The Terror

Calificación

8.0

The Flaming Lips

Warner Bros / Bella Union

// Por: Juan Manuel Pairone

sáb 13 abril, 2013

Artista: The Flaming Lips

Con la cantidad de colaboraciones y ediciones fuera de lo común que han involucrado a The Flaming Lips desde la aparición de “Embryonic” (2009), llama la atención el tono con el que inicia “The Terror”: ‘Look… The Sun Is Rising’, ‘Be Free, A Way’ y ‘Try To Explain’. Intriga. Ciencia ficción. Atmósfera. Calma. Contemplación. Tres canciones inmensas. Cada una a su manera, como partes de un mismo flujo indivisible de energía cambiante y estática al mismo tiempo, suficientes para que un nuevo universo quede planteado y la resaca lisérgica de los últimos años (incluido un récord mundial de cantidad de shows en un mismo día) sea, esta vez, parte del contexto de producción de un álbum que renueva con creces la ya amplia trayectoria del grupo.

Esa es la capacidad fundamental de The Flaming Lips. A lo largo de su carrera, y sobre todo en esta última década, cada nuevo gesto estético de la banda ha resultado impredecible. A veces exagerados, a veces ensoñadores, siempre psicodélicos, ellos mismos han logrado definir su propia identidad como grupo, rompiendo sucesivamente con todo lo hecho hasta el momento; ya sea llevándolo hasta límites insospechados o, simplemente, eligiendo otra dirección en el atlas musical que los atraviesa como artistas. No es extraño, entonces, encontrar algunas de las más bellas canciones pop al lado de la experimentación en su forma más pura, o de una juntada entre amigos convertida en una improvisación de veinticuatro horas. Dentro de ese mundo privado, todo es posible y todo puede suceder tarde o temprano. Lejos de ser un límite, el bagaje estilístico del grupo está hecho para ser deconstruido al infinito, en cada nuevo proyecto.

Por eso, “The Terror” no es más que otro disco de la banda capaz de engendrar todos esos clones tan distintos y al mismo tiempo tan fieles entre sí. Gracias a esa mezcla casi natural, las primeras tres canciones probablemente redondeen el mejor momento del álbum. En cada una de ellas, el nivel de tensión que genera el desarrollo de un mismo clima musical es matizado por las exquisitas intervenciones de Wayne Coyne. Su voz y su instinto pop sostienen la apariencia cancionera (lo mismo sucede con ‘The Terror’ o ‘Butterfly, How Long It Takes To Die’) a través de líneas melódicas que discuten y se enlazan con la historia que se cuenta por medio de las diferentes texturas y micro secciones que plantea la ambientación instrumental. Sin embargo, un protagonismo menor de la voz y una sensación de apatía generalizada en la forma de cantar logran equilibrar el carisma de Coyne con esa infinidad de repeticiones, fragmentos y pequeñas unidades que se van sucediendo a lo largo del tiempo y, lentamente, se convierten en la riqueza escondida del álbum.

Pero si, con una idea no del todo lejana a ésta, “Embryonic” llegaba casi a respirar gracias a su producción porosa y sobreexpuesta -enfocada en resaltar la vitalidad de la banda tocando y haciendo explotar sus canciones-, en “The Terror” sucede algo completamente distinto. Si bien está lejos de ser luminoso como “Yoshimi Battles The Pink Robots” (2002) y “At War With The Mystics” (2006), el nuevo álbum retoma ciertas atmósferas que lo acercan al sonido y la tranquilidad de varios momentos de esos discos. Pese al caos que supone hacer canciones a partir de recortes y pastiches de estudio, pese a incluir una de las piezas más largas y monolíticas en la historia del grupo (la increíble ‘You Lust’), “The Terror” nunca pierde la extraña calma que lo caracteriza de principio a fin. Eso sí, todo lo que acontece a nivel sonoro pareciera estar atravesado por una melancolía y una sensación de angustia que pocos se atreverían a relacionar directamente con The Flaming Lips. Frente al frenetismo de “Embryonic” y a la locura de sus últimos proyectos, no hay dudas de que este álbum se plantea como un quiebre espiritual en la historia reciente del grupo.

Retomando la perpetua influencia que implica la obra de Pink Floyd para Coyne y los suyos, y asociándola con gestos que remiten a Can y a Animal Collective en partes iguales, “The Terror” no deja de aparecer abruptamente como un álbum extraño que, de a poco, va mostrando sus mejores capas y se hace cada vez más inteligible. De hecho, a medida que pasan las canciones (y a medida que uno mismo pasa a través de las canciones), la apropiación de ese universo no sólo se hace posible sino que termina siendo el contexto necesario para que el esplendor de esta auténtica puesta en escena aparezca en toda su dimensión. Cuando finalmente ‘Always There in Our Hearts” parece querer perpetuar el viaje con una suerte de cita al comienzo del álbum todo queda claro. “The Terror” podrá tener momentos magníficos y partes puntuales que están entre lo mejor de la discografía de The Flaming Lips, pero lo cierto es que se trata de un disco para aprender a querer en conjunto. Como si escucharlo entero cada vez fuera obligatorio; absolutamente necesario para poder disfrutarlo en su plenitud.