Reflexión del día por: Ulises Kentros (@UlisesKentros)
En meses recientes ha habido una serie de elecciones en el mundo cuyas circunstancias y resultados pueden indicar una tendencia política para tomar en cuenta. En concreto, me refiero a las elecciones en Argentina, Canadá, Francia y Venezuela. En el mundo hubo más elecciones en este año, pero estas cuatro destacan por su proximidad en el tiempo y otras semejanzas que exploraré a continuación. Mi argumento: es posible que exista una tendencia electoral en las democracias del océano Atlántico, que tendrá que ser tomada en cuenta por los políticos mexicanos y estadounidenses (en especial estos últimos, que tendrán elecciones el año que viene). Veo tres cosas a tomar en cuenta:
Hay una ola anti-corrupción. En Argentina y Venezuela (y, por un proceso particular, Guatemala), los votantes castigaron a gobiernos que percibían como corruptos, malos gestores de la economía y con tendencias autoritarias. En Venezuela, el oficialismo perdió las elecciones legislativas frente a una coalición amplia de grupos y partidos bajo el nombre MUD. A pesar de su victoria, el chavismo persistirá, pues la voluntad del presidente Maduro está en confrontar a esa coalición; aunque respetó los resultados, los declaró una victoria de la “guerra económica”. [1] En Argentina, ninguna de las opciones electorales proponían un seguimiento cabal del programa kirchnerista; el ganador, Macri, tuvo como plataforma romper con la época Kirchner. [2] Esto puede reflejarse pronto en México; el candidato que sepa canalizar mejor la indignación del electorado en torno a los escándalos de corrupción pudiera tener una ventaja. Ahora, es discutible que alguien sea capaz de hacerlo de manera efectiva.
Los monolitos se caen. En Argentina, Canadá y Venezuela, los partidos gobernantes, en el poder por al rededor de una década, perdieron. Sobre Canadá, el partido que perdió tuvo como candidato a Stephen Harper, llamado el último «neoconservador» [3], una reliquia de la época Bush. Su administración duró casi 10 años, y apostó por una cuarta reelección. Perdió, frente al joven y liberal Justin Trudeau. En las tres elecciones se consolidó la derrota de partidos y movimientos que predominaron sus respectivos países por años. Parece que el electorado, en el mundo, quiere alternancia. Sumado a la ola anti-corrupción, estos resultados tienen que inquietar a los partidos gobernantes de América Latina en general, y México en particular.
El populismo persiste, pero se le vence. En Francia, el populismo de derecha (xenófobo, conservador) se encuentra encabezado por el Frente Nacional (FN). Es un partido conocido por sus vínculos con grupos neonazis y que nunca ha ganado una gobernatura francesa. Sin embargo, en las elecciones departamentales de este año, en la primera vuelta electoral obtuvo mayorías en varios lugares. En la segunda vuelta, una campaña de voto útil convenció a la izquierda a desistir de la elección para asegurar que perdiera el FN. [4] Este fue un revés importante para una reciente marea de populismo de derecha en Europa. Penosamente, en la joven democracia de Polonia, el populismo de derecha sí tuvo éxito en las elecciones de este año. Y sus tendencias autoritarias ya se hacen presentes (tema para una edición futura), y eso inquieta a todos en la Unión Europea. [5] Es difícil saber al final cómo serán confrontadas las propuestas populistas en México y Estados Unidos (allá mejor ilustrado por Trump), pero, la reciente experiencia en Francia y Polonia pueden sugerir posibles caminos, y posibles resultados.
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2: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/11/151118_elecciones_mauricio_macri_balotaje_perfil_irm
3: http://foreignpolicy.com/2015/09/02/the-last-neocon-canadas-stephen-harper/