Kevin Patrick Shields. Exitoso músico y cantautor Irlandés, ídolo del rock alternativo de los noventas y mentiroso patológico. Entre promesas infinitas, la realidad de m b v nunca fue clara en lo más mínimo, aun con su creador refiriéndose al álbum como un hecho rotundo, poniéndose fechas límite que serían posteriormente incumplidas una tras otra. Ahora, 22 años después, lo inesperado sucede y todo se materializa frente a nosotros. La verdad es que Shields también es un genio del siglo 21.
Es cierto, ni él ni My Bloody Valentine le deben nada a nadie, y esa sensación que sus fans tuvieron todo este tiempo de que les había fallado, está totalmente infundada en el egoísmo comunal. Pero, viviendo día a día, sabiendo que hay material tan posiblemente relevante, y siempre teniendo “Loveless” enfrente como prueba viviente, es difícil pensar derecho a la hora de enfrentarse a la realidad.
Todo se ha dicho sobre “Loveless”, el enigmático pero cercano, lejano pero latente, abrasivo pero cautivador “Loveless”. Elevado a niveles divinos, y consagrado como una de las joyas principales en la corona del shoegaze, salió en 1991 con el recibimiento merecido, realmente no adelantado para su época, pero con una personalidad tan fuerte que lo mantendría competitivamente activo por las siguientes 2 décadas. Con un aura profética, la historia del tercer episodio en la inmaculada discografía de MBV es similar a la de las “SMiLE Sessions” de Brian Wilson. Shields vuelve a trabajar en 1996, y entre presión auto-infligida, bloqueos creativos, y rumores de 60 horas o más de material grabado, pierde el rumbo y momentáneamente la cabeza, para lentamente retirarse de la luz pública.
Y entonces sucede. Los primeros acordes de ‘She Found Now’ significan un regreso a tierras conocidas, partiendo exactamente de donde se dejó. Aunque bien podría llamarse “Bienvenido de nuevo a la tensión emocional”, con una de las melodías mas agridulces en el haber de la banda. Su gancho melódico, ‘You wonder how that I found out’, y la forma en que regresa a nosotros el susurro de Bilinda con su toque de dulzura y somnolencia, hacen que suene al tipo de trauma retenido por décadas, uno que al pasar tanto tiempo, se transforma en resignación pura.
El “glide guitar” sigue ahí, la mágica técnica con la que Shields logra esas guitarras que pareciera están siendo enfocadas y desenfocadas, sobresale en su máximo apogeo, bifurcando entre sus más reconocibles facetas y variaciones que lo renuevan para bien. Mientras ‘Who Sees You’ nos satisface todas las urgencias de escuchar un nuevo capítulo en la dirección ya conocida, momentos como ´If I Am’ lo transforman. Con un escurridizo efecto wah, se borran las líneas divisoras entre borroso y visible.
Lo inesperado juega un papel trascendental en el álbum, y realmente es el ingrediente que provoca que el sonido se sienta tan fresco, como la dupla de canciones que cierran el álbum, llegando sin avisar. ‘Nothing Is’ te adentra en el hipnótico mundo del post-shoegaze, o como sea que Shields le vaya a llamar a la progresión sónica que está generando a partir de los primeros segundos. Un loop histérico y brutal recibe, estrellando cualquier suposición de final lógico en su comeback. Se podría jurar que el volumen y la potencia de todo sube segundo a segundo, y que el ahogarse en este sonido no es un peligro, sino un destino. Pero cuando la misma sensación se repite y luce eterna, comienza a parecer que algo está fuera de lugar. Y lo increíble es que éste track solo cumple función como introducción. En una transición tan golpeada como el mismo beat recién escuchado, ‘Wonder 2’ sale de la nada, y con lo que asemeja un avión sampleado y cubierto de phasers, un breakbeat desatado y vocales intentando alcanzarlo en velocidad, comenzamos a descubrir el significado de empujar la producción análoga al límite.
Es casi imposible separar el contexto de “m b v”, pero alejándolo de cualquier tipo de fondo histórico, simplemente por su cuenta, sigue siendo alucinante. Decenas de bandas se dedicaron específicamente a tratar de imitar el sonido de Shields, pero aun acercándose y siendo buenas por alguno que otro factor individual, nunca ninguna reunió todos los factores que componen la riqueza sonora en una sola pieza. Ya sea Loveliescrushing con sus gruesos ambientes pero falta de plurifuncionalidad, Astrobrite con la agresividad pero sin la profundidad ni punch, entre otras, nunca se logró llenar el vacío.
Aun así, Shields no se dedico a recrear el sentimiento de su éxito pasado. Tomó todo lo que lo hace grandioso y lo reconstruyo, viéndolo desde otro cristal. Un cristal más grueso y diverso en tonalidades. “m b v” no es “Loveless 2”, y al final, podemos caer en cuenta que eso es lo mejor que pudo haber pasado.