El rock está hecho para ser tocado por tres personas. No, está hecho para ser tocado por tres instrumentos: bajo, guitarra y batería. Solo así consigue renovar su esencia con el paso del tiempo. Mantenerla. Como un eco que se expande en cada banda nueva que surge. Además de unos guantes de box. Para golpear. Como lo hace Band of Skulls. Ellos tocan con el par que la música les ha dado. Para librar la pelea a la que cualquier banda se ha de enfrentar: contra los oídos de los escuchas.
A dos voces, con ritmos sencillos de tres instrumentos y coros que buscarán penetrar en la fortaleza de la memoria; adherirse a ella. Y ahí es donde han de permanecer. Porque el rock también está hecho de eso; de permanencia. De aguantar de pie frente al rival. “Sweet Sour” es el segundo ataque de esta banda inglesa. Golpea certero, de inmediato deja marcas en la piel. Y, a menos que con solo dos álbumes puedan hacer cara a las acometidas del tiempo -ese que lesiona a todas las bandas que surgen de pronto- habrán de atacar de nuevo. Si es que al tercer round no quieren estar fuera del ring, con el rostro lleno de moretones.
Something real/Another feeling that you never feel/Another reason that you wanna be alive/Just to watch the bruises…