Brexit, Colombia y la FARC, muertes en Etiopía… ¡qué semana! #WARPGeopolítica

// Por: Staff

sáb 25 junio, 2016

Por: Ulises Kentros (@UlisesKentros)

Cada semana parece que hay una noticia que eclipsa a todas las demás, ya sea por el pánico que alimenta, la esperanza que despierta, o la indignación que produce. Esta semana parece habernos dado un poco de todo. Por eso, un recuento de la semana que nos llevará por el mundo, desde Reino Unido hasta Colombia, pasando por Etiopía.

Splendid Isolation

El Brexit dará mucho de qué hablar. En una noche comenzó el final de una relación de más de sesenta años, en la que el Reino Unido fue parte clave del proyecto europeo. En una pieza para The Guardian, Jonathan Freedland lo expresó de manera sucinta: los británicos hoy despiertan en un país muy diferente al que conocieron. El proceso de separación tomará tiempo, entre uno y dos años, y no se sabe cuál relación habrá entre el Reino Unido post-Brexit y la Unión Europea (UE). Tan lejos se distinguen algunos escenarios: tener una relación con la UE parecida a la que tienen Islandia y Noruega (no son miembros, pero son parte de múltiples programas compartidos, como del tratado de libre comercio de la UE), ser un país “socio” (como lo son México y Brasil: tienen libre comercio con y son parte de algunos programas de la UE) o romper todos sus vínculos, sólo conservando el comercio según las reglas de la Organización Mundial del Comercio.

A la vez, vuelven a surgir las preguntas por el futuro de Escocia e Irlanda del Norte en el Reino Unido; inmediatamente después del voto líderes de los partidos nacionalistas prometieron que impulsarían referendos en sus respectivos territorios. Escocia puede separarse e Irlanda del Norte puede tener un nuevo acuerdo para borrar la frontera con la República de Irlanda. Encima de eso, los mercados internacionales están en caos, con el temor que Reino Unido estará en una prolongada crisis económica. Más en el análisis de WARP Geopolítica.

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Paz, ¿al fin?

En Colombia, 52 años de guerra parece que por fin han llegado a su final. El segundo conflicto armado más prolongado del mundo dio señales de haber concluido. La paz de Habana, que ha estado en negociación desde hace más de un año, resulta en un acuerdo bilateral de cese de hostilidades entre Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (las FARC).

Lo crucial del acuerdo de paz está en que se trazó un plan desde el desarme a la de-movilización de las FARC. El éxito de la paz provendrá de qué tan bien sean reintegrados los miles de excombatientes a la sociedad, y cómo ésta perciba que se ha hecho justicia al respecto de los crímenes de guerra. Sobre eso, se creará un tribunal especial para los crímenes de guerra cometidos por los líderes de las FARC, que puede restringir su libertad por tiempo limitado (hasta ocho años). No todos están contentos con este resultado. Alvaro Uribe, anterior presidente colombiano, llamó a una campaña de resistencia popular contra el acuerdo. El presidente actual, Juan Manuel Santos, a pesar de lograr cerrar el acuerdo, es profundamente impopular, con sólo 20% de la población aprobando su gestión.

El futuro de la paz de Habana parece prometedor. Para los combatientes, un camino está dispuesto: el liderazgo de las FARC se prepara para asumir roles civiles y de política; las FARC se convertirán en un partido político. A la vez, el proceso de desarme y de-movilización será supervisado por hasta 400 observadores desarmados de la ONU. No obstante, a pesar de estos avances, el conflicto en Colombia continua, con otros grupos todavía lejos de las mesas de negociación con el gobierno. Pero, de todas las ranas para tragar, ésta fue la más grande.

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Conflicto en Etiopía

El 12 de junio hubo un breve estallido armado entre Eritrea y Etiopía, que dejó centenares de muertos. Este inesperado avivar de las flamas del latente conflicto entre ambos países produjo inquietud en el resto del mundo sobre una nueva guerra en el cuerno de África. Este es el más reciente incidente de una sucesión de encuentros violentos por la frontera. Los antecedentes son obscuros: ambos países han ido a la guerra dos veces, primero en 1991 por la independencia unilateral de Eritrea, y en 1998, por disputas fronterizas. Ese último dejó a más de setenta mil muertos. Asimismo, los grupos secesionistas de Eritrea lucharon por décadas, desde 1970 en adelante, culminando en la separación de ese país. Este incidente más reciente sucede en el contexto del surgir internacional de Etiopía, y el creciente aislamiento de Eritrea.

Observar a Etiopía hoy en día es algo que vale la pena. El país está en medio de una ola de industrialización como pocas en el mundo. Incluso se la ha llamado la próxima China. Considerando que la economía del país ha crecido a más de 8% anual desde hace dos décadas, el tamaño de su territorio y de su población, su potencial de seguir adelante parece enorme. Pero sus desafíos son gigantescos. En temas de seguridad, tiene conflictos con muchos de sus vecinos. Con Sudán del Sur, mandó soldados al otro lado de la frontera (con aprobación del gobierno de Sudán del Sur)  para recuperar más de cien niños que fueron secuestrados en un ataque trans-fronterizo. Somalia, con quien comparte su frontera más extensa, ha estado fracturado, carente de un poder centralizado, y cuyo territorio ha sido frecuentemente usado como plataforma para ataques terroristas. En su interior, Etiopía contiene varios relieves étnicos y sociales que pueden traer inestabilidad en el futuro.

Como en muchas guerras, los hechos exactos son difíciles de distinguir. Muchas veces es necesario esperar a que surja una comisión de la verdad que investigue y persiga a los que cometieron crímenes de guerra. Pero para ello se requiere cooperación, y por ahora Etiopía y Eritrea intercambian acusaciones de quién realmente inició el conflicto. Por un lado, Eritrea dice que dejó más de 200 tropas etíopes muertas. 

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