La estructura de Channel Orange es como ir recorriendo los departamentos de un edificio en Nueva York [aunque Frank sea de Nueva Orleans y radique en Los Ángeles], cuenta con esa vibra de gran ciudad sin tener que recurrir a las terribles —y comunes—historias de las calles más violentas. El sonido es limpio y utiliza un recurso discreto para dar sabor urbano: sonidos de la casa, la alerta de un correo electrónico recibido, el paso del metro, etc., para hacer pausar entre temas.
Un funk muy delicado con tintes de Jamiroquai que solo necesita de la voz en temas como ‘Thinkin Bout You’ para seguir en el mismo modo con ‘Sierra Leone’ dominada en un principio por una percusión electrónica. ‘Sweet Life’ pudo haberse grabado en la década de 1970 para alguna película protagonizada por un seductor, ese sentimiento se queda impregnado en ‘White’ y en ‘Crack Rock’.
‘Super Rich Kids’ raya en las similitudes con Kanye West y sus momentos tranquilos. ‘Pyramids’ y ‘Monks’ son los momentos más interesantes del álbum, cuando cambia la atmósfera y batería [muy “jazzosa”] para integrar elementos electrónicos con sabor a noche de viernes previo a la fiesta. Ocean logró un buen álbum lleno de estampas urbanas que si bien, no será de lo mejor del año, nos da un buen momento en el auto para ir conduciendo de noche.