Si esperan el Vampire Weekend festivo de ‘A-Punk’ vayan haciéndose a la idea de que solamente lo encontrarán en su debut. Luego de darle varias escuchadas al temido tercer álbum de esta agrupación de Nueva York podemos entender muchas cosas que quedaron perfectamente plasmadas en este material discográfico en el que se nota dedicación, concentración y un enorme esfuerzo por no darnos ‘pan con lo mismo’.
‘Obvious Bycicle’ es una buena manera de comenzar al tratarse de una canción sumamente tranquila con la que la voz de Ezra se luce acompañada del delicado sonido del piano [llegando al final entenderán el porqué de ésta]. ‘Unbelievers’ o ‘Finger Back’ nos acercan al Vampire Weekend del que nos enamoramos en 2008, ideales para llevarnos a ‘Diane Young’ que me hizo recordar muchísimo a ‘Footloose’, con todo y su mini atasque de guitarras.
Nos dan una sorpresa con el órgano liderando ‘Don’t Lie’, aquí es cuando es importante analizar entre el calificativo al que podríamos darle a este álbum, el cual considero que sería ‘retro’. Hay momentos como ‘Step’ o ‘Everlasting Arms’ que parecen canciones nacidas en una década anterior a la de 1950.
Los temas a destacar, por lo mismo de que son cero festivos están al cierre: ‘Hudson’ y ‘Young Lion’, en las que le bajan totalmente al ritmo para llevarnos a paisajes realmente oscuros. Sorprende que hayan llegado a un sonido en el que lo único reconocible sea la voz… hay órgano, arreglos de cuerdas y muchísimo misterio; lo cual contrasta con la dulzura salida de la época de María Antonieta plasmada en el último track.