Fue el 13 de noviembre del año pasado cuando Kasabian nos dio la noticia de que un nuevo material discográfico estaba en camino. Desde ese momento nacieron las expectativas sobre qué podíamos esperar del nuevo disco de una de las bandas más importantes y queridas de Reino Unido.
Los meses pasaron y las declaraciones de los integrantes del grupo hicieron que nos diéramos una idea de lo que podríamos escuchar. “Menos es más, ¿sabes? Es (un álbum) directo, es lo que es. Hemos tenido la confianza para ponernos a nosotros mismos al desnudo”, afirmaba Tom Meighan, mientras que Serge Pizzorno confesaba que “Yeezus” de Kanye West sirvió de inspiración para “48:13”
La estática de una guitarra y un track reproducido al revés es lo primero que escuchamos de la esperada nueva placa de Kasabian, ‘(Shiva)’ es el tema que nos mete en 1 minuto y 7 segundos de expectación.
‘Bumblebee’ aparece y revienta nuestros oídos, tiene todo el hype que cualquier canción de rap desearía, el coro con sus “yeah, yeah” nos transportan a las calles de Brooklyn, a un show de Beastie Boys en su mejor momento, pero con el toque “kasabianesco” de un solo de guitarra divertido y una guitarra acústica a los 3 minutos, un excelente opening que nos prepara para las 11 canciones restantes.
Un ensamble de cuerdas se ve interrumpido por una guitarra distorsionada y una batería, Tom Meighan toma el micrófono y comienza a interpretar una sencilla pero envolvente línea vocal. ‘Stevie’ es un tema cautivador, a pesar de no ser tan melódico, es un tema que nos atrapa al momento que las cuerdas vuelven y se unen a las guitarras y sintetizadores, dando como resultado un energético coro, gran momento del disco.
‘(mortis)’ baja las revoluciones, voces hipnóticas se combinan con una guitarra acústica para generar un breve sentimiento de tristeza, sentimiento que desaparece cuando ‘Doomsday’ inicia.
Recuerda la mejor fiesta de tu vida, la más salvaje, la más desenfrenada, la que estuvo llena de excesos, si ese momento se pudiera reproducir en un estéreo eso sería ‘Doomsday’, el tema más potente del disco, con un sintetizador que suena desquiciado y un breve riff de guitarra muy surf, uno de los mejores temas de “48:13”.
‘Treat’ por sus percusiones, sus sonidos electrónicos y su métrica, podría ser la continuación de ‘Club Foot’ (Kasabian, 2004), podemos escuchar una mayor influencia al hip hop en este tema, con riffs que sirven más para acentuar que para dar forma a la pista. Desafortunadamente es un tema bastante largo y repetitivo, después del minuto tres y medio ya sabemos todo lo que va a ocurrir.
El momento musical del disco, y quizá uno de los más importantes del año, llega con el track 11.
‘Eez-Eh’ es simplemente una de las mejores canciones del año, lo tiene todo: buena melodía, potencia, diversión, letra pegajosa.
Los sintetizadores y la batería electrónica son fundamentales, son el fondo perfecto para que la voz de Tom Meighan arme de nuevo la fiesta y nos haga inevitablemente sacudir la cabeza y bailar.
Al final llega ‘S.P.S.’, una hermosa es una hermosa balada, emotiva, cálida, muy a la Superfurry Animals fusionada con arreglos de vientos que le dan ese toque de melancolía británica. Después de una tormenta de guitarrazos, sintetizadores, ritmos y baile, llega el momento más emotivo de este material como el perfecto encore para cerrar un gran álbum.
“48:13” es un disco con personalidad, es imposible escuchar por separado cualquier canción sin que nos remita a esta placa, todas las pistas son necesarias y dotan al disco de una identidad propia, bañado de toques hip hop por todos lados, demostrándonos que en verdad el trabajo de Kanye fue una inspiración para este proyecto.
La segunda mitad del álbum cambia esa explosividad por melodías más cuidadas, más tranquilas y un uso excelente de los sintetizadores formando arreglos vitales en las pistas, “48:13” no nos presenta al Kasabian de letras y música poéticas de temas como ‘La Fee Verte’, ni nos muestra la experimentación de pistas como ‘Where Did All The Love Go’ y sus toques hindúes, sino que nos presenta a una banda madura, que sabe bien tanto su estilo como sus habilidades y entró al estudio a divertirse, a hacer lo que se les diera la gana y de paso crear un gran disco, posiblemente el mejor en lo que va de su carrera.