mínimo.
El show de TV que solo incluye algunas de las decenas de categorías siempre tiene momentos que van de lo muy aburrido, a lo entretenido y hasta magnífico, como la reciente presentación de Jack White con sus dos bandas (una de hombres y otra de mujeres) o el tributo a Bob Marley con Sting y Damian “Jr Gong” Marley incluidos, pero no siempre se siente bien. Se nota forzado y lleno de compromisos –otra vez- adquiridos, sin una correspondencia a la excelencia y a la búsqueda musical, que debería ser el ÚNICO motor del esfuerzo.