A cinco años del triunfo sonoro que significó Carrie & Lowell (2015), el oriundo de Detroit, Michigan, el otrora ‘enfant terrible’ Sufjan Stevens, está de regreso con The Ascension (2020). En este disco de portada caleidoscopica, Stevens explora el caos colectivo a través de 15 temas reflexivos cargados de una electrónica gélida, etérea e hipnótica, dando un giro sonoro total respecto al estilo orgánico e intimista que significó su último trabajo.
En el caos de nuestro tiempo, el octavo disco de Sufjan Stevens llega en buen momento, aunque haya sido escrito antes de la pandemia y los disturbios civiles que se dieron a mediados de año en Estados Unidos debido a temas raciales, The Ascension (2020) flota arriba para cuestionar y comentar sobre el caos de abajo y dentro tanto a nivel personal como colectivo invitando a la reflexion.
Para los iniciados en la carrera de Stevens, este cambio sonoro podría parecer sorpresivo, pero para los seguidores más férreos del músico norteamericano The Ascension (2010) emparenta de buena forma con obras como Enjoy Your Rabbit (2001) y The Age of Adz (2010), dónde la música electrónica está presente en ambos trabajos.
En los primeros cortes, electrónica densa y ambient permea las atmósferas de ‘Make Me An Offer I Cannot Refuse’ y ‘Run Away With Me’, junto con las voces melancólicas de Stevens crean un paisaje sonoro fascinante.
La luminosa ‘Video Game’ hace su aparición, la cual juega de buena manera con un electro pop cerebral bastante adictivo, de los temas mas reconocibles del disco. ‘Lamentations’ entrega un inicio industrial, que recuerda la electrónica fria de Clark, pero la calidez en los coros y la voz de Stevens, terminan por entregar una pieza bastante amigable.
Para los más puristas, a pesar de las atmósferas tenues creadas a base de sintetizadores, en ‘Tell Me You Love Me’, ‘Landslide’ y ‘The Ascension’ se puede percibir el núcleo emocional, cálido, palpitante y angustiante de Carrie & Lowell (2015).
‘Die Happy’, ‘Ativan’ y ‘Gigamesh se erigen como las piezas más obscuras del álbum, la primera de sonidos cristalinos, voces fantasmales y lamentos, las últimas de electrónica fría y gris, que recuerdan mucho los trabajos solistas de Thom Yorke.
En ‘Ursa Major’ y en ‘Death Star’ se puede percibir al Sufjan Stevens más experimental, jugando con cajas de ritmos y varias capas de sonido creando piezas sonoras bastante complejas.
El cierre del álbum no podía ser mejor, con dos de sus piezas más completas en años: las fascinantes y arriesgadas ‘Sugar’ (de 7 minutos de duración) y ‘America’ (track de casi trece minutos de duración), dos de los temas mas sobresalientes no solo del disco, sino del año, dónde la habilidad artesanal de Sufjan Stevens para crear temas sumamente emocionales y conmovedores queda de manifiesto.
The Ascension (2020) es un ejercicio de música electronica bastante interesante, con un hábil enfoque en los temas del terror existencial y la búsqueda del significado, tanto a nivel individual como colectivo, con 15 canciones llenas de ira pero esperanzadoras, que satisfacen melódicamente y metafísicamente al escucha, lo que hace que haya valido la pena la espera de 5 años para tener de regreso a Sufjan Stevens que ha vuelto a entregar una gran obra, de las mejor logradas de este caótico 2020.