La carrera de Oasis inició con la frase ‘Tonight I’m a rock ‘n’ roll star’, misma que tomó significado hace 22 años, el 11 de agosto de 1996, cuando un joven de 24 años se dio cuenta de que todo lo que había estado cantando a lo largo del último par de años se había hecho realidad.
Cuando Alan McGee descubrió a un cuarteto que tocaba las canciones pop más simples, pero juveniles y sinceras dentro de un pequeño club de Manchester, nadie más lo habría imaginado. En ese entonces ni siquiera el veinteañero Noel Gallagher tenía muchas expectativas en sus composiciones, el ex-roadie de los Inspiral Carpets sólo podía pensar en cómo costearse la gasolina para ir a tocar al siguiente club de su ruta.
Si le hubieran dicho que llegaría a tocar un concierto con una demanda de más de 2.5 millones de personas se hubiera sentado a llorar. Incluso después de romper el récord del disco debut más vendido de la historia, tras tocar los primeros conciertos promocionales del Definitely Maybe, para unas 5 mil personas, creyó que hasta ahí llegaría la popularidad de su agrupación. Noel estaba mal, no se daba cuenta de la atención que la banda estaba recibiendo y es por ello que (Whats The Story) Morning Glory? mantuvo todas las ansiedades, inseguridades y sueños que hicieron de su debut algo para ser recordado.
Y es que las composiciones que Noel compuso a lo largo de su juventud han logrado mantenerse impregnadas a todo quien las haya escuchado debido a que retratan de forma sincera y directa toda la carga emotiva que vive cualquier persona dentro de su juventud; siempre hablando de forma general, por lo que resulta fácil identificarse con ellas, pero pensando en casos y vivencias personales, por lo cual tienen una carga pasional.
La música de Oasis llegó en el momento justo. A poco de que la gente se aburriera de la pretensión futurista y la complicada producción del synth-pop, de que el shoegaze terminara por considerarse como un género solo de nicho, de que Suede se hundiera en su propia depresión y de que los Blur empezaran a convertirse en una caricatura de sí mismos. Oasis llegó con guitarras, coros pegajosos y música simple cuando una de las generaciones más depresivas de la historia empezaba a necesitar de alguien que les dijera que todo estaría bien y la voz apaciguante de Liam era la indicada para susurrárselos al oído.
Así pues, quienes solían ser un par de chicos acomplejados tras el abandono de su padre a corta edad; lograron representar a toda una generación mientras ganaban confianza en su voz, cantando sobre el por qué cada quien debería de ser feliz como es, sobre los desamores de su pasado y sobre el por qué ser una estrella de rock and roll sería grandioso.
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En ese entonces ‘Wonderwall’ sonaba en cualquier calle inglesa, se había convertido hacía unos meses en el sencillo más vendido de la década dentro de UK y había logrado lo imposible para cualquier otra agrupación del país en ese momento: romperla dentro de Estados Unidos; los Gallagher eran portada de los periódicos más importantes de Europa, el Manchester City era un equipo pequeño y la manía nostálgica por temas como ‘Live Forever’ o ‘Champagne Supernova’ aun no existía… pero existía la sensación de que este par de muchachos arrogantes, pero divertidos, pertenecían a la juventud y la juventud les había hecho llenar dos fechas dentro del estadio de Knebworth, que pudieron haber sido nueve.
2.5 millones de personas se formaron afuera de las taquillas para alcanzar boleto, 1 de cada 100 ingleses, sólo 250,000 lo lograron y pudieron disfrutar del set de la banda más grande del mundo y de actos de apertura que incluían a The Prodigy, The Chemical Brothers y Ocean Colour Scene.
Con un crew de más de 3,000 personas, su propia estación de radio para transmitir el concierto ‘106.6 FM Radio Supernova’ y con John Squire como invitado, Oasis entregó dos presentaciones que serán recordadas en la historia como la cúspide de la popularidad del britpop y como el inicio del desvanecimiento de la última gran banda que nos ha dado la música.
No son pocos quienes lo dicen, incluso el guitarrista Paul ‘Bonehead’ Arthurs ha declarado que la banda debió de haberse separado terminando el segundo concierto de Knebworth, pero es que es imposible no pensar en que Oasis nunca estuvo siquiera cerca de ser el ícono cultural que en ese momento era.
Liam dice que ese par de conciertos le dieron el ‘click’ que necesitaba para darse cuenta de todo lo que Oasis representaba; Noel tuvo la misma sensación, por lo que empezó a frustrarse para entregar una colección de composiciones igual de emotivas que las anteriores, sin resultados. Un año después lanzaron el disco que terminaría por dejar en la tumba al britpop, un trabajo criticado por hacer todo lo contrario por lo que se aclamaba a Oasis. Un disco redundante, sobre-producido, poco sincero y forzado.
Sí (Whats the Story) Morning Glory? sigue siendo votado por los ingleses como el mejor disco de la historia, pero Be Here Now sostiene el récord del disco más vendido dentro de tiendas de segunda mano.