Hay quienes pensamos que no existen las casualidades sino las causalidades y que los famosos “seis grados de separación” no solo entre las personas, sino también entre las situaciones, se hacen evidentes de formas maravillosamente reveladoras y al mismo tiempo, sutilmente misteriosas.
Este martes falleció en Paris, en la comodidad de su casa, el dibujante Albert Uderzo, a los 92 años de edad, consecuencia de una crisis cardiaca sin ninguna relación con el COVID-19 que en estos momentos tiene a Europa sometida, y Francia no es la excepción, por lo que la familia consideró pertinente hacer esa aclaración.
Uderzo tiene una historia por sí misma llena de causalidades, la más importante quizá el haber conocido en 1951, inmediatamente después de la guerra, a un hombre que marcará su destino: René Goscinny. “Yo tengo 24 años, él 25 y queremos rehacer el mundo con toda la inconsciencia y toda la audacia de nuestra juventud”, escribió Uderzo en su autobiografía, publicada en 2008 bajo el título Albert Uderzo se cuenta.
Junto con René y otros compañeros, igualmente ávidos de revolución, fundan en 1959 la revista Pilote, en la página 20 de su primer número aparecen por primera vez Las aventuras de Astérix el galo, y a partir de ahí, con un humor muy sutil y reaccionario, donde en historias ambientadas en la Europa de antes de Cristo, llenas de batallas y choques entre ese antiguo pueblo galo, los romanos y los griegos, se hacía una inteligente crítica a los gobiernos franceses de la segunda mitad del s. XX; los personajes de ese cómic se vuelven rápidamente una referencia para los jóvenes de todo el mundo.
Más de seis décadas después de ese momento icónico, habiendo sido traducida a 111 idiomas y dialectos (incluyendo latín y griego antiguo), esta idea nacida en la mente de Uderzo y Goscinny, se convierte en la historieta francesa más popular del mundo y de todos los tiempos, con 380 millones de ejemplares vendidos.
René muere en 1977, dejando detrás de sí muchas historias dibujadas y creadas con su compañero Albert, quien finalmente tiene que ceder la dirección del proyecto en ese mismo año a Didier Conrad y Jean-Yves Ferri, autores de los últimos cuatro álbumes de Astérix.
Pero Albert Uderzo seguía proponiendo ideas, por ejemplo desde el 2017, en una de las entregas de Astérix y de manera casi premonitoria, al estilo de Matt Groening y Los Simpson, Astérix y Obélix compiten en La Gran Carrera Transitálica. Una competencia de cuadrigas, contra un romano enmascarado llamado Coronavirus que termina teniendo una serie de accidentes que favorecen al final el triunfo de los galos; sin embargo, al quitarse la máscara resulta ser el mismísimo Julio César, ansioso de vencer a los protagonistas de Astérix a como diera lugar, sin conseguirlo.
Ha sido en Twitter principalmente donde en los últimos días se ha viralizado la nota bajo el argumento de que “no es la primera vez que el Coronavirus galopa por Italia”, frase particularmente dura en el contexto de la pandemia mundial actual, pero donde se recobra la esperanza, cuando los mismos internautas afirman: “pero Astérix y Obélix lograron enfrentarlo con éxito”.
Lo cierto es que, como en muchos otros casos, la realidad excede a la ficción y juntas, entrelazadas, ambas hacen poesía.
Qué mejor que recomendar en pleno confinamiento por el Coronavirus que aprovechemos para rendirle un homenaje a Uderzo y Goscinny, haciendo lo que mejor corresponde: leer Las aventuras de Astérix el galo o en su defecto buscar en YouTube la buena selección de animaciones que están disponibles, especialmente la película de 1978 Las doce pruebas de Astérix.