Si bien uno de los estandartes de la colombiana, Gabriela Jimeno, a.k.a. Ela Minus, habría sido hace algunos años todo este -y paradójicamente- gran concepto al que ella nombró como tiny dance, la ahora firmada por Domino Records, ha tirado todas las fichas a la pista de baile en un álbum tan afilado sonoramente como en su fuego lírico y personal.
acts of rebellion es pues, una colección de éxitos que bien podrían encontrarse en el siempre revelador subterráneo de los clubes, o bien, en la vanguardia compositiva de la confección electrónica. Como sea, los 41 minutos que conforman el debut de larga duración de la productora son tan certeros como pegadizos, y claro, hondísimos y nebulosos.
Han pasado ya varios años desde que la colombiana presentara la entrañable “Jamaica” (uno de sus primeros sencillos) y el abre cancha Adapt (2017), su primer EP, mismos años en los que, a través de colaboraciones con nombres de la escena latinoamericana y su incansable búsqueda musical a través de la modulación y construcción de sintetizadores, han desembocado en un debut de alto calibre para la incendiaria lucha diaria, y también, para la contemplación de la consciencia hacia el futuro.
Ela Minus ha hecho un centelleante álbum que combina el techno, el pop, la electrónica industrial, un tanto de coldwave y, con ello, ha logrado fraguar una interesante mezcla que aun suena enraizada a sus orígenes; así como proliferan, quizás en su mayoría, temas electrónicos todo terreno con robustos golpazos percusivos, secuencias que se engrandecen en cada inicio de loop y melodías que se expanden a la oscuridad en cada golpe de tecla, también hay lugar para la elevación, los alientos y el dulce sosiego del conocido sello de la cantante.
Si bien, el estilo sonoro de Jimeno ha trascendido meteóricamente hacia la abstracción y las tinieblas electrónicas, el discurso de la radicada en Brooklyn en este lanzamiento es aún más conciso. Todos los días, la pelea por lograrlo, por cambiar, por encontrarse, por mejorar, por rebelarse… se puede alcanzar a través de pequeñas piezas que completan el rompecabezas. Un acto discográfico de rebelión en sí mismo, desde su política y visión social, hasta el desahogo purificador de los sintetizadores y mecanismos análogos en el ensamble de acts of rebellion.
Impresionante, cada una de las pulsaciones al ritmo de un corazón acelerado, en busca de lo carnal y la exoneración en la decena de temas del debut de Minus; las oberturas, interludios y experimentaciones flotantes -cercanas al ambient- son el constante recordatorio de que el labrado creativo se genera desde lo más básico e ingenuo en el laboratorio, y que, al mismo tiempo, conecta con la entraña más profunda de la mente… y en complemento, el frenesí y el éxtasis de temas como “they told us it was hard, but they were wrong”, “el cielo no es de nadie” y “megapunk”, no solo estallan auditivamente en una escala de poderoso tecno y pop luminoso, sino que, en su mensaje, reflejan las inquietudes y planteamientos íntimos de Gabriela y su cosmovisión como una artista completa que no se detiene ni se separa de su obra.
Destacan, además del exquisito labrado de su voz, sea en español o inglés, momentos de gran interés como “tony”, una canción de alta temperatura latina, bombazos que se perciben entre vientos sintetizados, bajeos continuos y detalles de teclado de bajo perfil que se nutren de una ligera oleada de ritmos gitanos; y “close”, juguetona, ensoñadora y deslavada entre disonantes y delicados teclados, hacen del cierre del disco -junto al también radicado en NY, Helado Negro- un episodio perfecto para sobrenadar en la marea.
El LP debut de Ela Minus es la nueva dinamita del género electrónico. Los clubes, las salas, los DJ’s, aquellos que reversionan y samplean, y evidentemente, la prensa, lo saben. Y ella, también.