Hay algunos ejemplos claros en la historia musical que nos remontan a un cierto momento de una generación, ciertos sonidos que nos ponen de inmediato una imagen mental ante nosotros, ya sea negativa o positiva, pero que en cuestión de microsegundos hacen que recordemos lustros completos, como en el caso de las creaciones de Simon Ratcliffe y Felix Buxton, que aunque por muchos sean considerados como los “padrinos” de un movimiento melódico, tal vez para ellos mismos el simple calificativo sea tachado de irracional cuando hoy en día siguen tratando de hacer música para las masas.
Después de cinco años de ausencia, muchos esperaríamos un regreso triunfal por parte de Basement Jaxx, quienes han estado presentes en varias etapas clave en cuestión musical, pero que con una desaparición gradual se alejaron completamente del oído del público, convirtiéndose en uno de esos referentes que a pesar de seguir produciendo nuevos materiales, son solamente señalados cuando se habla del pasado o como una inspiración.
El dúo londinense llegó a categorizar este nuevo álbum como un viaje al lapso de tiempo entre los noventa, y un 2000 que cambió el arte y la inspiración por la plasticidad de lo “bonito”, justo ese momento en donde se le volvía a dar una importancia a todo lo que está detrás de una producción, pero que al mismo tiempo entraba a la era en que la gente solamente buscaba algo para bailar sin siquiera pensar dos veces en qué diablos estaba escuchando.
Abriendo “Junto”, queda claro que Basement Jaxx busca una directa reintroducción a la escena actual, pero después de varios tracks es imposible no darse cuenta que el disco está apuntado a seguir la misma línea de la banda, una línea que en un 2014 en donde tenemos actos de la talla de Disclosure, parece anticuado o muy lejano.
Me atrevo a decir que al escuchar ‘Unicorn’ me venía a la mente ‘Good Vibrations’ de Marky Mark and the Funky Bunch, y antes de ser juzgado a manera de burla, debo aclarar que lo dirijo a una cuestión concreta en la que Basement Jaxx ha logrado recapturar un sonido muy peculiar que corrió por toda la década de los noventa, hasta diluirse a mediados de los dos miles, justamente lo que es categorizado como la premisa del álbum. Un sonido que se mantuvo como una fuerte directriz que se veía demeritado en una etapa de líricas sobre suicidio y la melancolía, pero que con el pasar de los años se cambiaron los papeles en una vuelta completa de 360 grados.
Es en esos cuatro minutos con diez segundos que logré descifrar completamente la clave del álbum, y en este tenor cabe aclarar que no hay ninguna clave en sí, de por medio. “Junto” no busca absolutamente nada, más que seguir una línea perfectamente bien construida gracias a varios intentos de prueba y error.
En general esta placa mantiene completamente esa esencia en canciones como ‘What’s The News’, ‘Sneakin’ Toronto’ o ‘Power To The People’, pero a veces peca de romper la línea acercándose a un pop comercial como en el caso de ‘We Are Not Alone’. Lo mismo sucede con ‘Buffalo’ que apunta para un hip hop con un sonido que se ha desgastado hasta el cansancio en los últimos años.
Basement Jaxx en ningún momento trata de reinventar la fórmula y ni siquiera busca aportar algo nuevo al género, deciden reencapsular el sonido que los distingue, e incluso desubicar completamente al escucha con ‘Something About You’ que parece más un disparo en la obscuridad que bien podría haber creado un resultado mejor para esta espera de cinco años. No es que los londinenses hayan deseado irse por lo seguro o no alejarse de su zona de confort, es simplemente que decidieron hacer lo que han venido creando desde hace 20 años, sin ninguna sorpresa de por medio.