The Killers – Wonderful Wonderful #WARPReviews

Calificación

5.0

The Killers

Universal Records

// Por: JC Seguin

lun 25 septiembre, 2017

Artista: The Killers

*Los comentarios emitidos son responsabilidad de su autor y no reflejan necesariamente la postura editorial del medio.

Deberíamos generar un concepto para la desazón propia de ciertas bandas que decaen y hacen retrocer fans debido a la metamorfosis que eligieron. Hace falta una palabra para el lamento que induce una rola complaciente y vacía en contraste con la zozobra que les brindó renombre en un inicio.

Una banda retrató el desasosiego tras la infidelidad en ‘Mr. Brightside’ y el ruego por un destino en ‘All These Things That I’ve Done’ pero nadie imaginaría que se extraviarían en el desierto de Nevada, arrojando aullidos desprovistos del furor primigenio.

The Killers representó mi primer romance auditivo, por el 2002 abandoné el punk empalagoso para surfear bajo la parvada que originó el ahora desvirtuado indie-rock de la generación Strokes-Interpol. Me enclaustré en los edificios azules de Hot Fuss y el carnero impreso al CD de Sam’s Town. Jamás predije que años después Flowers, Keuning, Stoermer y Vanucci decepcionarían abismalmente.

Su última placa Wonderful Wonderful roza sensiblerías y balbucea una nostalgia estorbosa y sofocante. La concha de la portada simboliza la esperanza: oír el mar en un desierto.

La introducción pulula a lo largo de una oscuridad plagada de riffs enigmáticos y un bajo médular, algo raro porque anteriormente lo relegaron hasta niveles imperceptibles. No emitían algo así de sustancioso desde ‘Good Night, Travel Well’ el cierre de Day & Age pero que no supera la caverna espeluznante en ‘Tranquilize’, una de las pocas explosiones inmortales que hilvanaron lejos de los himnos de estadio que tanto aplauden en bares británicos. Esgrime lo más destacable si no hubiera estado tan dislocada del resto.

‘The Man’ es un single sacudido y desesperante. Se digiere tras un par de escuchas. Tiene algo de Talking Heads, especialmente en la enredadera del sinte y el bajo. La idea de Flowers auto-criticando la prepotencia de eras pasadas pareciera aligerarla un poco pero la sobre-producción llega a borrar la modestia.

No hay adjetivos buenos para la tercera y cuarta a pesar de provenir de un lugar sincero. Flowers declaró inspirarse en la depresión de su esposa, en un bloqueo creativo después del linchamiento de Battle Born y la crisis que hizo de The Killers un dúo. Dave, el guitarro abandonó la gira para restablecer lazos familiares y el bajista Mark retornó a la universidad. Se perciben sus ausencias en varias piezas de la producción desde el tercer LP. ‘Rut’ suena débilmente Elton Johnesca. Los arpegiadores y la voz robótica desalientan.

No puede ser que los autores de ‘Read My Mind’ permitieran las rimas de ‘Life To Come’. Brandon se hace coros a sí mismo. Casi al final entra Dave, que pareciera rebelarse contra el monopolio de Flowers con renuentes solos fuera de lo convencional, pero luego entran tres o cuatro tomas de sintes y voces que opacan los dedos que dieron luz y entrañas a ‘When You Were Young’.

Aparece ‘Run For Cover’, con nueve años de retraso. Y tiene el poder necesario para equilibrar, rescata porciones de los discos como solista del líder y pareciera un pastiche de lo mejor de Batte Born. Nada fuera de lo ordinario.

Pero The Killers la pierde en ‘Tyson vs Douglas’ desamparando al adolescente dentro de mí que los admiraba. Se atrevieron a entregar una crónica pugilista embadurnada de pop desgastado y atorrante. Remite a un cover desvencijado de Blink 182. Una prima hermana de The Man, sin duda, que les llenará los bolsillos. Del mismo corte que ‘Here With Me’, un despropósito pegajoso, nada más. Cabe como un anti-‘For Reasons Unknown’. Hiere a ‘Smile Like You Mean It’.

El mal sabor desaparece unos segundos con la balada ‘Some Kind Of Love’ sobre un rockero ausente hablando con su familia en afán de consuelo. Dispar a otras canciones lentas de los glamorosos. Hermoso el bajeo de Stoermer. Si bien es peligroso retomar sonidos, The Killers supo hacerlo aquí, tropieza en las demás.

‘Out Of My Mind’, fiel a su nombre, es, quitando un sinte en crescendo y un toque de Keuning, la menos memorable.
La voz de Woody Harrelson lee un pasaje bíblico al arranque de ‘The Calling’ y fuera del ímpetu mormón de Flowers resalta como tenue homenaje a Depeche Mode.

El álbum culmina con una colaboración de parte del ex Dire Straits, Mark Knopfler. Una melodía con un fevor demasiado contrastante al de ‘Why Do I Keep Counting?’ saca a relucir que The Killers se disolverán pronto y caerán menos víctimas por sus nuevos disparos que por los viejos.