The Jesus and Mary Chain – “Damage And Joy” #WARPReviews

Calificación

7

The Jesus And Mary Chain

Artificial Plastic Records

// Por: Oscar Adame

jue 30 marzo, 2017

Artista: The Jesus And Mary Chain

//Fotos: Cortesía de The Jesus and Mary Chain

 Mucho se ha dicho de la forma en como The Jesus And Mary Chain se ha convertido en una banda de culto. La que, en algún punto, fuera ‘the next big thing’ en Inglaterra, siguió una linea poco ortodoxa en su carrera. Experimentando, exitosamente, pero sin innovar; la única etapa en la cual los hermanos Reid dejaron algo para la prosperidad a la industria, fue durante sus inicios.

‘Psychocandy’ rompió con todo en su intento por mostrar el ‘vale madrismo’ de los Reid. El sonido de las canciones, estructuralmente pop, formado con las grandes cantidades del feedback derivado de guitarras mal afinadas, pedales y, sobretodo, la fórmula de producción llamda’ Wall Of Sound’, creada por Phil Spector; fue clave para ello. Sin quererlo sus dulces melodías escondidas debajo de tantas capas de ‘ruido’, crearon una cantidad risible de movimientos a su alrededor (siendo una influencia mayor para el shoegaze, el dreampop y el posterior noise).

Tal fue el éxito de TJAMC que a los pocos años la compañía de relaciones públicas de Sonic Youth, empezó a vender a su banda como ‘los Jesus and Mary Chain americanos’. Las dos bandas no sólo tenían similitudes de contemporaneidad; su música en verdad era similar, y presentaban imágenes comparables, pues mientras unos mantenían una imagen juvenil colorida y buena ondita, los otros parecían los bullies góticos de los primeros. Y aunque Sonic Youth mantuvo esa misma imagen y sonido por años, los escoceses decidieron cambiar repentinamente con el lanzamiento de otra joya: “Darklands”, pero esa ya es otra historia.

Desde entonces los Reid han estado haciendo discos divertidos que mantienen esa imagen ‘vale madrista’ de la agrupación, con pequeñas joyas escondidas en sus discos que tienen una apertura sentimental sin comparación, acompañadas por melodías pegajosas, aunque poco aventuradas. Su primer disco en más de 22 años no es la excepción.

El álbum abre con ‘Amputation’, en donde una guitarra distorsionada sirve como introducción a un track que recuerda al sonido rock/pop con el que Jim y Will Reid se despidieron en el 98, con “Munky”. Y es que, aunque no se sepa de qué año data cada una, las canciones que conforman a este disco son resultado de composiciones que ambos, en conjunto o por separado, han estado puliendo en estas dos décadas. Por lo que las caricias nostálgicas a los discos y proyectos en los que han colaborado desde entonces, o incluso a pasados discos de TJAMC, serán constantes en este viaje.

Prueba de esto último es la incursión de ‘All Things Pass’, una rola explosiva que fue lanzada justo el año en el que los Reid volvieron a los escenarios, en el 2007, como parte del soundtrack de la serie de televisión ‘Heroes’. La canción se siente como un buen agregado a este disco que peca en su segunda mitad de la repetición.

‘Always Sad’ remite directamente a uno de los temas icónicos de los Reid, el clásico instantáneo lanzado en el 87 llamado ‘Happy When It Rains’. Ambas hablan sobre una desastrosa relación juvenil bajo una instrumentación pop calculadísima. Sin embargo, mientras el clásico carga consigo una de las mejores interpretaciones vocales que ha dado Jim en su carrera, otorgando un coro pasional, que cuenta con una sinceridad y un estilo desbordantes. La segunda se siente poco inspirada, aunque la intención se agradece y termina siendo, con merecimiento, una de las mejores piezas del disco.

Es aquí en donde el material empieza a caer para crear un álbum, sí, redondo, pero que termina siendo soso para todo lo que los Reid han hecho y lo que han significado. Las líricas, por seguir cargando con este imaginario ‘vale madrista’ juvenil, terminan por sentirse pesadas y caricaturizadas, llegando a su peor momento durante ‘Facing Up To The Facts’, rola en la cual Jim declara que odia a su hermano, pero, contrario a los discos de hace dos o tres décadas, en esta canción se siente forzada la declaración. Es como si estuvieran jugando y burlándose de lo que eran, pero al mismo tiempo manteniéndose en lo mismo… a sus casi 50 años.

Y aun con todo esto, y con unos pocos otros tropiezos, “Damage and Joy” termina siendo uno de los discos de rock más excitantes, bien trabajados y pegajosos del año. Sólo es una lástima que los Reid sigan proclamándose como ‘peligrosos’ y ‘excitantes’ cuando sus rolas cada vez se sienten más seguras y siguen hablando de tópicos como si estuvieran en sus 20.

Al final este álbum es una muestra del culto merecido a TJAMC, pero muestra el por qué no se mantuvieron muchos años en el highlight internacional, contrario a Sonic Youth.