Este miércoles se confirmó el fallecimiento del artista plástico Vicente Rojo. Nacido en Barcelona al inicio de la década de los 30, el pintor y también escultor fue un personaje que llegó a México desde muy joven; sus primeros acercamientos con el arte fueron los estudios en pintura, cerámica y escultura, pero más tarde perfeccionó su técnica a través de su paso por la Escuela Nacional de Pintura y Escultura, ‘La Esmeralda’.
Su desarrollo profesional también consideró su participación en grandes instituciones de nuestro país como el Instituto Nacional de Bellas Artes, (INBA), y la Universidad Autónoma de México, UNAM. La obra artística de Vicente Rojo que incluye pinturas y esculturas fue calificada como “indispensable” por el escritor Carlos Monsiváis, para la cultura mexicana. A través de su visión y admiración por las periferias de nuestro país, fue considerado parte del movimiento artístico llamado ‘La Ruptura’, que se caracterizó por la liberación de la imagen; la búsqueda de nuevos lenguajes conceptuales entre la abstracción y la neo-figura.
En esta generación de ‘La Ruptura’, también se integraron otros artistas como José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Lilia Carrillo y Brian Nissen, por mencionar algunos. Que a su vez fueron también grandes exponentes del arte contemporáneo.
Para Rojo fue muy importante destacar la pintura moderna universal mexicana, pero esto no le impidió mostrar señales más radicales o alejadas de este tipo de pintura, muestra de ello lo podemos ver en Negaciones, y México bajo la Lluvia, obra en la que se inspiró tras observar la precipitación de lluvia desde una alta loma.
En sus obras pictóricas persigue una visión aérea y de las texturas que se pueden percibir desde las alturas como las pirámides, volcanes y cráteres. Como en ciertos momentos del paisajismo de José María Velasco y en el caso también de Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, las pirámides y los volcanes son, en algunas de las esculturas y cuadros de Rojo, más que análogos, consustanciales. La dignificación de la ruina parece predecir una erupción.
Vicente fue un aficionado de las alturas, de eso no cabe duda, pues su obra plástica responde a esta naturaleza curiosa del artista y de su larga investigación visual que realizó por más de cuarenta años. Una de sus esculturas más representativas y conocidas en México es ‘País de Volcanes’, la fuente que se encuentra en la entrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores de la Ciudad de México, y justo enfrente de la Avenida Juárez.
El agua de esta fuente baja desde lo alto por un camino inclinado, y desemboca en un espejo donde se depositan decenas de piezas piramidales cuyas puntas sobresalen del agua. Pero ¿qué refleja esta obra? Para Vicente Rojo se trató de una representación de lo que él podía ver en México, un ‘País de Volcanes’, en medio del agua que los ayuda a sobrevivir.
Aunque siempre se caracterizó por ser una persona sencilla y modesta, Vicente Rojo tenía la capacidad de vislumbrar la periferia desde las alturas. De ahí su admiración por los picos de los volcanes, y al igual que Humboldt, el pintor pensaba que situarse desde lo alto era la clave para conocer los mejores paisajes, las más increíbles geometrías de una matemática básica. Vicente Rojo encontró en la pintura y la escultura un mirador personalizado.