“C L U B N E G R O” es el muy esperado segundo material de María y José, proyecto de Tony Gallardo, uno de los creadores del ruidosón, que más que un género se ha transformado en un canal para mezclar los beats guaracheros con letras que desmenuzan la complicada situación en el norte del México.
Entre susurros y percusiones de todos tipos, el material trata dos temas principales: las relaciones amorosas y la violencia, como forma de ilustrar la realidad que vive este productor residente de Monterrey y originario de Tijuana, dos ciudades maltratadas por el narco.
En ‘Rey de Reyes’, por ejemplo, Gallardo asume la voz de un capo e intimida a cualquiera que se le ponga enfrente, sin necesidad de presentarse directamente como tal; una canción tan espeluznante como bailable; un esfuerzo memorable de producción.
La particular huella de Gallardo fue tomando forma hasta dejarnos otras dos piezas obligatorias en su obra como lo son ‘Club Negro’ y ‘Kibosé’, que aunque ya habían sido publicadas, sus versiones finales retratan el buen momento que está viviendo el productor y su creatividad como músico.
No tenía un crush tan inmediato con un disco bailable desde “Pop Negro” de El Guincho o “Guns Don’t Kill People… Lazers Do!” de Major Lazer, pero eso no quiere decir que éste LP solo sea fiesta. Es curioso como este material —que yo esperaba fuera el que terminara de afianzar y levantar el estandarte del ruidosón y se dedicara solo a éste género— explora también otros caminos y propone otras ideas bien resueltas.
‘M v t i v s’ es un claro ejemplo de cómo Tony Gallardo puede ir más allá del ruidosón y comunicarse mediante otros géneros. Esta pieza cambia la página y abre el espacio a otras exploraciones como ‘Banaguana’ su tema con Matilda Manzana o ‘Ultra’, en donde Gallardo se acerca al hip-hop convencional sin dejar de lado su esencia; ambos temas no se sienten fuera de lugar pero no son indispensables dentro del material, funcionan mejor como sencillos, en mi opinión.
Tony Gallardo facilita una mirada distinta a la música como arte, poniendo en la pista de baile un mensaje político directo y catchy, de ahí la importancia y -para mí- el valor artístico de este lanzamiento. Se vale pensar, pero también debe haber tiempo para bailar; Gallardo conjuga ambas expresiones satisfactoriamente y presenta una obra irremplazable para la música latinoamericana.