//Por: Oscar Adame
Lugar de Origen: Ciudad de México
Año de Fundación: 2013
Miembros: Gibran Azain Ongay Montalvo
El soñar puede ser una experiencia tan reveladora, como lo puede ser aterradora. Todo romántico tiene la idea de que al entrar al mundo de Morfeo, aquel gobernado por el subconsciente, te desnudas ante ti mismo en un ejercicio en el cual te restriegan, por medio de símbolos, todos tus deseos y temores presentes; hay incluso algunos que creen que los sueños pueden ser proféticos. Al soñar te conoces más a ti mismo y aunque algunos le re-huyen a su propia persona al olvidar sus sueños al instante, o no prestarles la atención debida, algunos otros se obsesionan con ellos de un modo romántico y espiritual.
Gibran Azain desde hace unos cuantos meses ha estado trabajando en el tercer disco de su proyecto solista, llamado simplemente Azain, en una narrativa que toca los sueños más importantes que ha tenido.
“He tenido sueños lúcidos, sueños que me hacen pensar que en realidad el mundo onírico es un universo paralelo de muchos otros tantos que hay. Estoy haciendo la música del sueño, un soundtrack de los sueños, de un universo paralelo”, es lo que me platica Gibran desde el cuarto en el cual trabajó sus pasados dos discos de estudio. Un lugar pequeño con ventanas que dan al otro lado de la casa de su familia; la luz es extraña y fría, pues la única que entra lo hace por el corredor principal; el sonido también es bastante extraño, silencioso y con ecos muy lejanos.
De este nuevo disco, el cual nos adelantó será lanzado a mediados de Junio, se han lanzado tres canciones que se distinguen por un sonido épico in-crescendo.
‘Slowmotion’ fue construida a partir de un lindo beat y sonidos realizados con sintetizadores, que se sienten somnolientos; un acercamiento más cercano al dreampop que al postrock del cual el proyecto nos tenía acostumbrados. Por otro lado ‘Cosmonautas’ es una canción ambiental que se mantiene de pie gracias a un excelente bajeo.
‘Dreamboy’ es mi favorita; los sampleos de susurros, la emotiva secuencia del teclado y el bellísimo arpegio de guitarra de su primera parte logran crear una atmósfera atrapante y emocionante que, como un sueño, empieza a aumentar en su intensidad generando un final explosivo digno de cualquier gran banda de post-rock.
https://www.youtube.com/watch?v=4DROUhVOUJw
Pero Azain no siempre fue así. Cuando el chico empezó su proyecto, lo hizo como una forma de alejarse de las malas sensaciones que un evento impactante tuvo sobre él.
Las cicatrices abiertas las convirtió en meses enteros de trabajo, día y noche, junto a su Ipad, una guitarra que usaba en la secundaria y objetos comunes que se encontraba en su casa; creando con ello un disco minimalista preciosísimo. Para él, Azain cantó en un léxico onomatopéyico llamado ‘heimsinz’.
“Creo que fue como un sistema de protección, además del problema de no encontrar las palabras para describir los sentimientos y las sensaciones. Creo que a veces el lenguaje nos queda corto y la música es algo infinito, por eso mismo la lengua que usé ademas de tener una base onomatopéyica, funciona en tonos, es decir, es una lengua musical”.
Ese primer material sobresalió por su fuerza emocional, su intimidad y su gran sinceridad. Es un disco que se siente cercano y que se distingue además por su naturaleza experimental y aunque las críticas por su similitud con propuestas como Sigur Rós o Mew no se dejaron esperar, a una buena cantidad de personas dejó bien enganchadas.
“Creo que tal vez era el público quien esperaba que continuara con el sonido y el concepto del primer disco; sin embargo la catarsis es una especie de purga y esas sensaciones de nostalgia, tristeza y miedos, se hicieron a un lado, aunque no del todo. Por otra parte, uno cambia a cada momento”, me responde respecto a la crítica que se llevó con su segundo disco de estudio ‘Amoreux’ por su cambio repentino de sonido, ahora un tanto más synth-pop.
Ahora bien no nos queda más que esperar unos cuantos meses más para poder escuchar el nuevo sonido, de ensueño, de Azain.