500 años de la llegada de Hernán Cortés: Hacemos memoria de la llegada que cambió la historia, un choque de mundos distantes. En una serie, rememoramos a profundidad lo que fue este periodo en la Conquista de México y la manera en que hoy persiste su significado.
El pasado 25 de marzo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, visitó Tabasco y en esa travesía el municipio de Centla, donde recordó que en marzo de hace 500 años en esa población se protagonizó una de las primeras batallas y tal vez de las más importantes, en el proceso de conquista de México, iniciado en 1519, con el arribo de Hernán Cortés y sus huestes a nuestro país.
Tomando en cuenta que en 2021 se recuerdan también cinco siglos de la caída de la gran ciudad y señorío de Mexico-Tenochtitlán y con ello el nacimiento formal del México mestizo, AMLO, en compañía de su esposa Beatriz Gutiérrez Mueller, afirmó que había solicitado formalmente por medio de dos cartas enviadas al Rey de España Felipe VI y el Papa Francisco, que la realeza ibérica y la iglesia en su conjunto ofrecieran disculpas por los agravios cometidos durante la Conquista y la época colonial contra los pueblos originarios de estas tierras, a través de una invasión en la que se llevaron a cabo duros actos de autoritarismo y avasallamiento que incluyeron el asesinato de miles de personas.
El presidente y su esposa (que además es investigadora, escritora y periodista y quien ha tratado temas de nuestro pasado en su trabajo) olvidan aspectos básicos de nuestra historia y del mundo, que hicieron que estas declaraciones activaran una vergonzosa polémica a nivel nacional e internacional y que incluso se causara una suerte de roce con el gobierno español.
La conquista del señorío mexica es un evento muy distinto al descubrimiento de América, que involucra personajes y momentos completamente disímiles, mientras la primera confrontó a dos visiones del mundo y a la supervivencia contra la ambición desbordada, el segundo fue una confluencia de culturas y un acercamiento de Europa a cosmovisiones, tradiciones y personas que ni siquiera sabían que existían.
Los mexicanos del presente no somos ni indígenas ni españoles, somos METIZOS y no solo de la combinación de estas dos genéticas, sino de muchas más.
España no existía como la conocemos hoy en día en el s. XVI, cuando sucedió la conquista, era un conjunto de reinos distintos unos de otros y con diferentes intenciones bélicas y territoriales., de hecho, Hernán Cortés reclamó estas tierras para la Corona de Castilla, no de España, aunque ya había visos de un imperio.
México no era un país, ni siquiera un ente sociopolítico, sino un crisol diverso y en movimiento constante de distintas culturas, señoríos y pueblos en los años en que Cortés piso nuestra tierra. Los mismos mexicas eran conocidos por ser conquistadores sanguinarios y guerreros inmisericordes, lo que los llevó a reinar sobre buena parte de lo que hoy es México, teniendo como característica fundamental que, luego de someter a los pueblos conquistados, no les obligaban a cambiar sus cultos, rituales, creencias o usos y costumbres, pero sin duda los mantenían en control constante a través del pago de tributos.
A este pueblo y territorio no solo lo conquistaron la espada o la cruz españolas, o las muchas enfermedades traídas por estos extranjeros, al gran imperio Mexica y con ello a nuestra identidad, la conquistaron nuestros propios indígenas que odiaban el yugo de Tenochtitlán y que encontraron en Cortés y sus soldados el camino perfecto para traicionar sus propias raíces.
Tan solo 600 españoles encabezaron la conquista de la Nueva España, pero fueron más de 3000 tlaxcaltecas y cerca de 4000 totonacas los que mataron, incendiaron y subyugaron a la gran capital Mexica y con ello a todo su imperio, lo que detonó la apropiación sistemática de México por parte de intereses, no solo extranjeros, sino también locales.
¿Qué nos dejaron los españoles? Entre otras cosas el hermoso idioma con el que hoy nos comunicamos, el arte, la música, la cultura, la literatura, la arquitectura, entre cientos de maravillas más.
Pedir que se ofrezcan disculpas por esta conquista es también ignorar los procesos históricos y socio-políticos esenciales en la historia humana donde siempre ha habido conquistados y conquistadores, donde el resultado suelen ser naciones y culturas híbridas, que deben encontrar su propio destino.
Es imposible ver con ojos contemporáneos eventos ocurridos hace cinco siglos y de los cuáles los registros históricos son profundamente inexactos, pues muchos de los códices y las crónicas se perdieron en la destrucción de la guerra o por el paso inclemente del tiempo.
No es gratuito que fuera en Centla donde el tema de la conquista fue puesto de nuevo en la palestra por AMLO.
La batalla de Centla fue un enfrentamiento ocurrido el 14 de marzo de 1519, en el cual los indígenas maya-chontales, dirigidos por su cacique Taabscoob, se enfrentaron con los españoles, recién llegados a esta tierra y sin aliado ninguno, comandados por Hernán Cortés.
El 12 de marzo de 1519, el conquistador español Hernán Cortés arribó a tierras del actual estado de Tabasco, desembarcando en la “Punta de los Palmares”, la cual se encontraba a media legua del pueblo de Potonchán, siendo recibido en forma hostíl por los naturales, quienes, con señales les pedían que se fueran y que no entraran al pueblo.
Cortés decide acampar esa noche en la zona y de inmediato planea la estrategia militar para tomar Potonchán. Para tal fin, Don Hernán envió a tres de sus soldados a reconocer el terreno y el camino que conducía a la población.
Al día siguiente, 13 de marzo, los españoles celebraron una misa, la cual fue oficiada por Fray Bartolomé de Olmedo y el capellán de la armada Juan Díaz, siendo esta la primera misa cristiana en el territorio continental de México. Después de la liturgia, Cortés apercibió a su capitán Alonso de Ávila dándole 100 soldados para que avanzara por el camino hacia el pueblo, en tanto que él mismo avanzaba hacia Potonchán por el río Grijalva.
Al ver los indígenas el movimiento de las tropas enemigas sobre el río, se prepararon para el combate y para evitar que los españoles desembarcaran, por lo que Cortés llamó al escribano del Rey, Don Diego de Godoy, para que hiciera un requerimiento a los nativos, exigiendo que lo dejaran desembarcar en el pueblo, tomar agua y alimentos y que se sujetaran al rey de Castilla. Esto curiosamente, es también el primer acto notariado en México.
La contestación de los indígenas fue el grito de guerra y de inmediato advirtieron a los españoles que, si saltaban en tierra, los matarían.
Los españoles trataron de desembarcar en el poblado, pero una lluvia de flechas se lo impedía…
Además, los soldados de Cortés tenían que subir por el barranco del río, peleaban con el agua a la cintura tratando de desembarcar, pero la resistencia de los maya-chontales era brava. Los europeos comenzaron a utilizar sus armas de fuego, cuyas detonaciones asustaban a los nativos.
Con ello, además, Alonso de Ávila recibió la señal para entrar por la parte trasera a la ciudad, la cual se encontraba atrincherada con troncos gruesos.
De esta forma, Cortés por el frente y Ávila por la parte posterior, iniciaron el sitio de Potonchán, que después de una ligera resistencia cayó en poder de los conquistadores españoles, quedando algunos prisioneros, varios heridos y muchos indígenas muertos.
Al día siguiente, 14 de marzo de 1519, mandó Cortés al capitán Pedro de Alvarado con tropas para que fuese tierra adentro hasta dos leguas, y envió por otra parte a Francisco de Lugo, con otros cien soldados. Francisco de Lugo se topó con unos escuadrones mayas, iniciándose un nuevo combate. Al escuchar los disparos y tambores, Alvarado fue en ayuda de Lugo y juntos, después de haber batallado, lograron hacer huir a los naturales, regresando los españoles al pueblo a informarle a Cortés.
Varios enfrentamientos más se registraron esa noche, terminando por dominar la avanzada tecnología militar de los extranjeros, sobre el coraje guerrero de los chontales. Un factor singular y definitivo en la victoria española en Centla, fue la presencia de los jinetes a caballo, pues los chontales veían a hombre y bestia como un solo ser híbrido y aterrador.
En la batalla participaron, según las crónicas de Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo, 40 000 indígenas de 8 provincias cercanas, contra 410 españoles con arcabuces, espadas, armaduras y caballos.
Al día siguiente, embajadores enviados por el señor Taabscoob llegaron al campamento español con prendas para pagar su derrota. Entre los obsequios había joyas de oro, jade y turquesa, pieles de animales, animales domésticos, plumas de aves preciosas y 20 jovencitas, entre las cuales venía Malitzin, que los españoles bautizaron como Marina y quien se convertiría en intérprete y consejera de Cortés y una pieza definitiva de la conquista de México: la enigmática Malinche.
Después de la batalla, el día 25 de marzo de 1519, los españoles fundaron en el lugar de la batalla la “Villa de Santa María de la Victoria”, primera ciudad fundada en la conquista de la Nueva España.
Cortés y sus soldados permanecieron ahí hasta el 12 de abril, antes de embarcarse rumbo a Veracruz, donde iniciaron la ruta hacia la ciudad capital mexica de cuyos tesoros y grandeza tanto habían escuchado ansiando apropiarse de sus riquezas: Mexico-Tenochtitlan.
Sin duda la gestación de esta nación ha sido una sucesión constante de encuentros y desencuentros y nuestro presente y futuro… continúan igual…
A cinco siglos de la llegada de Cortés a nuestro país, en la próxima entrega conoceremos sobre el papel de Malinche en este proceso, los temores de los Tlatoanis que los presagios volvieron realidad y el destino del conquistador después de su muerte, esto en la siguiente parte de esta editorial, solo por WARP.la.
*Kaeri Tedla Tlatoa, es periodista, productor, escritor, locutor y colaborador en WARP; ha hecho estudios autodidactas sobre culturas prehispánicas desde hace 10 años, cuando su fascinación por Teotihuacán lo llevó a internarse en los anales de la historia de México.