Elocuente, avasallador, con toda la fuerza que una gran tristeza provoca, así puede describirse el sexto disco de estudio de una de las bandas más talentosas que Nueva York haya dado en los últimos años. Sin ser quizá el mejor trabajo que hayan realizado –aquí es donde entra el gusto particular que siempre divide-, Hamilton Leithauser y compañía vuelven a ofrecer un trabajo sólido, de guitarras crudas y baterías estruendosas, letras muy bien logradas y arreglos originales. En este punto no puede dejarse de lado la utilización de trompetas “mariacheras” en ‘Stranded’, cuyos acordes, en cierto momento, hacen recordar el célebre ‘Cielito Lindo’. Si bien al llegar al séptimo track han pasado ya aquellas piezas que recuerdan trabajos previos -como ‘Angela Surf City’ o ‘Victory’- las cuatro canciones restantes no hacen sino concluir con un remanso de acordes tranquilizadores.