//Por: José Iñesta, Director de Pixelatl y El Festival
Primero quiero explicar que cursé la ingeniería en Electrónica y Computación en la Universidad de Texas, en Austin, debido a una beca que obtuve. Durante ese periodo viví cosas muy importantes a nivel académico y también como atleta, involucrándome con grupos altruistas y siendo parte de asociaciones estudiantiles, pues mis padres siempre han amado la contribución social y es gracias a ellos que tengo gran aprecio por la generosidad.
Al terminar de estudiar inicié mi vida laboral en la empresa Texas Instruments, unos meses después de que me graduara. Ahí empecé a crecer, entendí que me hacían falta muchas capacidades humanas y decidí estudiar la maestría en Administración de Empresas, para seguir con una en Desarrollo Humano, algo que me cambió la vida y me inspiró a iniciar proyectos personales.
En este nuevo periodo de mi vida trabajé con fundaciones, ONGs, dando consultoría y coaching a ejecutivos, hasta que la búsqueda de esa área profesional en la cual sentirme pleno me llevó a la industria del entretenimiento, una palanca de desarrollo en el mundo pero no en México. Fue en ese punto que, al volver a mi país, aposté por dos cosas: la producción de contenidos y la capacitación de gente para elevar su potencial. Una investigación rápida me hizo darme cuenta que había muchos estudios y escuelas en el ramo, lo que me hizo preguntarme ¿por qué el mundo no conoce la industria audiovisual mexicana? Entonces se me abrió el panorama, descubrí que hacía falta un evento que juntara lo mejor que ocurría en México con lo mejor que se creaba en el mundo. Así surgió el Festival.
El Festival, de este modo, representó ese marco que arropó la producción nacional para proyectarla a nivel internacional, a la vez que atrajo a talentos de diferentes puntos del globo para intercambiar conocimiento con creativos mexicanos. Este evento dio paso al modelo de emprendimiento Ideatoon, que se encarga de preparar proyectos creativos para que puedan ser vistos por inversionistas internacionales, con resultados de inmenso orgullo entre los que se cuenta Juan Futbol y Villanous, en Cartoon Network; Cielito Lindo, por Discovery Kids, y otras dos propiedades intelectuales que buscan más inversión para llevarse a cabo.
Animotora es otro de mis orgullos, pues es la primera incubadora de proyectos creativos a nivel nacional, reconocida por el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), que estoy seguro dará mucho de qué hablar en años siguientes. Lo que es más importante, usamos toda nuestra red de contactos internacionales para que apuesten por México e inviertan en las propiedades que los artistas mexicanos crean.
Estamos consolidando una nueva industria y ese fue mi sueño al volver, poder ver cómo mi país crece en una área que puede ser igual de importante que la automotriz o la minera. Falta empezar a medir cada caso de éxito para que el gobierno escuche las necesidades del sector y se convierta en una palanca de dignificación, integración y reconciliación. De todas las apuestas que se han hecho, la única que puede cambiar nuestra historia es las industria creativa y por eso trabajo cada día, porque quiero ver prosperidad y felicidad sin todas las brechas que nos separan y nos fracturan.