Balthazar, la propuesta de indie con tintes de funk desde Bélgica #BandsYouNeedToKnow

// Por: Staff

vie 31 mayo, 2019

Lily Stroud

Lugar de Origen: Kortrijk and Ghent, Bélgica

Año de Fundación: 2004

Miembros: Maarten Devoldere, Jinte Deprez, Simon Casier, Michiel Balcaen y Tijs Delbeke

“Estoy en la casa de mis abuelos. Es una casa como de brownstone. Tiene tres pisos. La puerta principal está pintada de verde. Estoy en un cuarto. Me estoy masturbando. De repente, mis abuelos suban las escaleras, y me dicen que necesitan algo de mí. Me preguntan si les podría preparar una taza de té verde. Voy, pero antes me lavo las manos, porque les tengo respeto a mis abuelos.

Una cebra aparece de repente y se me acerca. Huele muy bien. Pienso que ella acaba de ducharse. Me dice, ‘black, white, black, white, black, white, everything alright?’”

El universo de ‘Balthazar’

“Es la naturaleza humana intentar poner una banda dentro de una caja de géneros, creo que hacemos música indie-pop si le fuera a poner un nombre, pero creo que incluso, es un término muy amplio. Para nosotros, con el primer álbum, siempre fue el propósito de crear nuestro propio mundo y atmósfera ‘Balthazar’ En cierto sentido, el hecho de que no puedas categorizarlo es probablemente algo bueno.”

El nombre de su álbum anterior, Thin Walls (2015), describe a una banda que escribió exclusivamente cuando estaba de gira, la manera en que la privacidad desaparecía en espacios tan pequeños “Estuvimos en autobuses y moteles baratos, así que nunca tuvimos privacidad. Recuerdo que tenía que irme al baño del autobús con la guitarra para encontrar tranquilidad para escribir. Tenía sentido llamarlo de esta manera”.

Desde entonces, el sonido de la banda ha cambiado, quizás gracias a los proyectos solitas que los dos cantautores y frontmen Jinte Deprez y Maarten Devoldere, emprendieron en los años entre el álbum de 2015 y el nuevo estreno.

Sus caminos individuales muestran el talento de los músicos belgas; Devoldere con el lanzamiento de dos álbumes bajo el nombre de Warhaus, Deprez, del otro lado, usando su tiempo para consentir su amor de R&B, lanzando un álbum bajo el seudónimo J. Bernardt.

Fever

Sin embargo, aunque los proyectos solistas fueron exitosos y respondieron a sus urgencias creativas personales, el ser grandes amigos desde la escuela, encontró a estos dos músicos inevitablemente juntándose de nuevo en Balthazar.

El álbum Fever (2019) llega como resultado de esto. Un toque fresco para la banda, impulsada por ritmos sensuales, tal vez una reacción evidente a los estilos explorados de manera individual.

Es un álbum que empieza más fuerte que lo que cierra, con pistas muy centradas a líneas de bajos funk; dentro de las cuales destacan ‘Whatchu Doin’’ y ‘I’m Never Gonna Let You Down Again’.

Al incurrir sobre este periodo de hiato, dudosos de que hacen músicos como estos cuando no hacen música escuchamos “No somos buenos para no hacer música. Me gusta ir a bares con amigos y pintar a veces. Simon recoge fósiles de dinosaurios. Nuestro baterista solo ve porno todo el tiempo… también es vegano, así que supongo que podrías decir que se ha vuelto loco. Jaja. Yo, cuando no estoy haciendo música es porque estoy muy crudo. Veo películas y cosas así.”

Reed, Dylan, Bowie

El proyecto de Maarten Devoldere, Warhaus, describe su estilo como una continuación del estilo de Leonard Cohen, con influencias del estilo de Tom Waits y las baladas de Serge Gainsbourg. Algunas de las canciones y álbumes de la época de Warhaus se grabaron con la novia de Devoldere, Sylvie Kreusch, también una músico belga que lanzó su debut en solista en 2018.

Nos habla de sus influencias, explicando el particular sonido de la banda, que por mencionar algunos también piensa en los rockeros clásicos de los años sesenta como Lou Reed, Bob Dylan y David Bowie.

Con respecto a lo que aborda con su música, nos cuenta “estamos más inspirados por las cosas que están cerca de nosotros y las personas que nos conocen en nuestras vidas personales. Escribimos sobre chicas con las que nos encontramos y con las que nos relacionamos, así que no creo que haya cambiado mucho desde los años 60, son temas universales.”

Demasiados sonidos, para un sonido propio

“Tal vez los álbumes anteriores fueron más cinematográficos. En realidad, siempre somos muy liberales y empezamos a pensar una semana antes, por lo que en el estudio no estamos realmente pensando en lo que hacemos, solo jameamos.”

Nos habla también sobre cómo tener un conjunto de recursos aparentemente ilimitado, puede restringir la creatividad a veces, y como una banda que se guía por el carácter de guitarras e instrumentos en vivo, se trata más de crear vibraciones orgánicas.

“Creo que es un problema, especialmente con las laptops puedes llegar a tener demasiados sonidos y así las bandas olvidan que tienes que encontrar su propio sonido. Obviamente, si solo usas una guitarra o un bajo, es más difícil destacar” dice tratando de explicar una manera de encontrar un equilibrio entre los componentes orgánicos y las cosas electrónicas, todo bajo una metodología minimalista, casi como la sencillez encontrada en el hip-hop.

Así Balthazar, se encuentra en un tiempo interesante para las bandas que aún pretenden llegar a grandes y emocionales públicos, por medio del formato rock. La misión no parece tan imposible, cuando se considera que aún así, sus integrantes son músicos abiertos a las expresiones, sin dejarse abrumar por las mismas.