Por: Cristina Orozco
El pasado domingo, Rusia eligió por cuarta vez consecutiva al presidente Vladimir Putin para llevar el mando del país por otros seis años.
Se ha calificado como una “abrumadora victoria”, pues con 76. 9 % de votos a su favor se consolida como el líder con mayor tiempo en el poder desde Joseph Stalin.
En su discurso de victoria reafirmó su compromiso para defender los intereses económicos y sociales bajo el más estricto respeto a su nación, buscando el – “diálogo constructivo” – entre socios, pero como en el amor, aclaró – “se necesitan dos”-. Recalcó que su objetivo es resolver los posibles problemas con otros países por medios diplomáticos y políticos.
El presidente Putin consideró primordial que para legitimar los comisos electorales hubiera la máxima participación de los ciudadanos en el proceso electoral que resultó un reto de logística, pues Rusia tiene 11 zonas horarias en un tiempo de 22 horas y 97 mil casillas. Finalmente lo logró, con más del 63,7% de participación ciudadana dentro de las elecciones, la más grande que ha tenido Rusia en su historia.
Pese al éxito, últimamente se le ha acusado al presidente Putin de interferir en asuntos internacionales de carácter electoral, cibernético y de espionaje, en otros países, lo cual él ha negado rotundamente.
En México las fake news y los trending topics corrieron el rumor de que Rusia intervendría en nuestras próximas elecciones, cosa que acabó en el ridículo por carecer de fundamento, pero considerando que pronto vamos a enfrentar una votación que se adivina históricamente complicada, quizá deberíamos consultar esa estrategia rusa electoral. No estaría de más que los candidatos a la Presidencia de México hicieran propuestas que respondan a la esperanza de sus ciudadanos, ofrezcan estabilidad nacional, un Estado de derecho y atiendan a los intereses de la Nación, aunque tengan que pedir prestado el discurso al presidente Putin.
Los observadores independientes registraron 2000 irregularidades dentro del proceso electoral ruso, a ver cómo nos va en nuestros comicios, por lo pronto es una gran ventaja que, gracias al lema, “Sufragio efectivo, no reelección”, de la campaña de Francisco I. Madero en el año de 1910, cuando se lanzó como candidato por la Presidencia en contra el dictador Porfirio Díaz, quien llevaba 35 años en el poder, concluyera prohibiendo la posibilidad de la reelección.
Así pues, quedó establecido en La Constitución de los Estados Unidos de México de 1917 que sería anti reeleccionista en lo referente al presidente y los gobernadores.
Simultáneamente, en 1917, fue la Revolución Rusa que derrocó al régimen zarista y estableció el primer gobierno socialista. A un siglo, las cosas están al revés.