En los últimos años hemos visto el regreso violento de varios estilos musicales, artistas que buscan las raíces de un género y le dan más vida que nunca. Hemos escuchado formatos experimentales, samplers de bandas ochenteras y colaboraciones con todo tipo de artistas, pero en este caso hablamos de algo más simple: el hecho de cambiar el estilo de la música sin cambiar su esencia. Así como Laura Marling lo hizo para el folk, Caitlin Rose lo hace para el country.
Desde Nashville, la artista de sólo 25 años regresa con su segunda placa, para comprobar el potencial que la música country tiene en tiempos modernos y esto lo logra porque hay un contraste enorme entre cada canción de “The Stand-In”. Desde ‘No One To Call’ -que parece escrita por Tom Petty- hasta ‘Silver Sings’, que bien podría haber sido una canción inédita de “Rumours”, de Fleetwood Mac. Blues en las guitarras, jazz en las trompetas, música ecléctica que no pierde sentido.
Varios la han comparado con Loretta Lynn o Patsy Cline, pero es posible que a muchos les recuerde también las voces de Stevie Nicks, Regina Spektor, Cyndi Lauper y hasta Zooey Deschanel. Sin duda, Rose rebasa la comparación gracias a su originalidad melódica, la frescura musical de los instrumentos y una lírica suave pero convincente a la vez.