Aldous Harding, folk neozelandés de brutal honestidad #BandsYouNeedToKnow

// Por: Staff

lun 23 enero, 2017

//Por: Rodolfo Téllez Girón

La música folk es y siempre ha sido música del pueblo. Béla Bartók, John Lomax y su hijo Alan, Cecil Sharp y otros no mencionados en este artículo se encargaron de crear un registro audible de la música con la que crecieron y que tiene características endémicas de cada región, ayudando a la estandarización de los géneros que conocemos hoy en la música popular. Cada parte del mundo tiene música folclórica única e irrepetible, pero cuando hablamos del género folk, hablamos únicamente de la hecha en inglés. Canciones de folk se han transmitido por tradición oral desde hace siglos en la región que ahora es la Gran Bretaña, llegando a África, Asia, América y Oceanía, reinventándose en cada lugar.

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Nueva Zelanda es el lugar de origen de Aldous Harding, cantante, guitarrista y escritora de sus canciones. En el puerto de Lyttelton, grabó su álbum homónimo (único hasta el momento) en The Sitting Room, el estudio de Marlon Williams y lanzado con el sello Lyttelton Records, en 2014. En él, escuchamos a una mujer que hace canciones de un folk cuidadosamente depurado de la mano de una ambivalencia con la guitarra, donde, por una mayor parte, hace atmósferas prolongadas, sosteniendo uno o dos acordes; por otro lado, tiene dos canciones –Beast y el bonus Algust Row– en donde se puede escuchar un rápido y preciso picking que nos dice claramente que Nick Drake y Bert Jansch son grandes influencias para ella. Sus letras, según la misma Harding, hablan de uno de los temas más viejos de la humanidad: la lucha entre el bien y el mal. En sus canciones podemos encontrar diferentes texturas, desde lo más sencillo con una persona armada sólo con una guitarra y su voz, hasta piezas en donde desde el principio hay pandero, bajo eléctrico y sutiles acompañamientos de guitarra eléctrica y voces a coro, o aparentes canciones donde está tocando sola, y de pronto se unen violines, flautas y hasta theremin. La voz de Harding es deleitante y dulce, con un vibrato que hace temblar más allá de su voz, recordándonos un poco a la obra maestra de Linda Perhacs, el álbum Parallelograms. Le gusta dejar que el público haga sus propias conjeturas acerca del significado de cada canción, ya que sus letras tienen un alto grado de subjetividad poética que nos llevan por un viaje entre luz y oscuridad, agua y sangre, dignas de una gran escritora.

Lleva dos años de tour, tocando en Europa y Estados Unidos, y en marzo de 2017 lanzará su segundo disco titulado Party, del cuál se desprende Horizon, que ya podemos escuchar en versiones para radio en vivo y en conciertos. Fue al verla tocar y cantar (en video, por desgracia aún no ha venido a México), que me di cuenta de su autenticidad, con una mirada fija a la nada, totalmente concentrada en lo que hace y al mismo tiempo desempeñándose con una naturalidad solemne.

El año a penas comienza y ya casi se nos va enero. Falta muy poco para poder escuchar el segundo material de Aldous Harding, que espero con grandes expectativas. No me atrevo a adivinar de qué va; si está compuesto bajo la misma línea que su primer disco, o si habrá cambiado su estilo. Lo único que sé, es que tendrá la brutal honestidad del folk que la caracteriza.